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Chelsea, récord de pánico

El gasto en fichajes del club de Londres asciende a 470 millones de euros desde agosto. La urgencia financiera por entrar en la Champions precipita una cifra insólita

Chelsea
El presidente del Chelsea, Todd Boehly, junto a Jonathan Goldstein, director y copropietario, y Graham Potter, el entrenador, durante una sesión de entrenamiento en octubre.Darren Walsh (Chelsea FC via Getty Images)
Diego Torres

Sacudidos por el pánico que les produce la probabilidad creciente de no jugar la Champions la temporada que viene, los nuevos propietarios del Chelsea se han arrojado a una vorágine consumista sin precedentes en la historia del fútbol. El fichaje del ucranio Mykhailo Mudryk, el domingo pasado, elevó la suma total invertida en contrataciones de jugadores y técnicos hasta los 470 millones de euros, a punto de superar los 493 millones de ingresos registrados al cierre del ejercicio 2020-21. Nunca un club gastó tanto en el curso que va del mercado estival al invernal. La cuenta seguirá en marcha dos semanas más. Fuentes próximas a la sociedad de Londres indican que el voraz líder de los fondos de inversión que componen la nueva propiedad, el banquero estadounidense Todd Boehly, se ha empeñado en contratar a Moisés Caicedo, del Brighton, antes de febrero.

“Nuestro objetivo es desarrollar jóvenes dándoles tiempo de juego”, proclamó Boehly, a modo de presentación, cuando en septiembre explicó las líneas maestras de un plan que, dijo, pretendía replicar el modelo de la compañía Red Bull, que intercambia jugadores entre sus dos clubes, el Leipzig y el Salzburgo. “Para desarrollar a nuestros jugadores”, prosiguió, “la mejor manera es adquirir otro club [para cederlos] en un campeonato muy competitivo, quizás en algún lugar de Europa”.

Lo que no explicó el sucesor de Roman Abramovich fue que aquello que más estimaba del complejo Red Bull no era su escuela sino el crecimiento económico que evidencia gracias a su constante participación en la Champions. Para un club como el Chelsea, que apenas roza los 40.000 abonados y que por masa social no se sitúa ni entre los cinco primeros de Inglaterra, los ingresos comerciales y por derechos de televisión que se derivan de la competición más importante de Europa equivalen a un seguro de vida. Tras desembolsar 5.000 millones de euros en la compra del club, el verano pasado, la única manera de recuperar la inversión es acceder a los cuatro primeros puestos de la liga, puerta de la Champions. Una quimera, a la vista del hundimiento que sufre el equipo, décimo clasificado en la Premier.

“Firmo porque nos quedemos como estamos”, dice un veterano del Chelsea que suele trabajar para el club y prefiere el anonimato. Su alarma se argumenta en la evidencia. Los equipos que marchan por arriba en la clasificación no se muestran más frágiles, y la mayoría de los que avanzan por debajo —como el Aston Villa de Emery o el Wolves de Lopetegui— evolucionan positivamente. El contexto es desfavorable y los estrategas se muestran desorientados. Boehly, porque da crédito a todo aquel que se le arrima a darle un consejo, y Graham Potter, el entrenador, porque cambia de sistemas y de jugadores sin reprimir la perplejidad. No percibe que la exhibición de sus dudas tiene un efecto desolador en la plantilla.

Mudryk (70 millones de euros más 30 millones de variables), Wesley Fofana (80), Cucurella (70), Sterling (55), Badiashile (40), Koulibaly (40), Chukwemeka (20), Santos (12), Datro Fofana (12) y Aubameyang (12), componen, según el portal Transfermarkt, la lista de fichajes más cara de la historia. Sorprendente para los aficionados y espantosa para los profesionales al servicio de la secretaría técnica, que señalan que cuanto mayor es la inflación peor es la calidad de los refuerzos que llegan.

Mykhailo Mudryk durante el descanso del partido entre el Chelsea y el Crystal Palace, en Stamford Bridge este domingo.
Mykhailo Mudryk durante el descanso del partido entre el Chelsea y el Crystal Palace, en Stamford Bridge este domingo.Darren Walsh (Chelsea FC via Getty Images)

“Tenemos que ser pacientes”, dice Roberto di Matteo, el técnico que llevó al Chelsea a lograr su primera Champions, en 2012. “Hay que darles tiempo para que el entrenador y el presidente impriman su autoridad”. El tiempo, sin embargo, obra con saña. Potter se desgasta día a día. El técnico inglés no consigue distinguir al útil del que no lo es. Apabullado, se ha dejado tentar por la demagogia. Atento a agradar al público y al dueño, asciende al primer equipo a canteranos como Lewis Hall, muchachos que se preparaban para ir cedidos a un equipo de Segunda y que se ven súbitamente metidos en una crisis en la Premier. Testigos del enredo son los jugadores que Boehly ha pagado a precio de oro, desmoralizados ante la falta de una dirección coherente y abrumados por la sensación de que ya no tienen un lugar en el proyecto. Si figuras como Havertz, Jorginho o Pulisic, todos hombres de Abramovich, ya se sentían extrañas en verano, ahora el sentimiento de desarraigo se extiende a algunos de los fichados por Boehly. Futbolistas como Aubameyang o Koulibaly observan que Potter les deja de lado para meter a los últimos en aterrizar.

40 millones para Araujo

”Si usted vende a Koulibaly yo me encadeno a una portería”, le dijo Luciano Spalletti, entrenador del Nápoles, a su presidente, Aurelio de Laurentis, cuando hace un año continuaron llegando ofertas para fichar al central que muchos expertos consideran el más cualificado del mundo para defender en campo rival. De Laurentis, según un agente implicado, rechazó ofertas de 90 millones de euros por el senegalés, modelo de equilibrio e integridad profesional. Spalletti solo se resignó a perderlo cuando el jugador pidió que lo vendieran. Pero esa roca emocional parece desmoronarse por momentos en la ciudad deportiva de Cobham. Así lo ven los empleados del Chelsea: a sus 31 años, por primera vez en su carrera, Koulibaly es presa de la ansiedad.

Potter sospecha de todos. También de Koulibaly. Pide más defensas y Boehly no se corta. Espoleado por los pésimos resultados del equipo, el 5 de enero pagó 40 millones por Benoît Badiashile, un central del Mónaco sin rasgos sobresalientes, y por la misma fecha envió un emisario con una propuesta para Ronald Araujo, el central del Barcelona. Le ofreció una prima de traspaso de 40 millones de euros más diez millones netos de salario anual por cinco temporadas. Un abogado que conoce la operación señala que Araujo está legalmente autorizado a negociar y firmar con quien quiera, ya que el contrato que le hizo Josep María Bartomeu acaba en junio y la renovación que le prometió Laporta en abril de 2022 nunca fue inscrita. El mejor defensa de la Liga sigue cobrando lo que cobraba en la cantera: 800.000 euros brutos, según la Liga.

El Chelsea es el club que más dinero ha gastado en la última década —1.815 millones de euros, justo por encima del Barça que suma 1.811, según el Centro Internacional de Estudios del Deporte—. La cifra crece. Amenaza con seguir inflándose antes de que florezca el cerezo. El miedo de Todd Boehly cuesta millones.


Ranking de equipos que más ficharon en una temporada:

1. Chelsea 22/23 467 (se incluye el fichaje al Brighton del entrenador Graham Potter y el de Raheem Sterling)
2. Barcelona 17/18 380 (Dembelé y Coutinho)
3. Real Madrid 19/20 356 (Hazard)
4. Manchester City 17/18 318 (Mahrez)
5. Barcelona 19/20 299 (Frenkie de Jong y Griezmann)
6. PSG 18/19 262 (Mbappé)
7. Chelsea 17/18 261 (Morata)
8. Juventus 18/19  260 (Cristiano)
9. Real Madrid 09/10 259 (Cristiano, Benzema y Kaká)
10. Atlético 19/20  247 (Joao Félix)
11. Chelsea 20/21   247 (Havertz y Werner)
12. Manchester United 22/23 240 (Casemiro y Antony) 
13. PSG 17/18  238 (Neymar)

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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