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LaLiga Santander jornada 34
Sevilla
Sevilla
En-Nesyri 6'
1 1
Finalizado
Cádiz
Cádiz
Lucas Pérez 65'

El Cádiz desquicia al Sevilla

Una obra de arte de Lucas Pérez da un punto de oro al equipo amarillo y provoca los silbidos en el Sánchez Pizjuán

Diego Carlos
Diego Carlos remata sobre la meta del Cádiz ante la oposición de Akapo.Raúl Caro (EFE)
Rafael Pineda

Una obra de arte de Lucas Pérez desató una bronca en el Sánchez Pizjuán, que por primera vez silbó de lo lindo a su equipo a pesar de la mala segunda vuelta del Sevilla. El grupo de Lopetegui no pudo con un buen Cádiz, inmerso en una espiral de nervios y bajón físico que pueden poner en peligro su clasificación para la Liga de Campeones. El Sevilla es un equipo en una clara trayectoria descendente, con unos futbolistas que parecen fundidos y que juegan al fútbol con una enorme confusión. Lo aprovechó un magnífico Cádiz, que se llevó un punto que puede ser muy importante en su pelea por salvar la categoría. El golazo de Lucas Pérez, el tercero que logra en tres jornadas consecutivas, llevó la justicia al marcador, que incluso pudo ser corto para los excelentes méritos contraídos por los visitantes. El equipo amarillo brindó un gran partido a los más de mil aficionados cadistas que se desplazaron hasta la capital de Andalucía.

SEVSevilla
Sevilla
1
Bono, Diego Carlos, Koundé, Marcos Acuña, Jesús Navas (Iván Romero, min. 83), Lucas Ocampos, Rakitic (Delaney, min. 56), Papu Gómez, Lamela (Jesús Corona, min. 56), Joan Jordán (Óliver Torres, min. 70) y En-Nesyri
CAD Cádiz
1
Cádiz
Jeremias Ledesma, Carlos Akapo, Luis Hernández, Fali, Luis Espino, Álex Fernández, Rubén Sobrino (Salvi, min. 84), Iván Alejo (Tomás Alarcón, min. 84), José Mari (Fede, min. 68), Jens Jonsson (Negredo, min. 78) y Lucas Pérez (Santiago Arzamendia, min. 84)
Goles 1-0 min. 6: En-Nesyri. 1-1 min. 65: Lucas Pérez.
Árbitro José María Sánchez Martínez
Tarjetas amarillas Jens Jonsson (min. 17), Papu Gómez (min. 60), Jesús Navas (min. 77) y Luis Espino (min. 90)

En-Nesyri se quitó de encima toneladas de carga después de rematar a la meta de Ledesma. A los siete minutos, el delantero del Sevilla volvía a marcar un gol. No lo hacía desde el 25 de septiembre para desprenderse mucho peso de encima y, de pasada, homenajear a su compañero Jesús Navas, que cumplió su partido 600 con el Sevilla.

Lógicamente, el campeón del mundo es el futbolista con más encuentros en la historia de un equipo que busca la segunda plaza, algo que no logra desde 1957. Fue un espejismo. Las señales que ofrece este Sevilla no concuerdan con un equipo que pelea por esa meta. Endeble en defensa, el equipo que dirige Lopetegui se mantuvo durante 15 minutos para luego ser dominado por un Cádiz que se jugaba la vida y que fuera de casa es muy competitivo. El Sevilla marcó y tuvo miedo. Le quemó el balón ante la presión de un rival al que Sergio dispuso en una presión alta que descolocó a los locales. El Cádiz gozó de claras y merecidas ocasiones de marcar. No logró el empate porque Koundé sacó un disparo de José Mari con Bono batido y, también, porque el meta marroquí hizo una parada increíble a Lucas Pérez. Aspirante al Trofeo Zamora, Bono fue un seguro de vida que frustró a este Cádiz tan intenso, aunque sin gol.

El Sevilla no está bien. No pudo honrar a su capitán con un segundo tiempo muy flojito. El Cádiz insistió con entereza y logró el empate en una falta a la escuadra de Lucas Pérez, producto de dos errores consecutivos de Jordán, en tan mal momento como su propio equipo. El Sevilla ya emitía señales alarmantes. Juega con una enorme ansiedad y, por primera vez, sintió el enfado de su gente. Lopetegui realizó un cambio, el de Navas por el joven Romero, que acabó por alimentar la bronca en un Sánchez Pizjuán que vio rota su imbatibilidad con el triunfo del Madrid y que ahora vio cómo el Cádiz se llevó un punto. En parte por las enormes facilidades ofrecidas por un Sevilla antaño bastante fiable. Los de Lopetegui han sido incapaces de ganar dos partidos de manera consecutiva en una segunda vuelta que se les está haciendo muy larga. Y lo peor para el tramo final es que se avecina un divorcio con la grada y los nervios han llegado a sus jugadores.

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