Granada y la nostalgia de la Copa plural
En los 90, con dos finales junto a la Alhambra, el torneo repartió alegrías con ocho campeones distintos en nueve ediciones, pero desde 2010 solo lo han ganado Real Madrid y Barça, con seis títulos para cada uno
El carismático baloncesto de los 80, el de los duelos inolvidables entre Fernando Martín y Audi Norris y los patrocinios indelebles —y entrañables— de los equipos de la ACB (Magia de Huesca, Cacaolat Granollers, Clesa Ferrol, Ron Negrita Joventut, Licor 43…) dejó, más allá de la lista de batidos y brebajes, una larga estela de pasión por la canasta que ha vertebrado el imaginario de los aficionados hasta nuestros días. Un apego colectivo que se apuntaló en la década de los 90 con la Copa del Rey como territorio de alegrías plurales y hazañas repartidas. Entre 1990 y 1999, en la etapa más diversa de su historia, la competición tuvo ocho campeones distintos en nueve ediciones: CAI Zaragoza, Barça, Estudiantes, Real Madrid, Baskonia, Manresa, Joventut de Badalona y Valencia alcanzaron el trono. Ahora reina el turnismo, la alternancia bipartidista entre Madrid y Barça (que se reparten 54 de los 85 títulos de Copa, 28 de los blancos y 26 de los azulgrana; y 54 de las 65 Ligas, 35 para los madridistas y 19 para los culés).
Dos de aquellas finales se disputaron además en Granada. La del 92, en la que se coronaron los toreros del Ramiro de Maeztu, con Azofra, Winslow, Herreros, Orenga, Pinone, Pablo Martínez, Aisa y Pedro Rodríguez. Y la del 95, en la que se impuso el potente Taugrés de Kenny Green, Perasovic, Marcelo Nicola, Ramón Rivas y el mvp Pablo Laso. Esa edición de 1995 junto a la Alhambra fue la primera desde 1964 en la que en la final por el título no estuvo presente ninguno de los cuatro grandes de la época: Real Madrid y Barça, y los meritorios viveros de Joventut y Estudiantes.
La sorprendente década de los 90, que se inició con el doblete liguero de la Penya, con Lolo Sainz en el banquillo, y la corona continental de los verdinegros en Tel-Aviv, con Zeljko Obradovic al frente, resultó inédita hasta su epílogo. El Pamesa Valencia de Nacho Rodilla descubrió también la gloria copera en mitad del frío seco del pabellón Pisuerga de Valladolid en 1998, y el TDK del legendario Joan Creus culminó su epopeya conquistando la Liga de ese año abrazado al sofocante fervor del Nou Congost de Manresa.
Veintisiete años después, la Copa vuelve a Granada y lo hace con un panorama muy distinto. Con el baloncesto español convertido en un duopolio incontestable. Real Madrid y Barça se han repartido 27 de los últimos 31 títulos nacionales disputados, incluidas las 12 últimas Copas: con seis títulos para cada equipo, y ocho finales resueltas en un clásico.
Este curso se ha agitado el escalafón de aspirantes y tres equipos se han ganado el billete a Granada contra todo pronóstico. El UCAM Murcia logró su primera clasificación en 26 años (fue anfitrión en 1996) impulsado por Augusto Lima, James Webb e Isaiah Taylor. El Breogán de Lugo, con Dzanan Musa al frente (máximo anotador de la ACB con 19,8 puntos por partido), regresa al torneo 32 años después, tras convertirse en el tercer equipo que, con el actual formato, alcanza la Copa en la temporada de su ascenso —tras el Fuenlabrada (1999) y el Bilbao Basket (2020)—. Y el Manresa que, con el libreto de Pedro Martínez y la voracidad de Chima Moneke, volverá a la cita copera 17 años después. Joventut y Lenovo Tenerife, que se miden en el partido inaugural, y el Valencia, que llega lanzado, completan la lista de alternativas al duopolio.
”Llegamos con las piernas y la cabeza cargadas. Vamos a salto de mata”, señaló Laso en la víspera, tras jugar 10 partidos en 22 días (con cinco derrotas, dos de ellas ante el Barça, que ha ganado sus siete últimos partidos). “Nosotros llegamos en un momento más o menos bueno, pero al final todo empieza de cero. Hay que prepararse, sobre todo, mentalmente”, dejó dicho Jasikevicius. Todo es posible en Granada.
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