“Swiatek va a estar en la cima mucho tiempo”
La número uno, de 21 años y ganadora de tres grandes, se adueña del tenis femenino con su juego granítico y es la indiscutible jugadora a batir en Melbourne
Cuenta Cristina Bucsa, de 25 años, que lo que más le apetece hacer al volver a casa, concluida ya la aventura individual australiana (que no todavía la de dobles), es ver a su madre y que el duelo contra Iga Swiatek (6-0 y 6-1 tras 55 minutos) le ha servido de valiosa lección. “A mí me gustan los retos, y ella me lo ha puesto bien difícil. Me ha enseñado que tengo un margen de mejora brutal y sobre todo a mejorar la intensidad, porque le da muchísima intensidad a la bola en cada golpe. Sí, sí, es una máquina”, expone la cántabra, sometida a ese balanceo corrosivo que ejerce la número uno del mundo, un software programado para la demolición.
Es la ley de Swiatek, portento físico que exprime a las rivales hasta que se les agota el aliento. “Veía que me iba llevando hacia atrás, y a nada que la bola se me quedaba corta, ella dominaba el punto”, prosigue la española, en una experiencia por la que a lo largo del último año han ido pasando todas las jugadoras que han retado a la polaca; en concreto, las casi 80 adversarias que pasaron por sus manos el curso pasado, de las que solo nueve lograron lo que hoy día es poco menos que una quimera, derrotar a la actual gobernadora del circuito femenino.
“He intentado variarle un poco, y por ahí he conseguido rascarle algunos puntos”, responde Bucsa, a la que no se le borra la sonrisa y que ha conseguido franquear la barrera del top-100 de la WTA gracias a su recorrido en Melbourne. “Pero lo de hoy se me ha hecho largo. Venía machacada del partido contra Bianca [Andreescu, campeona del US Open 2019] y lo he notado, pero aun así me ha encantado jugar contra ella; aunque no haya sido muy bueno el resultado he intentado disfrutarlo”, continúa la tenista, rendida este viernes por la candidata que de verdad se ha postulado a coger el relevo.
A un lado Ashleigh Barty, retirada desde marzo, Swiatek cogió de inmediato el mando y no lo ha soltado. En 2020 asomó como una especialista sobre tierra batida con el título de Roland Garros, pero se ha adueñado también del asfalto y además de hacerse con el último US Open, se perfila como la indiscutible favorita para triunfar en Australia, donde alcanzó las semifinales en 2021. De momento ha resuelto sus compromisos –Niemeier, Osorio y Bucsa– sin llevarse arañazo alguno, y afrontará a Elena Rybakina con el índice de confianza por las nubes, por mucho que en ocasiones se sienta como un “robot” al exigírsele ganar o ganar, da igual el contexto.
¿Gauff? ¿Sabalenka? ¿Jabeur?
“He tenido que trabajar mucho para estar ahora así, siento que he adquirido un ritmo distinto”, advierte la de Varsovia. “Cuando se retiró ella [Barty] sentí una gran motivación”, prolonga, después de que la australiana –ganadora de tres grandes, los mismos que posee hoy día su sucesora– la señalara como la aspirante más firme a ocupar el trono y marcar el ritmo en la nueva etapa. “Jamás pensé que sería posible ganar un Grand Slam”, admite, habiendo conquistado ya París (2020 y 2022) y Nueva York (2022), con Melbourne ahora entre ceja y ceja.
El tenis de Swiatek (21 años) va expandiéndose y además de controlar los códigos de la tierra, se ha convertido en una garantía sobre cemento. El año pasado, cinco de los ocho trofeos que alzó procedían del asfalto y es la jugadora a batir en el inestable escenario femenino. Mientras unas vienen y otras van, ella es la única que ofrece regularidad y la que mejor procesa los vértigos de la cima. Se eleva, se reafirma y se multiplica la polaca, mientras se busca alguna pareja de baile o rivales que puedan incomodarle e impedir el monólogo. Extraviadas varias tenistas llamadas a la sucesión, ella es el desafío.
“Es difícil saberlo. Pienso que Coco Gauff está dando los pasos, está progresando. Si tuviera que elegir, diría que ella va a estar en la cima mucho tiempo”, apunta a este periódico John McEnroe; “al margen de ella, hay una serie de jugadoras que van como una montaña rusa. Decimos: ‘muy bien, Aryna Sabalenka va a ganar un grande’, y de repente se pasa un año luchando con su servicio; ahora parece que ha retomado el rumbo. Aparece Ons Jabeur y nos preguntamos si va a esta ahí, pero cuesta decidirlo. Para mí, Swiatek tiene que centrarse en su propio juego y en cuidar los diferentes aspectos. Creo que va a ganar muchos más grandes, pero no debe preocuparse de las demás”.
MEDVEDEV, NORRIE, TIAFOE Y SAKKARI, FUERA
Desde que cediera en la final del curso pasado contra Rafael Nadal, el ruso Daniil Medvedev no termina de enderezar el rumbo. Aunque comenzó el 2023 inspirado, ofreciendo buenas dosis de juego en sus primeras apariciones, este viernes fue apeado por el prometedor Sebastian Korda en la tercera ronda: 7-6(7), 6-3 y 7-6(4).
De esta forma, por primera vez desde 2006 ninguno de los dos finalistas de la última edición figurará en el cuadro de los octavos. Sí lo hará el estadounidense, un tenista en fase creciente que de dar un nuevo estirón, se consolidará como uno de los baluartes del circuito a medio plazo.
Al margen de la derrota del ruso, finalista también en la edición de 2021, la jornada deparó dos salidas todavía más sorprendentes, la del norteamericano Frances Tiafoe (6-3, 6-4, 3-6 y 7-6(9) favorable a Karen Khachanov) y la del británico Cameron Norrie (6-7(8), 6-3, 3-6, 6-1 y 6-4 para Jiri Lehecka).
En clave femenina, la china Lin Zhu dio la campanada del día al eliminar a una de las candidatas al título, la griega Maria Sakkari (7-6 (3), 1-6 y 6-4). Mientras, las estadounidenses Coco Gauff (6-3 y 6-2 a Bernarda Pera) y Jessica Pegula (6-0 y 6-2 a Marta Kostyuk) avanzaron con paso firme.
Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.