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El ‘entorno Piqué’ tiene en vilo al Barça

La condición de exjugador, empresario y posible aspirante a la presidencia le convierten en un caso especial para el club

Piqué saluda cariñosamente a Messi durante un partido de Champions con el Barça.Foto: GETTY
Ramon Besa

Aumenta el entorno del Barça con notables como Piqué en un momento en que el presidente Laporta ha decidido llevar el club como una “empresa familiar” y Xavi explica que el equipo es “una familia”, mucha franqueza para afrontar una situación crítica que exige profesionalidad y la mayor unidad cuando se prepara la mudanza a Montjuïc para la próxima temporada a fin de actualizar el Camp Nou. El Barça necesita masa crítica además de lealtad para dar con un diagnóstico inequívoco que permita corregir el rumbo de la institución y del equipo tras la salida de figuras como Piqué.

Todavía no se sabe el efecto de su adiós sobre el Barça. El central ha anunciado que volverá mientras Laporta intenta que regrese Messi. No es precisamente una situación comparable porque se sabe que Piqué anunció en su día que le gustaría ser presidente del Barcelona. Al rosarino en cambio todavía le queda un tiempo como futbolista antes de ser entrenador, director deportivo o el cargo que pida si finalmente reaparece por el Camp Nou. Un plan relativamente parecido al de Iniesta. El futuro inmediato de Busquets, mientras, está en Miami y se desconocen las intenciones de Puyol.

Los jugadores más emblemáticos de aquel equipo campeón con Guardiola se han dispersado mientras el técnico concentra el interés de la Premier a partir del fútbol del City después de dejar huella en la Bundesliga con el Bayern. No parece que Guardiola tenga intención de volver de momento al Barça. Tampoco se ha mostrado distante sino que mantiene incluso una buena relación con Laporta y Xavi. Afirmó únicamente que el proyecto barcelonista necesita tiempo y paciencia más que la urgencia de los títulos que se piden desde el palco y el banquillo del Camp Nou.

No hay toxicidad de momento en un entorno azulgrana cada vez más amplio y noble sino que se impone una cierta mesura a pesar de que algunos de sus miembros se sientan dolidos por el trato que han recibido del club como ha sido el caso también de Koeman. El sacrificio del neerlandés se acabó por asumir como natural por causas deportivas propias de cualquier club que necesita resultados de la misma manera que el despido de Messi se justificó por cuestiones financieras atribuidas a la mala gestión de la directiva presidida por Bartomeu.

La situación es muy distinta con Piqué. El jugador está igual de dolido con Laporta que con el director de fútbol, Mateu Alemany, así como con el técnico, Xavi. Los tres tienen argumentos económicos y también deportivos para defenderse, sobre todo desde que el central evidenció que ya no podía competir al máximo nivel, dolorido por las lesiones y retratado en el partido contra el Inter. Xavi encontró un motivo objetivable para argumentar su decisión de relegar al jugador al banquillo y ya tiene además al futbolista que simboliza el cambio imprescindible para que se visualice cualquier revolución futbolística: Piqué.

La habilidad del jugador ha sido precisamente la de convertir una dura decisión deportiva, abonada por una situación personal y profesional delicada, en un acto de homenaje por su brillante carrera futbolística en el Barcelona y su currículum de hombre de negocios moderno que nada tiene que ver con el jugador clásico. El mérito es mayor si se tiene en cuenta que grabó el vídeo de su despedida en el Camp Nou sin que nadie del club se enterara de que era para dejar el Barça.

“Volveré”

Piqué no solo ha sido un futbolista sino que nació para ser jugador del Barcelona. Nadie duda de su condición genuinamente culé y con su actitud ha obligado a recordar que una cosa es el club y otra la directiva, diferencia que ha interiorizado como miembro de la plantilla y también como empresario, especialmente cuando ayudó a capitalizar a la entidad en los tiempos de Bartomeu. Piqué nunca será solo un exfutbolista sino que se convertirá en un empresario del deporte que no aspirará necesariamente a un cargo directivo ni técnico sino que su intención puede ser presidir el Barça.

No es una posibilidad a corto plazo después de que Laporta fuera elegido en 2021. No se discute su mandato sino que se escrutan en silencio sus decisiones desde que prescindió del director general Ferran Reverter e hipotecó parcialmente al club para empezar un carrusel de fichajes que culminó con Lewandowski. La situación del club es tan delicada que a diario se discute sobre su modelo de propiedad y gobernanza por más que el presidente asegure que el Barça nunca será una sociedad anónima. Los grupos inversores, sin embargo, rondan a la entidad, sobrepasada por la deuda y la masa salarial, pendiente de financiar el Espai Barça.

El desafío es mayúsculo para Laporta y la responsabilidad es máxima para Piqué. El mensaje de “volveré” admite distintas lecturas, tantas que de momento no se sabe cómo actuará el entorno Piqué. Un acto institucional a celebrar próximamente podría ayudar a aglutinar el Barça.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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