El Manchester United arrambla con el Barcelona
La riqueza ofensiva del equipo inglés acaba con la resistencia azulgrana en un partido más abierto y vibrante que bien jugado en Old Trafford
El United rebosa salud y arrambló con el Barcelona en Old Trafford. Hay rivales y escenarios todavía inaccesibles para un equipo azulgrana que no encuentra su sitio en Europa. Los ingleses son más equipo, tienen mejor plantilla y son más eléctricos que el Barça. Ten Hag no paró de poner delanteros hasta ganar el partido mientras Xavi no paraba de mirar a sus defensas después de un sufrido y estéril ejercicio de resistencia en la Liga Europa. El gol de Lewandowski solo sirvió para cumplir con decoro una retirada que se veía venir desde que empezaron a caer futbolistas azulgrana y aumentó la fiebre ofensiva del United. Ya se sabe que los barcelonistas encajan dos goles por encuentro en las citas continentales, nada que ver con la Liga, y se reencontraron con una derrota que no conocían desde octubre, cuando cayeron precisamente en una cita continental ante el Bayern Múnich.
Xavi recuperó la fórmula de los cuatro centrocampistas aun cuando faltaban Pedri y Gavi, los futbolistas que dan identidad al equipo; el tinerfeño por su calma y finura y el andaluz por su bendita locura, siempre competitivo y más ante adversarios tan intensos como el United. A los azulgrana les interesaba en cualquier caso tener la pelota, acabar las jugadas y evitar las transiciones de un equipo inglés que desde la alineación se remitió al partido de ida si se exceptúa el alta de Lisandro Martínez. Ten Hag se dolió por aquel empate a dos después de que sus jugadores desperdiciaran ocasiones suficientes —palabras del técnico— para rematar la eliminatoria en el Camp Nou.
El arranque del encuentro avaló la apuesta de Ten Hag. Ter Stegen respondió muy bien a un remate a quemarropa de Bruno Fernandes. Apretaba fuerte y muy arriba el United ante el rugir de Old Trafford y los barcelonistas no paraban de perder el balón, inferiores físicamente, incapaces de aguantar el ritmo inglés, demasiado expuestos a las entradas de Bruno Fernandes, Rashford y Sancho, empujados por Casemiro. El único azulgrana que se soltaba de la camisa de fuerza puesta por el United era Balde. El lateral fue enganchado inocentemente por el brazo de Bruno Fernandes en un giro dentro del área y el colegiado pitó un penalti que transformó Lewandowski. El gol fue una sorpresa para un Barça que vivía pendiente del área de Ter Stegen
A pesar de que la posesión del cuero parecía una quimera en un duelo tan intenso, los medios azulgrana sumaban más que los del United. Kessié corría sin parar; Sergi Roberto jugaba fácil, pendiente de la lectura del partido, como solo saben los chicos de la Masia; De Jong saltaba y ayudaba a tapar a Balde; y Busquets corregía y dirigía, referente del partido y punto de apoyo para defensas y delanteros del Barcelona. Los ingleses se desinflaron y dejaron de intimidar a Ter Stegen. El físico de Balde, veloz y rápido, era más desequilibrante que el de Rashford. El segundo gol no llegó porque Sergi Roberto, tan aseado en el juego como poco contundente, perdonó un regalo en la salida del balón de De Gea.
Intervino Ten Hag en el descanso y desafió al Barça con dos extremos después de recurrir a Antony y prescindir del ariete Weghorst. Los azulgrana se espantaron y concedieron el empate por un error de Kessié en la frontal del área que sancionó Fred. Los fallos de los dos equipos marcaban un partido más equilibrado y vibrante que bien jugado a pesar del ruido de Old Trafford. La hinchada volvía a estar inflamada después del despertar el United. El agobio era continuo en el arco de Ter Stegen. Xavi, sin embargo, tardó en actuar, seguramente porque los barcelonistas se volvieron a asentar poco a poco, más presentes en cancha contraria después de un cabezazo de Koundé, neutralizado por la mano de De Gea.
La quietud del técnico azulgrana contrastó con la impaciencia de Ten Hag. El entrenador neerlandés acabó por juntar un pelotón de atacantes aparentemente incontenibles con la entrada de Garnacho antes de que Xavi retirara a Sergi Roberto y apostara por Ferran Torres. El encuentro ya era de ida y vuelta y parecía tener más sentido sumar un tercer delantero que mantener a un interior a la espera de que se recuperara Araujo. No aguantaron los azulgrana, inferiores en el cuerpo a cuerpo, y en un balón ganado por Fernandes llegó el gol de Antony y el remonte del United.
El 2-1 ya no tuvo remedio para el Barça por más que el partido acabara en el área de De Gea. El marcador escapa del catálogo de crueles derrotas europeas del líder de la Liga. A pesar de competir bien, los azulgrana no pudieron contener a un United ambicioso y desbocado en Old Trafford, El teatro de los sueños acabó con la marcha triunfal de un Barça al que se le da igual de mal la Champions que la Liga Europa.
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