El Madrid juega al solitario y golea al Elche
El Real golea sin trabas al colista Elche, al que su portero Badia evitó un calvario mayor, y deja en ocho puntos la distancia con el Barcelona
Tan original fue el partido que en Chamartín jugó el Real Madrid contra el Real Madrid. Los blancos ante una partida al solitario que se llevaron de calle. Enfrente, pese a su victoria ante el Villarreal, la única que puede contar en esta Liga, el afligido Elche, en las mazmorras de esta Liga desde el inicio. Un equipo tan consternado que en el Bernabéu no solo hizo un pasillo al Real como gentileza por su reciente trono mundial. Llegado el fútbol, los muchachos de Machín también abrieron paso a su rival, que se lo pasó pipa. Al Elche se le hizo eterno. Y, de no ser por Badia, su guardameta, el trance pudo ser demoledor.
El Elche despejó cualquier atisbo de duda. Cabía pensar en cierta resaca madridista tras el título en Rabat, máxime ante un partido entre semana, contra un colista muy colista y con Osasuna y el Liverpool a la vista. Y sin la chistera de Vinicius, gran agitador blanco en estos tiempos. No hubo caso, el Real no se hizo el remolón con el Real. Recién madrugado el encuentro advirtió lo confortable de la noche.
Antes de los cinco minutos casi emboca de taco Benzema, y casi revienta la red Militão con un zurriagazo desde fuera del área. Tan de miranda estaba el cuadro ilicitano que de inmediato Magallán y Raúl Guti abrieron la ruta al gol a Asensio. Ambos no quisieron molestar al balear, que agradeció el paso libre y dio un pase a la red de Badia. Un Elche deshuesado. Celos para Vinicius, que bien hubiera agradecido una jornada primaveral ante un contrario tan amistoso. Un partido sin minas.
Ancelotti clavó a Camavinga como medio centro y aparcó a Alaba como lateral zurdo para secundar a Rodrygo en su papel del sancionado Vinicius. Todos los locales la gozaban. Taquitos de Benzema, caños de Rodrygo, ruletas de Ceballos... Quedaba engordar el resultado. De eso también se encargó el conjunto visitante, que no arrestaba a nadie.
A Benzema se le fue un cabezazo en plancha por un pelo y Badia se estiró de lo lindo para desviar un disparo de Valverde. El charrúa se aliaba tan bien con Asensio por la derecha del ataque como en la otra orilla ligaban Benzema, Rodrygo y quien se sumara al baile. Un invitado imprevisto, Roco, central visitante. El zaguero chileno saltó con Benzema con los brazos como aspas. Una mano de libro, un penalti de esta época y del pleistoceno. El capitán madridista perforó la red de Badia y selló un registro histórico: con 229 goles ligueros superó a Raúl como el segundo máximo anotador del Madrid en el torneo. En la estadística global ya solo le superan Messi, Cristiano, Zarra y Hugo Sánchez. Una noche que ni pintada para batir marcas.
Del Elche ofensivo apenas hubo pisadas cuando el Real aflojó algo tras el 2-0. Roco y Carmona amenazaron a Lunin. Un espejismo, por más que, ante ciertas concesiones locales, el equipo ilicitano se aliviara mucho mejor con la pelota que sin ella, falto de mandíbula, de fe.
A un parpadeo del intermedio, en el momento menos turbulento para el Elche, Diego González trastabilló a Rodrygo, caído cuando ya enfilaba un mano a mano con Badia. Benzema, que apercibió lo golosa de la jornada, se adjudicó el penalti: 3-0 y 230 tantos.
Quedaba un tiempo y el partido no daba para mucho más. Difícil medir a cualquier madridista. Quizá sí constatar que Ceballos ya remite al Ceballos que en su día afilió el Arsenal. Y que Camavinga es más centrocampista que lateral.
El segundo acto resultó un asedio al eficaz Badia. Un portero con tajo y mucho tajo. Y singular en este universo fútbol: habla cuatro idiomas, es licenciado en Administración y Dirección de Empresas, se enroló en una Ingeniería y es un devoto de la astrofísica.
Badia evitó mayor crueldad a un Elche al que le queda un calvario hasta el final del campeonato. Con solo nueve puntos, salvo milagro, solo un ejercicio de profesionalidad. Con el Barça lanzado, Chamartín no era la mejor plaza para alimentar el sueño de una remontada que ya no puede demorarse. En Chamartín hizo cuanto pudo, pero el curso ya le venía muy torcido. Desde luego, no le sobran recursos y, con tanto azote, la aprensión bloquea a cualquiera.
Evitada la fuga del Barça, ahora a ocho puntos, el duelo permitió que Ancelotti administrara al equipo. Tan de pícnic era el partido que hasta dio carrete a Odriozola y Mariano, tan relegados toda la temporada al camión escoba. Correspondió a Modric cerrar la cuenta. Lo hizo con un trallazo, única forma de batir a Badía.
En Pamplona y Anfield el asunto será más crudo.
Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.