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Boston tumba a Brooklyn en un primer partido memorable (115-114)

Los Celtics imponen su defensa y ganan a los Nets con una canasta sobre la bocina de Jayson Tatum

Jayson Tatum conduce el balón tras el reverso sobre Kyrie Irving en la última jugada del partido.
Jayson Tatum conduce el balón tras el reverso sobre Kyrie Irving en la última jugada del partido.David Butler II (USA TODAY Sports)
Daniel Arribas

“No hemos tenido intensidad ni concentración desde el calentamiento. Estoy muy decepcionado con el equipo”. Con estas palabras justificaba, Ime Udoka, entrenador de los Boston Celtics, una nueva derrota de los suyos allá por octubre, en pleno albor de la temporada. Cuánto ha cambiado el cuento en el TD Garden. Con un récord imparable desde enero (33-10), los de Massachusetts escalaron posiciones de forma endiablada en el Este y se citaron en primera ronda de los play offs con Brooklyn, eterna incógnita repleta de talento. Anoche, ante los Nets, los Celtics hicieron gala de su espléndido estado de forma y, con una gran defensa, sepultaron las extravagancias de Durant e Irving, villano por excelencia en Boston, para poner el 1-0 en la serie de mayor relumbrón de la primera ronda.

Los de Steve Nash, recibidos con abucheos por las casi 20.000 personas que abarrotaron el pabellón, deberán agarrarse a las genialidades de sus estrellas en lo que queda de eliminatoria. No queda otra. Y puede que aun así no baste. Anoche, los Nets tuvieron más acierto en el tiro desde todas las posiciones del campo, con un apabullante 46% desde el triple. Durant e Irving sumaron 62 puntos. Dragic fue el jugador con mejor más menos en pista: +17. Pero no fue suficiente.

La defensa de Boston, como se vio en la última secuencia del partido, pasó por encima de unos Nets descompensados. Marcus Smart, flamante finalista a mejor defensor del año, guió a los de Udoka a una presión asfixiante sobre los hombres de negro, ayer de blanco sobre el parqué. Con organización colectiva, todo se puede parar, incluso una dupla formada por Irving y Durant.

Como ya hiciera el curso pasado, Jayson Tatum, con 15 puntos y siete asistencias al descanso, elevó a los Celtics hasta competir como se le exige a este grupo desde hace años. Tras el paso insípido de Brad Stevens por el banquillo —ahora en los despachos—, Udoka ha reparado unos plomos que parecían fundidos y ha devuelto, de nuevo, el orgullo verde a Boston.

En la segunda mitad, los locales tomaron ligera ventaja en el marcador, pero Durant, iluminado desde la media distancia, tocaba una y otra vez su sintonía favorita, la del balón contra la red —swish, como acuñaron en Estados Unidos ese sonido celestial—. Uno se sorprende al repasar las estadísticas y ver que, sorpresa, el alero también falla desde los cinco metros. Parece imposible.

El arreón visitante recortó distancias al filo del último cuarto, pero un gran tapón de Jaylen Brown y un triple de Tatum cortaron la racha ante el fervor del TD Garden, ruidoso como pocos.

Ya en el último tramo, Irving decidió responder a los incesantes abucheos con dos triples consecutivos que colocaron a su equipo a solo tres puntos. A ocho del final, Durant siguió a lo suyo y puso a Brooklyn por delante por primera vez en la segunda mitad. Desde ahí, el partido subió todavía más la intensidad y ninguno de los dos equipos logró despegarse en el marcador.

Al último minuto se entró, cómo no, con empate (111-111). La grada, de pie, entonaba el clásico”defense, defense” y, como si nada de eso sucediera a su alrededor, Irving seguía anotando desde el triple. El base, que cumple este mes el ayuno por ramadán, había dedicado minutos antes una peineta a una afición a la que juró amor eterno años atrás.

Boston se recuperó del golpe y, con una defensa académica de Smart, Horford y Tatum, forzó a Durant a un triple imposible que se estrelló contra el aro. Tras el rebote, capturado por Horford, los Celtics disponían de poco más de diez segundos para cruzar el campo y darle la vuelta al marcador, que marchaba 113-114. Tras una gran combinación de pases esquinados y amagos de tiro, el balón llegó a Tatum, que se anticipó a las manos de Irving y, con un reverso inverosímil, soltó el balón contra el tablero antes de que el reloj llegara a cero. Canasta y victoria para unos Celtics que, este año sí, sueñan a lo grande.

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Sobre la firma

Daniel Arribas
Es periodista en EL PAÍS desde 2021. Ha publicado reportajes en la sección de Madrid y en las páginas de fin de semana. Ahora es redactor de Deportes, donde cubre competiciones de baloncesto, tenis, ciclismo y otras disciplinas. Antes trabajó en El Mundo y Ogilvy.

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