Simeone y Ancelotti, la admiración mutua de dos entrenadores que se han provocado frustraciones enormes
El argentino, todavía como jugador, le ganó un Scudetto en la última jornada; el italiano le birló la Champions después del cabezazo de Ramos en la final de Lisboa. Este domingo se enfrentan en el derbi madrileño
En 2000, durante uno de los peores momentos de Carlo Ancelotti como entrenador, Diego Pablo Simeone llevaba más de media hora de pie en medio de un vestuario a 130 kilómetros de él, desnudo salvo por una toalla, feliz como consecuencia de la desdicha del italiano. Catorce años más tarde, durante uno de los momentos más frustrantes de Simeone como entrenador, Ancelotti estaba a apenas veinte metros, con traje de tres piezas y la corbata levemente aliviada, gozoso a consecuencia de la desdicha de su colega.
Este domingo (21.00, Movistar LaLiga), en uno de los momentos más desconcertantes de la relación del Cholo con su grada, y en una de las noches en las que se va a poner más el foco sobre las tribunas del Metropolitano con la llegada de Vinicius Jr., dos técnicos que se respetan y admiran vuelven a encontrarse, por 18ª vez a un puñado de metros. El italiano será el segundo rival más frecuente del argentino. Para Ancelotti, de 63 años, Simeone, de 52, será el sexto más habitual. El argentino ha ganado el duelo siete veces, lo ha perdido seis y han empatado cuatro.
El primero de esos cruces extremos sucedió en Italia al final de la temporada 1999/2000, uno de los dos cursos de sufrimiento de Ancelotti en el banquillo de la Juventus: “Me odiaban. A veces tenía que salir con la policía del centro de entrenamiento…”, le contó a Jorge Valdano en abril sobre sus tensiones con los aficionados. La Juve llegó a la última jornada con dos puntos de ventaja sobre la Lazio, donde jugaba Simeone. La Lazio venció 3-0 a la Reggina y cuando llegaron al vestuario se enteraron de que el partido de la Juve se había suspendido en el descanso, con 0-0, por la lluvia torrencial que caía en Perugia.
Les quedaban 45 minutos de espera y el Cholo se metió en la ducha, como recordó en su serie documental para Amazon: “Y cuando estoy volviendo, escucho gol de Callori [del Perugia], minuto 6 del segundo tiempo. No me moví más del lugar donde escuché ‘gol’. Me quedé 39 minutos clavado. Dije de acá no me muevo. ‘¿Qué haces, Cholo? Andá a cambiarte’. No me cambio. Toalla acá en la panza. Paradito. Dije yo no me muevo. Acá pasó esto, yo no me muevo más”. El partido terminó 1-0 y Ancelotti se quedó sin Scudetto.
En 2014, coincidieron en la final de la Champions de Lisboa, con el argentino ya como entrenador del Atlético y Ancelotti en su primera época en el Madrid. “Si estoy hoy aquí es porque Sergio Ramos marcó ese gol”, le dijo el italiano a Valdano sobre la que considera su victoria más especial. A unos metros, Simeone veía cómo se le escapaba la Copa de Europa cuando el personal del club rojiblanco ya asomaba por el túnel de vestuarios con el aparataje para festejar.
Estas heridas mutuas no han impedido que cultiven una relación fluida que ambos consideran “muy buena”, y que les lleva a conversar con naturalidad de vez en cuando. Cuando Simeone planificaba la parte del documental que trataba de la derrota de Lisboa, quiso que apareciera Ancelotti. La hermana y agente del argentino, Natalia, habló con el equipo del italiano. Estaba dispuesto a participar, pero esa parte del proyecto coincidió con los confinamientos por la pandemia, que él pasó en Liverpool mientras era entrenador del Everton. No pudieron organizarlo.
El italiano podría haber dicho sobre él lo que comentó este sábado en la rueda de prensa previa al partido: “La conexión entre Simeone y los jugadores del club es una relación muy estrecha, y gran parte del éxito es por esto. Simeone es capaz de construir una relación muy fuerte con los jugadores, que lo dan todo por el club, y también por él. Para un entrenador, esto es una parte importante. Algunos piensan que no es tan importante. Otros piensan que es la cosa más importante, la relación”. También podría haber mencionado otro aspecto que valora mucho, según una fuente cercana al técnico: el impulso que ha sido capaz de imprimir al Atlético para conseguir el formidable crecimiento del club durante su estancia.
Desde el lado de Simeone, se habla de admiración total hacia el italiano, de quien aprecia en particular un rasgo que cree que le falta a él, su capacidad para aparecer calmado en todas las situaciones, algo que el argentino cree que ayuda a los futbolistas. También valora que haya regresado al Madrid y haya conseguido volver a ganar, pese a que la otra vez el derrotado fue él en Lisboa. Pero quizá el aspecto que más contribuye a que le respete es que lo considera un tipo con códigos, alguien que no juzga las elecciones que hacen otros colegas de profesión para alcanzar la victoria, como sí siente que le ha sucedido con Klopp o Guardiola.
El reencuentro les llega de nuevo en momentos muy distintos. El Cholo vive en las antípodas del remanso que disfruta Ancelotti. Se presenta al derbi con el equipo sin terminar de cuajar y rodeado de situaciones extrañas en torno a su figura. Desde el fondo sur no se corea su nombre, como tampoco el de los jugadores. Vive en un ambiente enrarecido, viendo cómo desde el club se elogiaba el planteamiento con el que Emery logró derrotarle por primera vez, en su 20º enfrentamiento. Percibe corrientes internas que le cuestionan, como en el fichaje de Nahuel Molina. En la previa de Leverkusen admitió con cierto retintín que el fichaje era suyo, y que no sería la primera vez que mejora a un jugador en defensa.
El caso Griezmann también le está desgastando. No puede alinear a su mejor jugador más que media hora y este domingo se juega que el equipo se descuelgue a ocho puntos de un Madrid lanzado que ha ganado sus ocho partidos del curso. Su esperanza es que las negociaciones con el Barça fructifiquen pronto. “Entendemos que Morata y João están muy bien y que Griezmann lo está haciendo muy bien en los 30 minutos que juega. Nos cambia el paso”, dijo este sábado con resignación.
Una victoria en el derbi ayudaría a Simeone a vadear el momento y a Ancelotti a alargar la secuencia de victorias y mantener los dos puntos de ventaja sobre el Barça con los que empezó la jornada. En cualquier caso, al terminar ambos regresarán a la urbanización La Finca donde viven, y por cuyos caminos se encuentran a menudo cuando Ancelotti y su esposa, Mariann, salen a pasear con sus perros y Simeone y Carla, con sus hijas.
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