Gareth Bale contra el sueño de Ucrania de clasificarse para Qatar
El galés tiene este domingo en Cardiff su última oportunidad de estar en un Mundial ante una selección que juega por un país en guerra
El empeño de Ucrania de clasificarse para el Mundial de Qatar mientras Rusia sigue atacando su territorio es quizá la historia deportiva que más simpatía congrega en el mundo. Tanto, que en Cardiff corre el lamento de que últimamente siempre que Gales está a punto de dar un paso importante, en el camino se les cruza el equipo más querido del planeta. La última vez, en los octavos de final de la pasada Eurocopa, cuando les tocó enfrentarse a Dinamarca, que pocos días antes había visto a Christian Eriksen morir y resucitar sobre el césped durante un partido. Gales perdió 0-4.
Confían en que este domingo en el Cardiff City Stadium (18.00) el choque con los favoritos de todo el mundo se resuelva de otra manera y Gales pueda volver a un Mundial 64 años después de la última vez, en Suecia en 1958, cuando todavía jugaba con ellos el legendario John Charles. Ahora tienen a Gareth Bale, que este sábado trató de perforar esa cobertura del cariño mundial que envuelve a Ucrania: “Seremos el equipo más popular en el estadio”, dijo en referencia a los más de 33.000 espectadores que se prevé que llenen el recinto. Hace semanas que resulta imposible comprar una entrada, mucho antes de que se supiera cuál sería el último obstáculo hacia Qatar.
Bale jugó la carta de su gente: “Nos encanta jugar en casa, y ante nuestros aficionados. Nos encanta la atmósfera, que intimida a los otros equipos. Cuando estamos cansados, cantan el himno y nos dan esa energía extra”.
El partido se presenta como una formidable batalla emocional. Gales lleva más de medio siglo aguardando otro futbolista capaz de conducirles a un Mundial, y ahora que han dado con Bale también creen que de algún modo le deben a él alcanzar la cita de Qatar para que pueda verse allí con Benzema, Messi y Cristiano Ronaldo.
Pero al otro lado les espera una selección que tuvo que exiliarse temporalmente en Eslovenia para poder preparar la repesca, y que funciona como una pieza más del engranaje de la propaganda de un país en guerra. El centrocampista del Dinamo de Kiev Oleksandr Karavayev contó que sus padres, que siguen en Jersón, ciudad bajo el control del ejército ruso, no habían podido ver el miércoles el primer encuentro de la repesca, su victoria ante Escocia en Hampden Park (1-3), en la que dio la asistencia del segundo gol. “No tienen conexión a internet. Nos comunicamos con mensajes de texto”, contó.
La guerra impregna el partido, incluso el vestuario de los visitantes, donde colgará una bandera ucrania enviada desde el frente por los soldados. El seleccionador, Oleksandr Petrakov, contó que habían prometido que el emblema presidiría el cambiador en el partido que han descrito como “el más importante de la historia de Ucrania”.
Para Gales también podría serlo, aunque tratan de rebajar el peso de la historia. Bale reconoció que se encontraban ante un partido “descomunal”, pero evitó etiquetarlo como el partido más grande de su carrera, y recordó que en 2016 también había jugado una semifinal de la Eurocopa, que perdieron contra Portugal (2-0).
Ucrania exhibe la gravedad del momento, mientras que Gales trata de rebajarla. Antes que Bale compareció su seleccionador, Robert Page, que marcó la línea: “Estamos intentando tratarlo como cualquier otro partido, no meter más presión”, aseguró. Después, el defensa del Burnley Connor Roberts siguió el camino: “Si hubieran estado en el gimnasio con nosotros esta mañana y hubieran visto lo relajados que estábamos, lo normal que era todo; los jugadores, los técnicos...”, aseguró. Pero si la situación se les descontrola tienen al capitán: “Gareth Bale ha jugado más grandes partidos que todos juntos aquí. Le miraré a él para que nos guíe al Mundial, para que nos arrastre a ganar”, dijo Roberts.
Tanto él como Page, descartaron compasión con la doliente Ucrania. “Seremos empáticos, todos vemos las noticias, pero estamos centrados”, dijo el seleccionador. “Al final es un partido de fútbol”, completó Roberts.
Nadie confía en concesiones en Ucrania, como explicó Karavayev: “No esperamos regalos, ni una victoria injusta. Nunca quisimos eso. Es el partido más importante de nuestras vidas”.
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