Imanol, un traje de diseño para la Real Sociedad
El técnico donostiarra, a un paso de su renovación, da otra vuelta de tuerca al equipo txuriurdin, que suma ocho triunfos seguidos
Como en el fútbol todo es cíclico, seguro que llegarán momentos peores, pero lo que está claro a estas alturas de la película es que Imanol Alguacil le sienta a la Real Sociedad como un traje de diseño a un maniquí. Es un hombre de la casa, hecho y formado en Zubieta, y que ha dado con la clave a base de mucho trabajo y bastante estudio. La Real de Imanol se ha convertido en un equipo de autor que ha ido evolucionando con el paso de los años.
De ser un conjunto vistoso, de juego alegre pero a veces falto de contundencia, se convirtió la temporada pasada en una roca defensiva, que basó su clasificación europea en resultados con pocos goles a favor, pero con la portería blindada. Desde que comenzó la presente Liga, el equipo ha seguido evolucionando. Imanol le ha dado otra vuelta de tuerca y ahora parece una mezcla entre las dos opciones, aunque con la solidez como marca de fábrica.
La llegada de Brais Méndez, que mejora con mucho sus buenas prestaciones en el Celta, ha elevado el juego del equipo en el que brilla Silva y Merino trabaja y profundiza. Ni la marcha de Isak al Newcastle, ni la grave lesión de su sustituto Sadiq, han alterado la fisonomía de un equipo cada vez más cuajado, en el que la mano de Imanol es esencial.
“Estamos viviendo un momento extraordinario en la historia del club”, admite el entrenador realista, que sin embargo pide tener los pies en el suelo. Él también es consciente de que el fútbol es veleidoso a veces. “Estos jugadores lo están dando todo por este club. El aficionado tiene que disfrutar de este momento. No lo ha hecho nadie en Primera en la Real. Tampoco los campeones”, recuerda. Y advierte: “Me gustaría que el aficionado que tiene hijos o nietos fuera capaz de decirles que esto no es lo normal, que tenemos que disfrutarlo y tenemos que ser humildes y seguir trabajando”. Imanol se refiere con sus palabras a la racha de ocho victorias consecutivas que acumula su equipo entre Liga y Europa League, entre ellas la conseguida en Old Trafford ante el Manchester United. Si suma otra más, ante el Valladolid, el entrenador de la Real igualará su propia marca de seis triunfos consecutivos en la Liga, que sumó en la temporada 2020-21, cuando ganó a Getafe (3-0), Betis (0-3), Huesca (4-1), Celta (1-4), Granada (2-0) y Cádiz (0-1), y que, a la vez, había igualado el récord histórico con John Toshack al mando en 1987-88: Celta (3-2), Barcelona (4-1), Cádiz (2-1) y Valladolid (1-0) en Atocha, y a domicilio Betis (1-3) y Murcia (1-2).
Al contrario que otros técnicos, Imanol sabe la materia prima de la que dispone, y nunca se le ha oído manifestar alguna queja sobre fichajes o ausencias. “No puedo tener mejor plantilla para afrontar partidos cada tres días, porque en lo único que piensan los jugadores es en estar disponibles”, asegura, mientras apunta que eso “no supone más quebradero de cabeza”. “Duermo tranquilo”, añade.
El entrenador realista confiesa: “Todos se merecen jugar. No me cuesta hacer una alineación. Les suelo repetir que solo puedo poner a once y que puede jugar cualquiera. Es lo que menos me cuesta porque son todos muy buenos. Lo único que tengo que hacer es acertar”, y, como siempre, pone los pies en el suelo: “No puede ser que jugando cada tres días siempre estemos exquisitos y generemos más que el rival. Hay que ser humildes”.
En un momento dulce para el equipo, tercero en la Liga, y para su entrenador, la Real Sociedad y él están prácticamente de acuerdo para renovar el contrato que les une hasta final de temporada, pero Imanol pide una cosa, y no al club, sino a los periodistas: “No sé si vosotros queréis que renueve... Yo sé que el club quiere, porque así me lo ha transmitido, y yo quiero continuar. Cuando vengan mal dadas no me vengáis a decir que estoy cansado, que si se ha terminado el ciclo, porque seguiré agarrado al timón, renueve por un año, dos o tres”, afirma, y añade: “Me siento muy querido. Para mí salir a la calle por San Sebastián, y que los aficionados me den las gracias me llena una barbaridad, no hay dinero que pague eso”.
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