Mario Hezonja ensaya el jaque mate
El alero croata casi deja el baloncesto después de la NBA y hoy explota su madurez en el Madrid


Mario Hezonja jugaba ayer al ajedrez en un pasillo del Olímpic de Badalona. El alero del Real Madrid buscaba el jaque mate en una partida en su teléfono móvil después del entrenamiento del equipo. El tablero de las 64 casillas es una de las pocas distracciones de un jugador que piensa continuamente en el baloncesto. Y que se ha convertido en una de las piezas más peligrosas del conjunto blanco, este sábado (18.30, Movistar) semifinalista de la Copa ante el Unicaja Málaga.
Hezonja (Dubrovnik, Croacia; 27 años) ha encontrado su lugar en su madurez deportiva. El dónde y el cuándo han coincidido este curso en el Madrid de Chus Mateo. Es la última parada de una estrella emergente que explotó muy pronto, estuvo a punto de apagarse del todo y ahora brilla de nuevo con luz propia. Hijo de un portero de waterpolo muy estricto con el entrenamiento y los horarios, el joven Mario practicó el deporte de su padre, el balonmano y el fútbol (como delantero goleador) hasta entregar su vida a la canasta.
A los 17 años, el Barça firmó a un diamante en bruto. Así lo recuerda Joan Creus, entonces director deportivo azulgrana: “Destacaba mucho por el físico, para su edad tenía mucha velocidad y potencia, y técnicamente era bueno. A nivel europeo sobresalía al salir muy rápido al contragolpe y anotar muchos triples, era un anotador. Se machacaba en el gimnasio y en la parte técnica después de los entrenamientos. Sin ser un gran defensor. Al tener tanta calidad, miraba más el ataque. Y era un poco irregular”.

Era el Barça dirigido por Xavi Pascual, que le dio pista en el primer equipo hasta que el alero voló a la NBA. Hezonja dormía en Barcelona cuando su nombre sonó en el quinto puesto del draft de 2015, en el que Willy Hernangómez fue elegido en el 35º escalón. Orlando, Knicks y Portland fueron sus estaciones en la meca del baloncesto: 335 partidos y casi siete puntos de media. Allí aprendió a pasar mejor. Y disfrutó sobre todo en los veranos, cuando tenía tiempo para pulir su juego en los entrenamientos. Pero aquel paso por la NBA casi termina en retirada.
Después de la temporada de la covid, Hezonja dijo a su círculo cercano que no volvería a jugar más al baloncesto. Había perdido, recuerda, el amor por el deporte. En dos meses no tocó un balón, solo visitó el gimnasio. La motivación llegó de Grecia, con una llamada para enrolarse en el Panathinaikos. El regreso a Europa sirvió al tirador croata, de 2,03m, para recargar la batería anímica. De su siguiente estación, el Unics Kazán, salió al quedar eliminados los equipos rusos de la Euroliga tras la invasión de Ucrania. Fue cuando el Madrid echó las redes al exazulgrana.
.@mariohezonja showing his RANGE 🎯#7DAYSMagicMoment pic.twitter.com/GC2hnjsmZM
— Turkish Airlines EuroLeague (@EuroLeague) February 3, 2023
En el equipo blanco Hezonja despliega un catálogo inmenso de recursos. Mantiene ese poderío físico que le propulsó de adolescente y en ataque es un finalizador excelso desde el triple o con penetraciones en las que desemboca en el aro por el costado derecho o el izquierdo. Su hábitat natural es el perímetro. Su polivalencia también juega a su favor. “Gracias a Chus Mateo por ponerme en un sitio donde puedo ser mejor”, afirmó Súper Mario tras el triunfo en cuartos ante el Valencia. El croata ha descubierto además una conexión especial con Dzanan Musa, con quien se entiende en la pista con apenas una mirada y con el que comparte piques y apuestas en el tiro después de los entrenamientos. Cuando los dos bombarderos entran en trance, es difícil contenerlos.
Hezonja tocó techo en la Euroliga en la reciente visita al Mónaco (91-95), con su récord de anotación (30), asistencias (6) y valoración (34) en el torneo. “Hoy es más regular”, explica Joan Creus; “mejor reboteador, en ataque y defensa. Y puede jugar en más posiciones, de dos, tres e incluso cuatro”. Desde cualquier ángulo, Hezonja está listo para el jaque mate.
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