La alemana Alexandra Popp, un cañón indefendible para Francia
Un doblete de la delantera germana clasifica a su selección para la final, donde le espera un duelo contra la inglesa Beth Mead, ambas con seis goles en la Eurocopa
Inglaterra-Alemania en Wembley, Beth Mead contra Alexandra Popp, ambas con seis goles en la Eurocopa. Ahí se cocinará buena parte de la final del próximo domingo (18.00, La 1). Las locales despacharon a Suecia sin contemplaciones, pero las germanas necesitaron de su mejor cañón, incontenible para Francia con dos remates de área de toda la vida. Uno abajo con el pie y al primer toque, el otro por arriba cuando más le estaba subiendo la fiebre a las suyas. Pero para eso están liquidadoras como ella, o como Mead, para arruinar la gran mejoría de las galas tras el descanso. De nada les sirvió salir del desierto futbolístico en el que se movieron durante la primera mitad; terminaron abatidas por el arma de destrucción masiva de Popp.
Hasta el descanso, la semifinal resultó una antología de la nada, o del casi nada, que, eso sí, llegó a la pausa con dos goles. Cosas del fútbol. Los primeros dos segundos resultaron una premonición de qué iba a ocurrir durante un largo tramo. Sacó de centro de Francia y mandó el balón por la línea de fondo. Si era una jugada ensayada, no lo pareció. El caso es que aquella acción abrió un primer tiempo que apenas tuvo chicha, gobernado por el miedo y la precaución, especialmente del equipo galo.
Alemania no toca el piano cuando tiene el balón y Francia no quería saber mucho de atacar. Era su primera semifinal en un gran torneo y no disimularon el plan de inicio: por encima de todo, no equivocarse, aunque eso supusiera arrimarse lo justo al área contraria. Así que durante muchos minutos el duelo se movió en un desierto del que solo se salió por tres espasmos que, casualmente, acabaron en dos tantos y un casi.
El casi vino por un zurdazo muy violento de Popp, cómo no, que se coló en medio de una barrera interminable y que terminó despejando de maravilla a córner Peyraud-Magnin. El choque regresó a la nada, hasta los cinco minutos previos a la pausa. Dos zarpazos y dos goles. En el 40, la alemana Huth puso un centro y Popp burló el marcaje de Périsset para estampar la pelota en las redes. Quién si no para sacar el partido del bostezo.
Wendie Renard, la capitana francesa, convocó a las suyas de inmediato a un cónclave mientras el rival celebraba el gol. Dijera lo que dijera, el alivio lo encontró al instante. Tras una presión arriba, el balón le cayó a Diani, se revolvió en la frontal y soltó un latigazo terminal. Primero dio en el palo y el rebote en la espalda de Frohms lo introdujo dentro. La estadística oficial le cargó el tanto a la guardameta. El primero que encajaba Alemania en la Euro.
El empate sobre la campana no confundió a la seleccionadora francesa, que al inicio de la segunda parte dio vuelo a la prometedora Bacha y luego a Matéo. Y los efectos fueron casi óptimos. Un disparo de la primera lo despejó a córner con la cara Hendrich. De ese saque de esquina salió un remate con pértiga de Renard que Frohms se quitó de encima con los pies, igual que otro un tiro de Diani. Por fin Francia aparecía de verdad en Milton Keynes.
Sin embargo, Alemania, ocho veces campeona, experta en manuales de supervivencia, atrapó la final cuando menos señales emitía. Ahí estaba Popp para fulminar por el aire a las galas y citarse en un duelo con Beth Mead en el mejor escenario posible. Todas las miradas en Wembley se posarán en ellas.
Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.