Carolina Marín y las ‘trampas’ del preparador físico para que el cerebro se olvidara de la rodilla
Guillermo Sánchez asegura que en las lesiones el cerebro cambia por completo el mapa motor y explica cómo estructuró la rehabilitación de la campeona olímpica para perder menos masa muscular posible
“Las rivales están sintiendo que he vuelto”, proclama Carolina Marín después del partido más complicado disputado hasta ahora en el Europeo, el duelo de cuartos contra la danesa Line Hojmark Kjaersfeld (21-11, 14-21 y 21-17). Unas horas antes de ese partido, en el gimnasio del polideportivo Gallur donde hace el calentamiento antes de saltar a la pista, Guillermo Sánchez, su preparador físico, cuenta que Marín es “más dura que una pared”.
Cuenta que los ejercicios de calentamiento se hacen en función de las emociones que tiene justo antes de cada partido y que muchas veces a Marín, hiperactiva, hay que bajarle las pulsaciones. Cuenta también que la lesión de la rodilla izquierda (rotura del ligamento cruzado y del menisco interno y externo) ha convertido a la onubense en una jugadora más inteligente. “Va a regularse mucho mejor en la pista ahora, a pensar mucho más en los aspectos tácticos, técnicos y emocionales y en cómo hacer que su pista sea muy chica y la del rival muy grande”. Y lo clava. A Kjaersfeld, que este jueves salió sollozando y que no consiguió terminar las entrevistas en zona mixta del llanto de rabia y tristeza, se le hizo enorme la pista. Como si Marín no acabara de reaparecer tras once meses de recuperación.
Lejísimos quedan ahora aquellos días de principios de junio de 2021 en los que Sánchez –que trabaja con Marín desde 2018- la ayudaba a bajar por las escaleras, con la rodilla escayolada y sin poder apoyar, para hacer lo poco que se podía hacer en el jardín de casa. Poco, pero mucho, en realidad. “Trabajábamos con la rodilla derecha [la sana], con entrenamientos de tipo excéntrico, a altas velocidades, para provocar efectos de educación cruzada. Eso es: prevenir mayores pérdidas de masa muscular en el miembro afectado”.
Sánchez explica que cuando un deportista se lesiona, el cuerpo entero queda lesionado. Cuenta cómo el cuerpo pasa de gastar energía en algo que no puede usar. Cuenta también cómo hay que trampear para resetear el sistema nervioso y engañarlo de tal forma que no deje de gastar energía. Por ahí empezó a trabajar en la recuperación física que la ha llevado de vuelta a las pistas.
“Cuando ella se lesiona, no se lesiona la rodilla, se lesiona el cuerpo entero: el cerebro el primero. El cerebro cambia el mapa motor por completo. El cuerpo es una máquina perfecta de economizar tareas. Si su entorno no le demanda ese trabajo, se pierde masa muscular muy rápido porque para qué vamos a estar gastando energía en una estructura que no vamos a usar. El sistema está dañado, no te puedes mover, no gasto. Meter estímulos es ir en contra del desarrollo normal del cerebro. Esa inhibición, junto a la otra generada por el dolor, es lo que provoca una bajada de masa muscular. Es una adaptación para proteger la estructura”.
Cambiar el foco atencional
Y, sin embargo, su tarea era la de forzar estímulos para perder la menor masa muscular posible. Y para que, a su vez, la atención no estuviera centrada en la rodilla; para que el dolor no funcionara de inhibidor. “Cuando te duele algo, centras la vista en la zona de dolor, o acercas la mano a esa zona. Como es la vulnerable, es normal prestarle atención. Es un proceso adaptativo totalmente natural, pero yo lo tengo que frenar. ¿Por qué? Porque si le dejo a Carolina que siga observándose o tocándose la rodilla durante la rehabilitación, estaré favoreciendo que la principal entrada de información en el cerebro sea la visual. Y ella cuando juega al bádminton, jamás mira su rodilla. Por eso es importante entender que cuando ella se rompe, no se rompe la rodilla, es un sistema entero el que ha cambiado”.
¿Y cómo se hace para que la mirada no vaya a la rodilla? “Se va de menos a más porque al principio ella tendía a sobreproteger la rodilla. Lo más práctico y sencillo fue hacer trampas utilizando ejercicios de doble tarea. Ejemplo tonto: haz una sentadilla y colócate un vaso en el hombro para que así tu foco atencional sea en el hombro. El cuerpo se reorganiza solo, lo que hacemos es engañar un poco el sistema. Como este no puede atender a dos tareas a la vez, lo puteo para que no se centre en la rodilla”.
El método [los llamados procesos atencionales], matiza Sánchez, tiene sus pros, pero también sus contras. “Puedes pasarte, pueden aparecer miedos e inseguridades porque yo estoy pidiendo una tarea, pero tú en verdad no quieres o no tienes la seguridad para hacerla. Esta es otra de las cosas que hemos cambiado con respecto a la primera lesión [ligamento cruzado de la rodilla derecha en enero de 2019]: María Martínez, la psicóloga, ha sido parte indispensable: hacía menos sesiones en el despacho con Carol y se unía a nosotros en las de trabajo físico y de fisioterapia. Es una forma bonita de atención temprana a cambios emocionales por demandas de tareas”.
Según contó Marín a este periódico, la recuperación fue una montaña rusa hasta febrero. Por la complejidad de la operación –estuvo tres meses sin poder apoyar para que el menisco soldara-, por el quiste intermeniscal que apareció en noviembre, por el frenazo del covid en diciembre y enero. No fue hasta febrero cuando ella empezó a sentirse de nuevo competitiva. Así lo refrenda Sánchez: “A Carlos [el fisio] y a mí esta rodilla nos ha dado bastante más que hacer que la otra, porque la operación ha sido con una técnica mucho más invasiva, porque le ha cambiado la estructura y eso siempre provoca alteraciones [rigidez en este caso] a nivel biomecánico”.
Pero eso no ha cambiado ni limitado la manera de jugar de Marín. “Cuando te operan, nunca te reconstruyen la rodilla exactamente igual. Ella ha vuelto, su rodilla está estable y competitiva. Pero nosotros tenemos que seguir incidiendo para adaptar la estructura operada al entorno del partido”.
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