La liga saudí, hasta en la gorra
Patrick Reed luce el logotipo de los rebeldes, Poulter es abucheado y el ruido continúa
LIV Golf, la liga saudí. LIV, 54 en números romanos, la cifra de hoyos que se juega en cada torneo de una competición que ha revolucionado el deporte con su montaña de dólares. El eco de la guerra truena en Saint Andrews por mucho que el Open no quiera que se hable del tema en una cita tan especial como esta 150ª edición. Son palabras malditas, como si fuera invocar al demonio. El enemigo ha de ser silenciado. Greg Norman, consejero delegado de LIV, no fue invitado a la tradicional cena de los campeones pese a ser un doble ganador de la Jarra de Clarete (1986 y 1993). Ninguno de los 24 golfistas alistados en la liga saudí que compiten en este Open tuvo un micrófono oficial en las ruedas de prensa previas. Y los grupos más destacados de las dos primeras rondas han sido confeccionados únicamente con las estrellas fieles al circuito americano. Los rebeldes parecen unos apestados en Saint Andrews.
En esa salsa de la polémica se mueve bien un golfista como el estadounidense Patrick Reed, número 41 del mundo. El ganador del Masters de Augusta de 2018 saltó el miércoles a practicar con una gorra con el logo de LIV Golf y el emblema también dibujado en su camiseta. Este jueves repitió imagen sobre su cabeza y en el cuello del chaleco. Si el Open quería meter bajo la alfombra todo lo que huela a liga saudí, Reed ha abierto la caja de los truenos. Phil Mickelson, otro de los insurrectos, jugó sin publicidad en su vestimenta, únicamente con su logo personal en la gorra. Ninguno fue especialmente señalado por la grada. Son estadounidenses en territorio británico. La bronca se la llevó Ian Poulter, inglés de 46 años, un hombre de la casa, abucheado por algunos aficionados en la salida del hoyo uno. “Yo no escuché nada, solo aplausos”, comentó. La tradición no casa bien con la traición en Saint Andrews.
Nueve golfistas entre los 50 mejores del mundo disputan este Open después de fichar por la liga saudí. Dustin Johnson es el mascarón de proa, número 18 del ránking. Dos españoles le acompañan: Sergio García (68º mundial) y Pablo Larrazábal (73º). Saint Andrews reza para que ningún golfista del grupeto disidente conquiste el domingo el santo grial en una cita eterna como esta. LIV Golf suspira por que uno de los suyos se corone en nombre de la revolución. En ese choque de cabezas, el Royal and Ancient, organismo que tutela el Open y rige las normas del golf mundial, ha advertido de que revisará los criterios de clasificación para el grande británico. La intención es encontrar la fórmula legal para cerrar las puertas de su templo a los livers. El golf se juega hoy también en los despachos y la incertidumbre reina sobre unas posibles negociaciones para un futuro gran circuito mundial que garantice la paz. Por ahora, ni la atmósfera celestial de Saint Andrews se libra del ruido.
Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.