La lucha de Unzué triunfa en el Camp Nou
El Barça y el City empatan en un partido tan amistoso que acaba sin duelos individuales ante 91.062 espectadores
Haaland apenas pisó el Camp Nou, suficiente en cualquier caso para forzar un penalti de Christensen que transformó Mahrez para poner el 3-3. El noruego ni siquiera se cruzó en la cancha con Lewandowski. Hubo también más fotogenia que debate táctico en el novedoso encuentro Xavi-Guardiola. Y la afición estuvo muy cariñosa con Bernardo Silva después de saber que difícilmente se moverá del City por más que le quiera el Barça. La solidaridad se impuso a la tensión competitiva en el Camp Nou como demandaba el cartel dibujado por Juan Carlos Unzué.
La lucha contra la ELA ha encontrado a un líder capaz de mover montañas en Juan Carlos Unzue, el exportero y extécnico, tanto tiempo vinculado al Barça. No hay reto que se le resista al animoso deportista nacido hace 55 años en Orkoien y protagonista del Chupinazo de San Fermín. El último ha sido organizar un partido deseado por muchos barcelonistas, miles de aficionados, infinidad de turistas y por las cadenas de televisión en una noche de verano en el Camp Nou: Barça-Manchester City.
A la espera de conocer la audiencia —pudo verse en 140 países y la recaudación se destinará a la lucha contra una enfermedad que padecen 4.000 personas en España—, el amistoso de anoche congregó a 91.062 espectadores en el estadio del Barcelona. La jornada tuvo un protocolo vibrante por el saque de honor de Unzué. El padrino agradeció “la sensibilidad y compromiso” de los equipos y del público y solicitó el desbloqueo ya de la Ley ELA —”no hay tiempo que perder” en el empeño por mejorar la calidad de vida de los pacientes— para después sentarse en el banquillo junto a Guardiola, que firmó el empate como visitante después de dos derrotas en tiempos de Messi.
El rosarino vive ahora en París y aquellos que parieron al mejor Barça son los que han concebido al City más triunfal de la Premier. Guardiola, Txiki y Soriano dejaron el Camp Nou para conquistar el Etihad. Y el Barça, que no para de mirar al pasado, se ha encomendado mientras a Xavi después de crucificar a Koeman. Los azulgrana no tienen los jugadores ni el dinero de los ingleses por más que estrenaran una tercera camiseta con la Cruz de Sant Jordi sobre un fondo gris, que no blanco, para evitar un debate que no le conviene al Camp Nou.
También la formación azulgrana fue novedosa por la presencia de Koundé —todavía sin ficha— y los cuatro capitanes, ausentes en Anoeta: Piqué —inédito en la Liga—, Alba, Busquets y Sergi Roberto. Umtiti y Braithwaite mientras tanto ni siquiera fueron citados a la fiesta por Xavi. Tampoco jugó ni un minuto Lewandowski. El partido fue entretenido por el ir y venir de ambos equipos, los seis goles y las distintas ocasiones, de manera que a nadie le pareció mal un empate manchado por la lesión a última hora de Mbete.
La afición quería que el partido no tuviera tregua y se impacientaba cuando el City jugaba calmo y paciente como acostumbran los equipos de Guardiola. El público animó mucho a Peña, el portero azulgrana que concedió el 0-1 para después completar una excelente actuación ante los tiros de Álvarez y De Bruyne, y jaleó el calentamiento de Haaland. El ariete salió para dejar su huella en el 3-3. No entraron en cambio Lewandowski, Pedri, Dembélé ni Araujo y marcaron tres azulgrana que están en el mercado mientras Unzué se sentaba en la primera parte en el banquillo del City y en la segunda en el del Barcelona. Los protagonistas no eran a fin de cuentas los jugadores sino Unzué y el combate contra las enfermedades neurodegenerativas como el ELA. Otra cosa será si el sorteo de hoy de la Champions depara un Barça-City.
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