Joan Creus: “Para ganar necesitas buenas personas”
El exjugador de Barcelona y Manresa, rivales este viernes en los cuartos de la Copa, repasa su carrera y el baloncesto actual
Joan Creus (Ripollet, Barcelona, 65 años) sacó lustre al oficio de base durante un cuarto de siglo. Ganó la Liga y la Copa con el Barça a principios de los ochenta, con apenas 25 años. Y después repitió las conquistas con el modesto TDK Manresa, en 1996 y 1998, siendo cuarentón. Se retiró de las pistas en 1999, con casi 43 años y la mochila llena de récords. Entre 2008 y 2016 dirigió la sección de baloncesto azulgrana. En esta Copa los dos equipos de su vida, con permiso del Granollers, se miden este viernes (21.30, #Vamos) en cuartos de final. La mejor excusa para repasar su álbum.
Pregunta. ¿A qué se dedica ahora?
Respuesta. Hago muchas cosas. Ahora soy aprendiz de mucho y maestro de nada, como se suele decir. Sigo viendo baloncesto, pero selecciono mucho. Y procuro hacer deporte. Ando bastante, monto en bici, juego al pádel... todo menos baloncesto (risas). Estoy entre Barcelona y Granollers, porque mantengo casa allí. Tengo mucho contacto con el club, que todavía existe. Me han dicho que me van a retirar la camiseta. Jugué 14 años en Granollers (1977-1980 y 1982-1993) y solo seis en Manresa, pero la gente me recuerda mucho más por la etapa en Manresa por los títulos (1993-1999).
P. ¿Cómo titularía su carrera?
R. Lo que más valoro son las 24 temporadas en la máxima categoría, más que los títulos. Detrás de esas 24 temporadas hay cosas muy importantes, pero lo básico es la perseverancia, el día a día. Sin grandes objetivos más allá del principal, que era la pasión por seguir jugando. Siempre quería jugar un año más, un año más y otro… Eso lo destaco más que los títulos con el Barça o el Manresa. La gente busca el objetivo y la obsesión de los títulos y se olvida del camino, del día a día. Y cada día se puede aprender algo que te haga ser mejor. Valoro mucho la constancia. En los últimos 15 años de carrera no me perdí ni un solo partido. Apenas tuve lesiones y cuando las tuve, salí adelante.
P. ¿Los últimos años se disfrutan más por la experiencia acumulada o se viven como una cuenta atrás?
R. Cuando desapareció el Granollers yo tenía 36 años. Mi intención era haber acabado allí y luego seguir entrenando o ayudando en cualquier cosa. Pero con la desaparición del club me quedé colgado. A partir de ahí, fui a Manresa y adquirí el compromiso de ir año a año, pasarlo bien, disfrutar en la pista y hacer balance al final de la temporada, para decidir si continuaba o no. Así estuve seis años más. Hasta que paré. Físicamente podía haber continuado más, pero dije ‘hasta aquí hemos llegado’.
P. ¿Cómo es ganar la Liga y la Copa con el Barça y con el Manresa, en clubes de distinta dimensión?
R. En el Barça estás obligado a ganar y cuando no se gana, ufff, es duro. Son los mismos títulos y valen lo mismo, pero los entornos son muy diferentes. Con un grande disfrutas, pero también pesa la presión. Cuando nadie espera que ganes y sales vencedor se vive una satisfacción enorme. Es como un milagro. Se da muy pocas veces. No recuerdo nada parecido en el mundo del baloncesto a lo que protagonizó ese Manresa. La Copa son tres partidos y hay margen para la sorpresa. Pero en la Liga no hay casualidades. Tienes que imponerte a rivales superiores y es dificilísimo. Éramos un equipo que funcionaba tan bien que esas cosas podían pasar. Lo vivimos como una oportunidad única que había que aprovechar. No íbamos a tener otra. Eso te da mucha fuerza. La fuerza del modesto puede derribar al grande.
P. ¿Le supuso un dilema salir del Barça?
R. Cada uno tiene sus objetivos y también son válidos, como el querer jugar más minutos, disfrutar en la pista… Tuve sobre la mesa la oferta de renovación del Barça por tres años, pero en Granollers jugaba mucho más y me sentía muy bien. No todo son los títulos.
P. Entonces los que jugaban, jugaban muchos minutos.
R. Yo tenía una media de unos 35 minutos por partido. Pero también es verdad que eran otros tiempos. En el Unicaja de la época, había un jugador que era Fede Ramiro acabó una temporada con más de 40 minutos de media por partido porque su equipo jugó varias prórrogas y le salió una media inaudita. Yo me lo pasaba bomba jugando el partido entero.
P. ¿Su longevidad fue por genética o por cuidarse al milímetro?
R. Un día escuché a Nadal decir que él no se ha cuidado nunca obsesivamente sino como lo haría cualquier persona. Yo diría lo mismo. No hice nada excepcional y además, en mi caso, siempre era de los peores en temas de fuerza y potencia. Lo intentaba compensar con otras cosas. Pero, igual que no es bueno obsesionarse por todo al milímetro para rendir, es bueno pensar las 24 horas en baloncesto. Eso puede incluir ir al cine para limpiar la mente y rendir mejor.
“Estuve 24 años en la máxima categoría, y lo que importa es el día a día”
P. ¿Cuál era su rol en aquel Manresa campeón?
R. Siempre tuvimos un espíritu de equipo brutal, aun con distintos jugadores. Funcionábamos como un bloque. Yo llegué con casi 37 años y mi propósito fue siempre predicar con el ejemplo. No era un tipo de líder de hablar mucho. Nunca fui capitán, no me veía en ese papel. Intenté dar buen ejemplo como veterano que era el primero en llegar, en calentar... Igual no era el último en marcharme, pero sí el primero en llegar al entrenamiento. Todos eran más jóvenes que yo y se trataba que vieran que el veterano también podía seguir el ritmo.
P. ¿Qué recuerda de aquella Copa que ganaron en Murcia ante el Barça con un triple suyo en la prórroga?
R. El partido entero no lo he visto ni una vez. Pero claro que recuerdo aquel triple. Todo estaba preparado para que se la jugara Esteller con un bloqueo directo o en un uno contra uno. Me vienen fogonazos… Vi cómo mi defensor se iba hacia él y me dejó solo en el córner. Quedaban pocos segundos y pensé ‘ahora o nunca’. Lo decidí rápido, sabía que luego quedarían unos segundos y había que bajar a defender, pero aposté por no dar más pases y tirar.
P. Las 12 últimas Copas se las han repartido el Madrid y el Barça. ¿Cómo explica ese dominio indiscutible de los grandes?
R. Con el paso de los años, los equipos grandes cada vez se han hecho más fuertes económicamente. Se les puede sorprender, pero es mucho más difícil. El Manresa esta temporada ya le ha ganado dos veces al Barça, pero esta vez irán con mucho más respeto en esta Copa. En los años noventa cada equipo tenía su base de siete u ocho jugadores nacionales y solo dos o tres extranjeros. Eso hacía que hubiera más igualdad. Ahora los grandes son selecciones mundiales, con presupuestos muy altos y plantillas muy grandes para afrontar la dureza del calendario y la exigencia de la Euroliga.
“Actualmente los equipos grandes son selecciones mundiales”
P. ¿Cómo analiza al Manresa de Pedro Martínez?
R. Es espectacular. Es el equipo que más me gusta ver por su juego alegre e intenso. Se salen de los guiones establecidos, buscan contraataques, transiciones rápidas, buena defensa a toda la pista, es un juego muy alegre, con casi 90 puntos de media por partido… Gusta y convence. Es un juego que practican los equipos grandes. Los modestos intentan tapar las virtudes del contrario, ser conservadores, que no haya muchas posesiones… Y el Manresa se ha revuelto contra todo eso. Busca todo lo contrario y a fuerza de repetirlo se han acostumbrado a ese ritmo, que además de ser atractivo les permite competir contra cualquiera.
P. ¿Y cómo ha visto la evolución del Barça desde que usted dejó el cargo de director deportivo en 2016?
R. Tuvo un par de años difíciles, pero poco a poco se ha ido reencontrando. Se ha fortalecido con jugadores muy importantes como Mirotic, Calathes, Kuric… y Jasikevicius ha marcado su carácter y ambición a todo el club. Han encontrado un camino muy bueno. Podrán ganar más o menos títulos, pero el objetivo es estar en disposición de competir por todos. La gente no entiende que al final todo te los juegas en dos o tres partidos y hablan de fracaso si no se ganan, pero la clave es poder competir por todo. Entre los dos grandes siempre hay ciclos. Unas veces domina uno y otras el otro. Puede haber épocas en las que están tan igualados que se intercambian títulos. Nosotros dominamos por completo durante tres o cuatro años, ganamos la Euroliga (2010) y estuvimos dos años más siendo superiores. Pero el Madrid fichó a Laso y empezó a darle la vuelta a la situación. En mis últimos años el Madrid nos pasó por delante, pero siempre fuimos competitivos. La liga regular de 2016 la ganamos nosotros aunque después ellos se llevaron el título.
P. ¿Qué tecla hay que tocar para que un equipo funcione?
R. Son muchas, pero básicamente el factor humano. Se necesitan jugadores que sean buenas personas y prioricen el colectivo, que tengan buenos valores. Los jugadores que lo entienden así son básicos para formar un equipo. Al más alto nivel hay muchos egos y es difícil gestionarlos. Jugadores y entrenadores tienen que poner de su parte. Esto es un deporte de equipo y las cosas solo funcionan si el equipo funciona.
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