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Luka Doncic, marca registrada

La estrella eslovena de la NBA encadena exhibiciones con Dallas y cierra una batalla judicial con su madre por sus derechos comerciales

NBA: Luka Doncic
Luka Doncic lanza un triple con los Dallas Mavericks ante Miami Heat.TOM PENNINGTON (Getty Images via AFP)
Juan Morenilla

¿De quién es Luka Doncic? La estrella eslovena es la gallina de los huevos de oro en la NBA. Su impacto en el juego está a la altura de los mayores astros de la Liga y su juventud (23 años), su asombrosa facilidad para hincharse de puntos y ejecutar acciones inverosímiles y su carisma le convierten en un filón deportivo y comercial no solo para él mismo y su equipo, Dallas Mavericks, sino para todo el campeonato y el baloncesto entero. Incluso hasta el punto de desatar una guerra en su propia familia. Mientras encadena una exhibición tras otra en sus apariciones en la pista, Doncic acaba de cerrar una batalla judicial con su madre, Mirjam Poterbin, por el control de su marca.

El conflicto tiene su origen en el verano de 2018, momento del debut del esloveno en la NBA después de su paso por el Real Madrid. Entonces fue Mirjam, una exmodelo divorciada del exbaloncestista Sase Doncic, quien pasó a gestionar la comercialización del nombre de su hijo bajo el rótulo de Luka Doncic 7. Así fue hasta que el jugador reclamó para su dominio lo que consideraba suyo. “Quiero crecer como jugador y es importante recuperar el control de mi marca”, expuso. Mirjam se negó a dejar escapar tan suculento plato en otro capítulo de líos en casa. Durante años, Doncic no se habló con su padre, que fue quien le llevó al Madrid mientras que la madre se dejaba seducir por el Estudiantes y algún euro de más. De modo que el pasado septiembre la figura de los Mavericks firmó una petición a la USPTO, Oficina de Marcas Comerciales y Patentes de Estados Unidos, para cancelar la anterior marca y registrar la suya propia, Luka Doncic 77 (su número en Dallas). El reclamo fue denegado y madre e hijo, con el padre ejerciendo de comentarista televisivo, iniciaron una disputa judicial que solo ahora acaba de cerrarse. Doncic ha retirado la demanda y ambas partes parecen haber llegado a un acuerdo. O al menos a un alto el fuego.

El negocio es inmenso alrededor de un baloncestista con su propia línea de zapatillas, las Jordan Luka 1 de Nike, y con magia en las manos. En los entrenamientos es capaz de anotar desde el lugar y la forma más insospechadas: detrás de la canasta, el pasillo que va a vestuarios, de espaldas, un triple impulsando la pelota con el hombro… Un globetrotter. Y en los partidos salta de récord en récord entre defensas que no saben cómo pararle.

Doncic suma 1.381 puntos este curso en la NBA, 33,7 de media por noche, en lucha con Jayson Tatum (Boston) por el primer puesto. Y su relevancia en Dallas es colosal. El esloveno acapara el 26,6% de los puntos de su equipo, un porcentaje mayor al de otras figuras como Tatum en los Celtics (25,1), Antetokounmpo en Milwaukee (21,5), LeBron en los Lakers (19,8) y Jokic en Denver (19,5). El viernes por la noche sumó 34 puntos, 12 rebotes y siete asistencias en la victoria ante Miami por 115-90, otro día en la oficina para quien el pasado diciembre firmó 60 puntos, 21 rebotes y 10 asistencias ante los Knicks. “Necesito una cerveza para recuperarme”, afirmó tras esa gesta.

Doncic es segundo en las votaciones para el All Star entres los jugadores exteriores del Oeste, solo por detrás de Stephen Curry y con mucha ventaja sobre Ja Morant. Sería su cuarto partido de las estrellas consecutivo, y apunta a estar también en el mismo periodo en el mejor quinteto de la temporada en la NBA. “Sabía que iba a ser un jugador referente en la NBA, pero en unos años, no tan pronto”, cuenta a este periódico Rudy Fernández, compañero de Doncic en su etapa en el Madrid. “Sigue siendo el mismo chaval que subía con nosotros. Gracias a su cabeza está logrando todo, ese es su secreto además de su talento”, añade el alero blanco.

Doncic acelera hacia uno de sus anhelos, el título de mejor jugador de la Liga, MVP, el galardón que en los cuatro últimos años ya ha recaído en un europeo: doblete del griego Antetokounmpo y doblete a continuación del serbio Jokic. Más compleja es la misión de luchar por el anillo en un equipo con un solista de lujo pero sin actores secundarios de altura. El entrenador, Jason Kidd, reclama a sus hombres un mayor esfuerzo defensivo, y la estrella del equipo cruza los dedos por algún fichaje antes del cierre del mercado el 9 de febrero. “Por favor, enviad ayuda”, se lee en un cartel sostenido por Doncic en un mural del artista Preston Pannek. El ruido es tal que hasta el dueño de la franquicia, Mark Cuban, ha salido en público a asegurar que el esloveno no ha pedido refuerzos. Los Mavericks son quintos en el Oeste tras Denver, Memphis, Sacramento y New Orleans.

De lo que no hay duda es que Dallas es Doncic como también lo fue Eslovenia en el pasado Eurobasket. Para bien y para mal. El conjunto que defendía la corona de campeón acabó derrotado en cuartos ante Polonia y su estrella pasó los últimos minutos del partido eliminada por faltas, con la cabeza hundida en una toalla, y tan lastimado el cuerpo (jugó infiltrado por una lesión de tobillo) como el orgullo. “He dejado caer a mi equipo y a mi país”, se fustigó el genio tras esa sorprendente eliminación.

Luka Doncic, durante los cuartos de final del Eurobasket con Eslovenia.
Luka Doncic, durante los cuartos de final del Eurobasket con Eslovenia.FILIP SINGER (EFE)

Su protagonismo fue tan exagerado que a la hora de la verdad, cuando se necesitaba un equipo y no solo un súper jugador, Doncic estaba solo. El chico de oro había concentrado tanto el balón en un grupo armado con Goran Dragic, Prepelic, Tobey…, que la tropa no estaba enchufada cuando había que acudir al rescate. Eslovenia era Doncic o Doncic. El astro jugaba por cinco. Literalmente. En más de una ocasión era el único jugador de su equipo que tocaba el balón en juego durante un ataque. Lo recibía en la línea de fondo, avanzaba, driblaba y lanzaba, mientras sus cuatro compañeros parecían maniquíes o simples espectadores de televisión. Doncic, muy protestón con unos árbitros que le consentían cada grito, firmó 26 puntos de media en el torneo (el 28,5% de su selección), por los 29,3 puntos de Anteto (31,8%) y los 21,7 de Jokic (23,6%). Solo el griego estuvo en el quinteto ideal y lo que era el Eurobasket de los tres gigantes acabó por coronar a un conjunto gremial como España.

Aparcada esa decepción, Doncic regresó a su rutina arrolladora en la NBA. Su productividad es de tal magnitud que, siendo tan joven, se aventura que podría ser el máximo anotador de todos los tiempos. Él, sin embargo, rechaza una longevidad al máximo nivel como la de LeBron James. “No pienso jugar 20 años, prefiero volver a mi granja en Eslovenia”, sonríe. Hasta entonces, Luka Doncic es marca registrada.

Regreso a España

Doncic juega en Estados Unidos pero sigue muy pendiente de Europa, sobre todo del Real Madrid, el club donde explotó. De hecho, ronda la idea de celebrar un amistoso entre el conjunto blanco y Dallas Mavericks en un futuro no muy lejano. En cualquier caso, su regreso a España tiene ya fecha y lugar. Será con la camiseta de Eslovenia entre el 11 y el 13 de agosto en Málaga, en un torneo triangular en el que participará también la selección española y la de Estados Unidos, punto culminante de los actos del centenario de la Federación Española de Baloncesto. Y piedra de toque antes del próximo Mundial, del 25 de agosto al 10 de septiembre.
Mientras, Doncic compite contra las grandes estrellas de la NBA, aunque él no parece preocupado por sus rivales. Cuando hace poco le preguntaron si seguía a Jokic o Antetokounmpo, él respondió: “Veo más Euroliga que NBA”.

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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