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Enric Mas abraza al miedo para pelear por el podio en el Tour de Francia

El ciclista mallorquín ha seguido cursillos de descenso en montaña para mejorar su rendimiento en una carrera que comienza este viernes en Copenhague con Tadej Pogacar como gran favorito

Mas, tras una etapa en los Pirineos el Tour pasado.Foto: Europa Press | Vídeo: As TV
Carlos Arribas

Miedo.

“El Tour es una montaña rusa”, dice Enric Mas. “Un día me siento genial, al día siguiente, una castaña. El psicólogo me dice, que los días de euforia, no me crezca, que los días malos, no me hunda, que emocionalmente lleve siempre la misma línea. Y así”.

Ganar el Tour de Francia es derrotar al miedo. Correr el Tour para ganarlo, para disputar la general, para todas las noches repasar con una lupa la marcha de la clasificación general y acostarse repasando mentalmente el perfil del día siguiente, las posibles emboscadas mientras el orfidal comienza a hacer efecto, es convivir con el miedo. Tres semanas seguidas, 21 días, de adrenalina y lo que se llama ahora estrés, tensión. Temor a una tos rara, a un dolorcito que no parece nada, a no estar bien colocado en el pelotón cuando empieza a soplar viento, a no acordarse de si la rotonda se coge mejor por la derecha o por la izquierda, a que el compañero que le lleva a la cabeza no encuentre bien el camino. Temor a no poder responder cuando ataque el más fuerte. Temor a quedarse antes que aquel con el que se juega un puesto. Temor a 10 gramos de más en la balanza. A una heridita que no le deja darse bien la vuelta en la cama. Temor a dormir mal y levantarse áspero el sábado, el día del viento en el puente, los 18 kilómetros del Gran Cinturón. Miedo. Miedo la víspera del pavés de Roubaix a no estar a la altura de los compañeros, a quedarse en blanco a la hora de responder a una pregunta cuya respuesta cree saber desde que de joven aprendió a correr en la cantera del Quick Step, y le daban adoquines para desayunar. Excitación y miedo la víspera de Alpe d’Huez, la de Hautacam, las dos etapas más duras de montaña. El miedo se transforma en estrés fisiológico, en fatiga, en el horror.

Así es el Tour que será el tercero de Pogacar; el podio, al fin, de Mas.

El UAE de Pogacar, durante la presentación de los equipos.
El UAE de Pogacar, durante la presentación de los equipos.Daniel Cole (AP)

Tadej Pogacar, que nunca ha tenido un problema en el Tour, ni una mala caída, ni un catarro, dos corridos, dos ganados, desprecia el miedo. Tiene 23 años. “La vida se vive en el presente”, dice. “No pienso en la historia, en el lugar que dicen que ocupo o puedo ocupar. No tengo tiempo ni ganas para eso. Ya veremos, después de ir día a día, adónde he llegado”.

Primoz Roglic, rey de las desgracias en el Tour, una derrota el último día, una caída el primero, borra la palabra miedo de sus discursos, hace ver que no existe, no quiere pensar en él. Tiene 32 años. Son el gran favorito y el primer rival designado para el Tour que comienza un viernes, 1 de julio, con una contrarreloj de 13 kilómetros recorriendo las vistas más turísticas de Copenhague, la capital de Dinamarca, y hace calor.

Thibaut Pinot y Romain Bardet, las últimas grandes esperanzas frustradas de que después de Bernard Hinault en 1985, hace 37 años, un francés volviera a ganar el Tour de su país, acaban de cumplir 32 años y ambos celebran haber podido escapar del miedo. Ya no piensan en ganar el Tour, en terminar en el podio, en resistir, resistir. Piensan en gozarla. En meterse en fugas, en ganar un día, en olvidarse de la general el resto. Entran en el territorio en el Mathieu van der Poel es dios y Simon Yates su profeta, y suspiran aliviados.

Son felices, pero Enric Mas no les envidia, sigue, dice, encontrando más placer en la pelea cotidiana, la resistencia, que en el triunfo efímero que podría llegar después de haber abandonado la lucha.

Mas, de 27 años, abraza el miedo. Lo acuna y busca dominarlo. Le guía su voluntad, su determinación, su deseo. Es un hombre de generales (dos veces segundo en la Vuelta, quinto y sexto en el Tour) y no piensa renunciar. Le ayuda un psicólogo. Le prepara un maestro de descensos que le enseña a bajar mejor gastando menos, sin olvidar el miedo, pero liberado del recuerdo de las caídas este año en la Tirreno, la Itzulia y la Dauphiné que le obligaron a retirarse cuando tan bien peleaba.

“No, no, no se me ha pasado ninguna vez por la cabeza el pensar en poder correr sin intentar ganar las generales. He hecho esto casi desde que pasé a profesionales”, promete. “Cuando corrí la Dauphiné y me caí después de que el equipo hubiera dado el 100% por mí, para mí lo más duro fue ver cómo el pequeño pelotón en el que estaba se me escapaba, pues a mí me encanta correr en punta. Es normalmente por donde pasan menos cosas, donde hay menos caídas y donde menos riesgo tienes. Y el equipo siempre está ahí delante. Ya sé que detrás tienes menos estrés y te puedes relajar, y no te importa perder tiempo. Pero, por ahora, no quiero ir ahí. Y espero que este pensamiento me dure hasta que dejar la bici”.

Antes de la Dauphiné, en Andorra, bajando puertos sin parar, Enric Mas trabajó con Óscar Saiz, el especialista en descensos de mountain bike, uno al que le maravilla lo poco aprendidos que están los ciclistas profesionales de carretera y que ya trabajó con Pinot, Gesink, Michael Woods o Roglic; uno que enseña no tanto a bajar bien para no caerse como a bajar bien para gastar menos, para ir más rápido, para no sufrir agarrado a los frenos. “Siempre me he preguntado por qué bajaban tan mal la mayoría de los ciclistas, demasiado precavidos, y más inseguros”, dice. “Empecé a dar cursos y con ellos demostré que se gana seguridad, se evitan caídas, se ahorra energía, derroches de vatios a lo Van der Poel… El estrés es malo para todo. En 1,5 kilómetros de descenso puedes sacar hasta 10s solo curveando, en seis curvas. El que baja tenso, mal, gasta 300 vatios, el artista, como Bilbao, Nibali, Mohoric, solo 80…”

Y a Mas, al que también el psicólogo le acompaña en las clases de descenso, le habla del miedo, le recuerda que los mejores ahorran energía extra porque no desarrollan estrés, la tensión brutal que otros acumulan. Y no reconocen esos miedos. Y al final van más rápido. El bajar ya no es un problema. Se dotan de recursos técnicos. Manejo del freno, trayectorias…

“Hemos trabajado junto con Óscar. Sí que es verdad que me ha ayudado mucho. Hace un poco de todo”, dice. “Un poco de trabajo técnico y un poco de cabeza. Pero yo creo que van al 50%, la cabeza y la técnica. Y la verdad es que creo que me ha ido muy bien…”

Limpia la cabeza, y ya sin casi pelo también, Mas afronta el tercer Tour como líder del Movistar, el primero como líder único. Los dos primeros, quinto y sexto terminó, fueron “medios”, dice. “Ya sé que parece más, pero para mí, eso no es suficiente”. En el tercero, claro, el podio.

“Me retiraría si tuviera covid”

El Tour obliga a hacer test de antígenos pero a los corredores que den positivo les deja libertad para retirarse o seguir. Varios ciclistas con covid, aun asintomáticos, se han borrado antes de empezar. No se sabe si alguno positivo sigue, porque nadie lo diría, pero Enric Mas lo tiene claro, él se retiraría aunque no tuviera ni una décima de fiebre.

“Este tema es un poco dedicado y complicado. Primero de todo, cada equipo tiene su médico, su doctor, que aconsejará, pero, después, yo creo que aparte de la bicicleta hay otra vida. Cuando dejemos la bici pues hay otras cosas que hacer y si es verdad que sin síntomas pues normalmente la covid no genera nada, pero como un corredor tenga algo de síntomas y por forzar un poco pues tenga luego algún problema de corazón o de pulmón...”, reflexiona el líder del Movistar. “Ya te digo, aparte de ciclistas somos personas. Y yo creo que yo sí, si diera positivo, pues sintiéndolo mucho por mí, por el equipo, por todos, pues nos tendríamos que bajar de la bici, porque eso es un tema. No es una fiebre como hemos podido tener en los últimos años, una fiebre normal una gripe normal. No la conocemos tan bien como conocemos otras enfermedades. Y ya te digo, es un tema delicado, creo yo... Nosotros nos hacemos antígenos todos los días, y por ahora todo bien. Esperemos que siga así hasta el final del Tour”.

Una contrarreloj sin sorpresas

El Tour, las 21 etapas, y tres días de descanso y viaje, entre el 1 y el 24 de julio, inclusive, entre Copenhague y París, son 3.346,5 kilómetros, pero ninguno de ellos tan definidos, tan cuidadosamente estudiados, como los 13,2 primeros, los que recorrerán las vistas más turísticas de la capital de Dinamarca, y anuncian calor hasta las cinco, cuando empezará a llover y el viento agitará las hojas de los árboles en los parques y alamedas. Por eso, aunque el Tour la ha programado de cuatro a siete de la tarde, con la intención de que los mejores salgan al final y mantengan la emoción de la película, los nueve protagonistas del primer día han elegido salir en la primera hora, de cuatro a cinco, apiñaditos –Van der Poel, 16.11; Mas, 16.15; Roglic, 16.20; Vlasov, 16.39; Thomas, 16.41; Vingegaard, 16.42; Ganna, 17.03; Van Aert, 17.04, y Pogacar, 17.05--, con lo cual, para las cinco y 20 ya se habrá acabado el suspense. Si es que lo hay, porque, a menos que alguna caída pavorosa, como la que sufrió Valverde cuando el Tour salió con una contrarreloj de Düsseldorf, algunos sabios hasta ya saben lo que pasará, y lo han publicado.

“En los 13 kilómetros hay como 16 curvas, una cada 800 metros, más o menos. No será exageradamente técnica, pero un poco sí”, analiza en Twitter el británico Xavier Dolan, especialista en aerodinamismo. “El ganador andará por los 54 kilómetros por hora, unos 15 minutos, y a esas velocidades para ganar 10s hay que mover 15 vatios más, que parece mucho pero no es más que un 3,7% en diferencia de penetración aerodinámica, y esa es la diferencia entre buenos y malos cascos y buzos de contrarreloj, y la diferencia entre buenos y malos neumáticos puede ser de hasta 22 vatios, unos 15s. El ganador será uno grandote capaz de mover 500 vatios [y Ganna o Van Aert parecen los elegidos] con una posición perfecta, hombros altos y cabeza bien clavada, lo que le dará una ventaja de 20 vatios, o más de 13s, sobre el que vaya más relajado. Si los favoritos de la general van todos con material óptimo, la diferencia entre ellos no será mayor de 15s…”

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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