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España destroza a Canadá en el estreno del Mundial de hockey hierba

El equipo de Adrian Lock rompe el duelo con los penalti-córners y resuelve el primer envite con gran autoridad (4-1)

Jordi Quixano
Maialen García trata de pasar ante una defensora de Canadá.
Maialen García trata de pasar ante una defensora de Canadá.Alejandro Garcia (EFE)

Un huracán. Eso fue España en el estreno del Mundial para desdicha de Canadá, abrasada por el juego ofensivo y resolutivo de la selección de Adrian Lock, tan atinada en los penalti-córners como acertada en las ofensivas. La historia decía que las canadienses aventajaban por seis a cuatro los duelos directos, que era una selección a tener en cuenta por más que fuera de corte defensivo. Pero España, que juega en casa (en Terrassa y ante unos 3.000 aficionados), dictó lo contrario. Y lo hizo a lo grande.

Ya comenzó bien el duelo desde el sorteo, pues la capitana María López adivinó el lado de la moneda y escogió campo. Bola en juego y declaración de intenciones nada más empezar porque durante un minuto y 20 segundos las RedSticks se repartieron la posesión, de lado a lado, aunque poco profundas. De eso, de hacer de pegamento con la delantera, se encargó casi siempre la talentosa Gigi Oliva, por arriba o por abajo, pases de tiralíneas que casi siempre buscaban el desmarque de Belén Iglesias. Como en esa falta que sacó con un pase látigo -arrastrando el stick por el suelo- que por los pelos no prolongó Belén dentro del área. Pero entre poco y nada podía replicar Canadá, torpe en la confección, estéril en la carrera y nula en el disparo. La bola era española y las ocasiones también, impulsado el equipo por los sprints y quiebros de Lucía Jiménez, que sacaba oro en cada incursión que hacía, también de Belén Iglesias, un tormento para la zaga canadiense por revoltosa y habilidosa.

Una, dos y tres veces seguidas lo probó Xantal Giné con sus chutes en una sucesión de penalti-córners. Pero no se salió con la suya, desviado algún disparo, acertadas la defensa y la portera. Pero a la cuarta, también de carrerilla, el disparo de Xanti -como le llaman en el vestuario- fue desviado por un stick rival y recogido por Belén Iglesias, que se tiró al suelo para autografiar el primer gol, para que desde la megafonía atronara Mi gran noche de Raphael, canción escogida para los festejos. No sería, ni de lejos, la última vez.

Hannah Haugh, la delantera con más mordiente de Canadá se peleaba contra molinos de viento, única en generar peligro con sus conducciones, al menos un penalti-córner. Pero no había tutía ante una España entera, muy superior en todas las facetas del juego. Ninguna, en cualquier caso, como en los penalti-córners, pues así llegaron otros dos tantos. Uno fue, claro, de Xantal, que por poco no rompe y quema las redes al estilo Oliver y Benji; el otro, en su primer chut, seco y ajustado, fue de María López. Pero España tenía más y, en una jugada en la que se juntaron las piezas -María López desde la raíz, aceleración de Gigi y centro de Lucía Jiménez-, Begoña García puso el stick para cerrar el primer acto con una goleada tan autoritaria como expresiva.

Trató de reponerse Canadá estirando un poco las líneas, pero carecía de ingenio para descomponer a España, para poner en aprietos a la (anoche anónima) portera Laura Barrios. También rotó y repartió esfuerzos y minutos el seleccionador español y el ritmo bajó, por más que Xantal casi marca otro gol de penalti-córner. Solo una parada espectacular de Faiczak lo evitó. Y más de lo mismo ocurrió en el último cuarto, aunque Karli Johansen batiera a la debutante Jana Martínez en un penalti-córner para maquillar el resultado ante una España que ya tenía la mirada puesta en el siguiente envite -este domingo a las 21.30-, en el electrizante duelo ante Las Leonas de Argentina, una de las grandes favoritas.

Where legends are made [donde se hacen las leyendas]”, se podía leer en el tartán que rodeaba al campo de césped azul, estadio en el que la selección española conquistó, en 1992, su único oro en unos Juegos Olímpicos. Ahora es el Mundial y no se sabe dónde llegará este equipo, pero en el debut se llevó un aperitivo de caviar y ostras a la boca, un partido que sitúa como una de las selecciones a tener en cuenta por la lucha de las medallas. Canadá ya lo sabe.

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