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Letesenbet Gidey busca en el maratón de Valencia un récord que haga recordar a Abebe Bikila

El debut en la larga distancia de la etíope, plusmarquista mundial de 5.000m, 10.000m y medio maratón, ha generado la expectativa de un gran acercamiento a las marcas masculinas

Carlos Arribas
Letesenbet Gidey, en la Diamond League de Mónaco, en 2020.
Letesenbet Gidey, en la Diamond League de Mónaco, en 2020.ERIC GAILLARD (Reuters)

Paco Borao y su amigo Toni Lastra inventaron en 1981 el maratón de Valencia casi como un capricho, para correrlo ellos y sus amigos; 30 años después, cuando Borao fue elegido presidente de la asociación mundial de maratones, la alcaldesa Rita Barberá puso el plano de la ciudad a sus pies, haz lo que quieras, y Juan Roig, el presidente de Mercadona, le dio un empujón económico a través de la Fundación Trinidad Alfonso, y este viernes, pasados ya 41 años del primer maratón, ahí está Borao, aguantando la brisa fresquísima en los sombreados bajos de los monstruos de Calatrava en la Ciudad de las Ciencias diciéndole a Letesenbet Gidey que se abrigue bien con el plumas, que hace frío, que no puede agarrarse un catarro en la conferencia de prensa dos días antes del gran día.

Será el domingo (8.15, diferentes cadenas televisivas). Será el gran día para 30.000 corredores aficionados de más de 120 países, más de medio mundo, que ya invaden la ciudad. Será algo más. Será el debut más esperado en la historia del maratón. Será un gran día, y no lo dice él, Borao, aunque lo piensa, lo dice todo el mundo, no solo para el maratón de Valencia, y su presupuesto de solo seis millones de euros, considerado ya como el séptimo grande, el más importante del mundo después de los seis majors a los que todos quieren imitar –Boston, Londres, Nueva York, Chicago, Berlín y Tokio--, sino para el progreso del atletismo mundial. Será, lo dicen todos, los expertos y los aficionados que aún hablan y no paran, apasionadamente, de lo que hizo Gidey, atleta etíope de 24 años, las otras dos ocasiones en las que compitió en Valencia, el día en el que en todo el mundo empiece a debatirse seriamente sobre la posibilidad de que la mujer se acerque casi hasta quemar a las marcas de los hombres en las carreras del fondo.

Le valdrá a Gidey simplemente con batir el actual récord del mundo femenino, las 2h 14m 18s que marcó la keniana Brigid Kosgei en Chicago en 2019. “Yo creo en ello, creo que lo puedo batir, aunque sea el primer maratón que disputo. Me he entrenado muy bien para ello”, dice la inteligente Gidey, palabras justas, sin florituras, y mirada tímida a las costuras del plumas que la abriga o a su entrenador, Haile Eyasu, que parece dictarle y todo lo controla.

No solo eso. El calibre de los tres récords mundiales que ya posee (14m 6,62s en los 5.000m, batido en la Valencia solitaria de la pandemia en octubre de 2020; 29m 1,03s en los 10.000m, en Hengelo, en 2021, y, sobre todo, el media maratón, 1h 2m 52s, en Valencia, el otoño del 21, a un ritmo de 2m 58s el kilómetro, a más de 20 kilómetros por hora) es tal que el único comentario de muchos es, sencillamente, que no solo lo batirá, sino que conseguirá una marca de 2h 12m o 2h 13m, a un ritmo de 3m 9s o 10s el kilómetro. Podría incluso rozar una de las marcas sagradas de la historia del atletismo en Etiopía, las 2h 12m 11s, récord del mundo masculino entonces, con que ganó su segundo oro olímpico, en Tokio 64, Abebe Bikila, el dios de la carrera de 42,195 kilómetros, el infatigable soldado del Negus, el atleta de los pies descalzos en Roma 60. Y ella y Bikila y el único Haile Gebrselassie, forman ya la santísima trinidad del atletismo etíope.

“Sí”, añade Gidey, que se entrena en Addis Abeba a 2.700 metros de altitud, 240 kilómetros semanales a veces, y series de 20 kilómetros, 50 vueltas, en la pista de 400m, y ritmos infernales. “Después de mi récord de media mi mánager y mi entrenador me convencieron de que había que ir a por el récord del maratón”.

Su 1h 2m 52s es una marca propia de carreras masculinas, de campeonatos de España de media maratón, de competiciones internacionales. “¡Son marcas de hombres!”. Así se expresa Javi Guerra, uno de los mejores maratonianos españoles, que cuando disputaba la media maratón valenciana, llegado al kilómetro 10, vio cómo le alcanzaba a toda velocidad el tren de Gidey, la atleta etíope y sus tres liebres masculinas en flecha. “El último kilómetro lo hizo a 2m 50s. Y me costó engancharme”, reconoce el maratoniano segoviano que el domingo también correrá en Valencia. “Y yo me decía, pero si estoy bien, estoy a un ritmo muy bueno, y me alcanza esta mujer… Viendo lo que he visto, no me extrañaría que la mujer algún día no muy lejano baje de 2h 10m”. Y habla Guerra de una cifra mágica, algo así como las dos horas redondas en hombres.

Y el fisiólogo Xabier Leybar asiente. “Su 1h 2m 52s está bien para un chico... La aproximación hombre-mujer se dará, pero en una distancia más larga que un maratón”, dice Leybar, quien ha guiado la carrera de grandes atletas, como el marchador Chuso García Bragado. “Fisiológicamente las mujeres tienen una mejor utilización de las grasas cuando se acaba el glucógeno, un combustible que permite ir más rápido pero cuyos depósitos en el cuerpo son limitados mientras la grasa en inacabable. Cuando se acaba el glucógeno se llega a la frontera, el llamado muro del maratón, que no son los famosos 30 kilómetros, sino que se calcula en tiempo, y se habla de entre 75 y 90 minutos”.

El estilo de carrera de Gidey, muy económica de movimientos, muy eficiente, regular como un metrónomo, se combina con su inteligencia, con su capacidad de correr a lo Steve Cram, como cuenta Juan Botella, uno de los dirigentes de Correcaminos, el club que organiza la prueba valenciana, y que ha mantenido contacto casi diario con Gidey para saber cómo iban sus entrenamientos, y a la que admira, y admira su personalidad, su capacidad para decir en su tierra, en la región Tigray, tradicionalista, copta, la mujer condenada a casarse a los 16 años y olvidar todos sus sueños, que ella quería ser médica o volar, y la admira casi tanto como a la carrera en sí. “Correr como Cram significa hacer la primera parte a un ritmo más lento del que parece necesario para apretar luego al final. Y así hará”.

“No solo ella corre así, siguiendo la llamada estrategia italiana, doblar restando, más rápida la segunda media que la primera”, dice Leybar, quien explica que se puede calcular el tiempo de un maratoniano sumando cinco minutos al doble de su mejor media maratón, lo que daría e Gidey 2h 11m, extraordinarias. “Es la única forma de no darse con el temido muro. Y también le favorece poder contar con liebres masculinas que aguanten su ritmo. Luego, las mujeres tienen desventajas respecto a los hombres. Fisiológicamente tiene más grasa estructural, en las mamas, en las caderas, que no les permite adelgazar tanto como a los hombres, y luego el ángulo Q, el que forma el cuádriceps con la rodilla, más abierto que el de los hombres porque sus caderas son más anchas por la necesidad de dar a luz, y ese ángulo molesta mucho en los últimos kilómetros”.

Si el número de corredores populares alcanza los 30.000 y no se puede aumentar por la limitación de plazas hoteleras en Valencia, la carrera de elite contará con cerca de 300 atletas. “Habrá liebres para dos ritmos en la carrera masculina. Uno, para bajar de 2h 3m, que es el récord de la prueba masculina [Evans Chebet, 2020] y romperlo es siempre uno de nuestros objetivos, y a ello aspiran Tamirat Tola, actual campeón del mundo, y su compatriota etíope Getaneh Molla”, dice Marc Roig, el encargado de seleccionar atletas. “Luego habrá un ritmo de 2h 6m, con el que Ayad Lamdassem intentará batir su récord de España, de 2h 6m 25s”. En mujeres, Marta Galimany intentará también batir el récord español (2h 26m 51s, de Ana Isabel Alonso, en 1995). La organización no sabe, sin embargo, el ritmo que llevarán las liebres, personales, las tres suyas de siempre, no suministradas por la organización de Gidey (los etíopes Werkineh y Niguse, y el keniano Soi). ¿A 3m 10s el kilómetro? ¿A 3m 9s? Una referencia que intentará evitar es la de la keniana Ruth Chepngetich, que comenzó atómica el reciente maratón de Chicago, a ritmos verdaderamente masculinos (15m 11s el pasó por el kilómetro cinco, 30m 4s por el 10, a ritmo de 2h 9m, y una media de 1h 5m 40s) y terminó reventada, en 2h 14m 18s, a 14s del récord mundial, tras una segunda media de 1h 08m 38s. A la inversa de la lógica inteligente de Letesenbet Gidey, la diosa que corre su primer maratón, dramática y grandiosa.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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