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Ya no hay sitio para Memphis en el Barcelona

El delantero, máximo goleador en la temporada anterior, pasa a ser prescindible ante la acumulación de atacantes y la necesidad del club de hacer caja

Jordi Quixano
Elche - Barcelona
Memphis festeja un gol del curso anterior ante el Elche.JOSE JORDAN (AFP)

De pintas fashion por su atrevida ropa y también rudo por sus tatuajes y cincelados músculos, todos en la ciudad deportiva del Barcelona coinciden en que Memphis Depay (Moordrecht, Países Bajos; 28 años) es un bonachón, una persona alegre con la sonrisa por saludo, también un jugador que siempre ponía buena cara al mal tiempo con trabajo, mucho trabajo, de por medio. Pero el overbooking de atacantes le ha dejado entre la espada y la pared, pues sabe que el técnico no le considera como titular al tiempo que desde el club le han sugerido que quizá lo mejor es que se vaya para poder hacer caja -solo supondría ingreso y no amortización-, aligerar la masa salarial y así poder inscribir a los fichajes.

“Debería salir”, confirma tajante una fuente oficial del Barcelona; “No porque no sea un jugador apreciado, sino porque tenemos demasiados en su puesto”. Fichados Raphinha y Lewandowski, renovado Dembélé y asegurada la continuidad de Ansu, Ferran Torres y Aubameyang, Memphis ya está en la pasarela de salida, condición que acepta con cierto disgusto porque siempre quiso triunfar en un grande tras fallar estrepitosamente en el Manchester United -entonces tenía 21 años- antes de volver a hacerse jugador en el Lyon. Aunque es consciente de que el Mundial de Qatar está a la vuelta de la esquina y que el seleccionador Oranje, Louis Van Gaal, quiere futbolistas con rodaje.

Vieja pretensión de Ronald Koeman, pues desde que llegó al banquillo azulgrana trató de ficharlo porque sacó su mejor versión cuando dirigía a la selección holandesa -sin éxito en el primer mercado invernal pero, persistente, con acierto y gratis en el verano pasado-, Memphis comprende que ha perdido su sitio en el Barcelona. Aunque lo hizo desde que llegó Xavi. “Jugarán los que hagan méritos y estén mejor independientemente de su nombre. Se trata de meritocracia y jugará el que se lo gane”, resolvió el técnico nada más ocupar el cargo culé, justo cuando el jugador estaba lesionado del bíceps femoral izquierdo, después del tendón de Aquiles. Y le costó entrar en el equipo, al punto de que solo fue titular en uno de los nueve encuentros ligueros siguientes. Pero el holandés le dio la vuelta a la situación en el sprint final. “Memphis ha jugado porque se entrena muy bien. Quiero jugadores con esa actitud, con ganas de marcar diferencias. Quizá he sido injusto con él. Si rinde así, debe jugar”, expuso el entrenador, sabedor también de que era el máximo goleador del equipo (acabó el curso con 13 dianas, como Aubameyang).

En el vestuario agradecieron que nunca pusiera una mala cara, que siempre trabajara como el que más. “Se lo ganó a pulso. Incluso nos sorprendió que no se creyera más que nadie, que se esforzara como un loco, que peleara así por el puesto”, reconocen ahora desde las oficinas de la ciudad deportiva azulgrana. “Demostró tener personalidad y una mentalidad muy fuerte”, abunda otra fuente del club. Abandonado por su padre de niño y refugiado en el balón para no caer en la delincuencia porque se crio en un barrio muy peligroso, nunca nadie le regaló nada. Tampoco Xavi ni el Barcelona que, sin embargo, agradecen su profesionalismo.

Desde el club azulgrana negocian con el Tottenham -la cifra podría rondar los 20 millones- y saben que hay interés de otras entidades como la Juventus y el Sevilla, que podría incluirlo en la operación Koundé. El jugador, que está en Estados Unidos con el equipo -este miércoles juegan a las 2 de la madrugada ante el Inter de Miami-, pide que sea un club de primera línea, pero ya entiende que, al menos en el Camp Nou y con la camiseta del Barça, pocos goles le quedan por celebrar como habitúa, cerrando los ojos y tapándose los oídos, lema de su marca de ropa MDC (Memphis Depay Clothing; Hazte ciego y sordo al mundo) y también un guiño para la Fundación de Ghana a la que ayuda. Una forma de resiliencia ante sus detractores. Ahora, aunque no los tenga en el Barça, sabe que ha perdido su silla.

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