La pasión de Eriksen

La vida es imprevisible. Aunque adoramos organizar, una falsa sensación de dominio en nuestras manos, muchas cosas escapan a nuestro control. No elegimos dónde nacemos o con quién crecemos. Nunca sabemos lo que puede deparar el mañana, ni conocemos cuándo el cuerpo nos puede jugar una mala pasada. Hay que intentar saborear los momentos en los que disfrutamos, intentando ser felices con lo que tenemos.

En cualquier momento, la vida puede cambiar. No lo digo por la enfermedad que me diagnosticaron en 2020, de la que hemos hablado y de la que quizá muchos de ustedes conozcan, sino de otra historia con final feliz. En el regreso de las competiciones ligueras de fútbol en Europa, uno de los protagonistas es Christian Eriksen.

Hace poco más de un año se nos encogió el corazón. El pasado 12 de junio de 2021, durante el partido que enfrentaba a las selecciones de Dinamarca y Finlandia en la fase de grupos de la Eurocopa, Eriksen cayó desplomado sobre el terreno de juego, víctima de un paro cardíaco. Uno nunca está preparado para vivir un momento como ese.

Por fortuna, la asistencia médica puedo atenderle de inmediato, con una reanimación cardiopulmonar y desfribilación sobre el campo. Todos recordarán la imagen de sus compañeros, rodeando al jugador para evitar las imágenes de cara al exterior, antes de que Eriksen fuera retirado en camilla camino del hospital.

Instantes como este detienen el tiempo y nos hacen conscientes de lo fugaces que pueden ser los cambios en la vida. El partido se detuvo unos minutos y se reanudó sin conocer el estado de salud del jugador danés. Momentos después, desde el hospital llegó la noticia de un Eriksen despierto y estabilizado.

Cuando volvió a abrir los ojos, la vida de Christian había cambiado por completo. De ser un jugador destacado en su selección nacional, titular indiscutible en un campeonato continental, pasó a ser un atleta con un desfibrilador automático implantado en el cuerpo. En muchos países está prohibido competir con este dispositivo, por lo que su carrera deportiva había quedado en tela de juicio.

El consejo médico recomendaba prudencia, aparcar la carrera profesional y priorizar al máximo la salud. Sin embargo, la pasión nos hace mover montañas, seguir adelante y hasta ‘jugarte la vida’ por aquello que amas. Su ejemplo ha sido el de perseverar y apurar todas las opciones que el camino le ha permitido.

Eriksen nunca ha bajado los brazos, intentando encontrar la manera de seguir en competición. Su lucha ha sido mantenerse en forma para el fútbol profesional y buscar equipo en los países donde se permite competir con un desfibrilador. Su tesón, después de jugar en el Brentford, ha encontrado el premio en uno de sus clubes soñados: el Manchester United ha apostado por él, abriendo la puerta a un momento precioso. La Premier League ya da sus primeros pasos y la figura de Eriksen será la protagonista en el regreso del football.

La vida es un sendero de sorpresas, que nos colma de alegría y nos pone a prueba. Debemos vivir el día a día, disfrutando del presente y buscando aquello que nos brinda felicidad.

Desde aquí, nos alegra verle de nuevo en los terrenos de juego, con la prudencia como bandera y la salud por encima de todo. La perseverancia de Eriksen, esa negativa a rendirse, son el mayor ejemplo ante la adversidad.

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