Ricky Rubio vuelve a jugar en la NBA después de más de un año de baja
El base catalán regresa con los Cavaliers tras recuperarse de la rotura del ligamento cruzado de la rodilla izquierda que sufrió en diciembre de 2021
Y Ricky Rubio volvió a jugar. El base español ha regresado a una pista de baloncesto para disputar su primer partido oficial desde que el 28 de diciembre de 2021, en un encuentro de los Cavaliers contra los Pelicans de Nueva Orleans, sufriera la segunda rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda de su carrera, tras la padecida en 2012. Ricky vivía hace 13 meses uno de los mejores momentos de su trayectoria deportiva, director de juego de los Cavs y autor de 13,1 puntos, 4,1 rebotes y 6,6 asistencias en 28,5 minutos de media en 34 encuentros con los Cavaliers. Aquella efervescencia que unía la explosividad de su juego, su inteligencia y muchas horas de vuelo en la NBA saltó por los aires y el catalán se abocó a otra larga recuperación. Tan larga que se ha estirado hasta más de un año, 380 días, todo el 2022 viendo a sus compañeros en la Liga estadounidense y en la selección española desde la grada o por televisión.
El nuevo renacer de Ricky Rubio se produjo este jueves en EE UU en el encuentro entre los Cavaliers y Portland Trail Blazers. Fueron 10m 27s en pista, nueve puntos, tres rebotes y una asistencia en el triunfo de su equipo por 113-119, sobre todo recuperando las sensaciones que no disfrutaba desde hace mucho. A los 32 años, Ricky abre una nueva etapa en una carrera que arrancó en la élite con su debut en la ACB en 2005 a los 14 años y que le ha llevado a la meca del baloncesto en Estados Unidos y a la cima del mundo con España. Con muchos tumbos, obstáculos y curvas en el camino de por medio.
He is back @cavs
— NBASpain (@NBAspain) January 13, 2023
Ha vuelto @rickyrubio9 ☺️ pic.twitter.com/PbcG2TbaS9
En Cleveland vive ahora su cuarta estación en la Liga americana tras Minnesota, Utah y Phoenix en un trasiego que no siempre ha sido dulce. Ricky ha sido uno de tantos jugadores utilizados a menudo como moneda de cambio entre franquicias, cromos que repartirse sin que importe muchas veces la opinión de los viajeros. El español lo vivió en sus carnes cuando en el verano de 2020 estaba listo para un nuevo curso en los Suns y sobre la bocina le cambiaron el billete de vuelo por uno rumbo a Oklahoma. El base torció el gesto y las maletas acabaron finalmente en Minnesota, su primer destino en la NBA. “Vaya negocio”, se quejó entonces cuando fue utilizado en un intercambio con Chris Paul. Y lamentó: “Al firmar un contrato, aceptas las condiciones, pero hay formas y formas. Los jugadores somos unos privilegiados, pero los que se encargan de estas cosas tienen que entender que además de jugadores también somos personas. No es plato de buen gusto que cuando estás involucrado en un proyecto, te dejas la piel y ves que vas funcionando, a la primera de cambio te tengas que ir”.
Un nuevo baile de traspasos le mandó a Cleveland mientras disputaba con España los Juegos de Tokio 2021, una cita para la que se subió al tren a última hora después de haber renunciado en un primer momento a la llamada de Scariolo y convencido al final por su mujer para una nueva aventura con el combinado nacional, la despedida de parte de una generación única. En los Cavaliers se ganó los galones y, otra vez, el respeto de compañeros, entrenadores y rivales, hasta que la rodilla izquierda crujió en diciembre. En febrero fue traspasado a los Indiana Pacers en un movimiento testimonial puesto que estaba lesionado de larga duración, como parte de los canjes entre los clubes, y en julio, ya como agente libre, firmó por tres temporadas y 18,4 millones de dólares de nuevo con Cleveland, un fichaje impulsado por José Manuel Calderón, excompañero de Ricky en la selección, exjugador de los Cavs y hoy consejero de la directiva del equipo estadounidense. Con esa camiseta ha remontado Rubio una trayectoria de 12 años en la NBA en la que suma 677 encuentros y ha superado las 5.000 asistencias. “Ha sido mucho tiempo de baja. El grupo tenía muchas ganas de que volviera porque hemos visto cómo ha trabajado este año física y mentalmente, muy duro. Para nosotros es un jugador clave”, explica Calderón sobre la resurrección del base.
Ricky contó en el podcast El Reverso la dificultad de este nuevo regreso: “Me acuerdo de un día, cuando llegué a El Masnou a las dos semanas de operarme, estaba con muletas y no sabía bajar las escaleras de mi casa. Eran las cinco de la mañana, con el jet lag... y empecé a llorar”.
Su baja también generó un abismo y un movimiento de tierras en la selección española. Sin Ricky, lesionado a la vez Carlos Alocén y tras la renuncia de Sergio Rodríguez al combinado nacional después de los Juegos de Tokio, la federación reclutó como nacionalizado por la vía exprés al estadounidense Lorenzo Brown. El fichaje salió de perlas y el base llevó el timón del conjunto de Scariolo en el triunfo en el pasado Eurobasket. El gran rendimiento deportivo de Brown y su buen encaje en el vestuario permiten al hoy jugador del Maccabi opositar con fuerza a las próximas grandes citas internacionales, el Mundial de este 2023 (del 25 de agosto al 10 de septiembre en Filipinas, Japón e Indonesia) y los Juegos Olímpicos de París 2024. Dos asaltos a la cumbre para los que podría regresar Ricky al frente de una selección que es la actual campeona del mundo y europea, y número uno del ránking de la FIBA por delante de Estados Unidos por primera vez en la historia. El base catalán fue precisamente elegido el mejor jugador del Mundial de 2019 en China, su tercer oro con La Familia tras los bingos continentales de 2009 y 2011. En su mochila, siete medallas en total y 157 partidos internacionales.
Ricky se colgó también la plata olímpica de Pekín 2008, la primera de las dos inolvidables finales contra las estrellas de la NBA. Faltó en el choque de 2012, caído entonces por esa otra rotura del ligamento cruzado de la rodilla izquierda que le dejó nueve meses en el dique seco. La misma lesión de la que ahora se ha levantado, más fuerte y decidido, para volver a brillar en la NBA y en la selección.
“Por su explosividad, el reto es mayor”
“Una lesión de un año deja una huella evidente”, explica Juan Antonio Corbalán, base del Madrid durante 16 temporadas y hoy médico. “Hace 20 años sería casi imposible que Ricky volviera a jugar al máximo nivel por el tipo de operaciones que se hacía y la recuperación. Raül López también sufrió dos roturas del cruzado en la misma rodilla. Hoy se puede seguir jugando, aunque habrá que vigilar que la rodilla no se hinche después de los entrenamientos y los partidos”, añade Corbalán, que señala una vuelta de tuerca más para el base catalán por el tipo de jugador que es. “Para un pívot, algo más estático, sería más fácil volver al máximo. Para un jugador como Ricky, de gran movilidad y explosividad, el reto es todavía mayor”.
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