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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Islandia fue en 2016 la Macedonia de Inglaterra

La prensa comparó aquella humillación con la sufrida en 1950 cuando Estados Unidos, un don nadie en aquellos tiempos, les ganó en el Mundial de Brasil

Jugadores de Islandia ponen en pie a su afición tras derrotar a Inglaterra en la Eurocopa de 2016.
Jugadores de Islandia ponen en pie a su afición tras derrotar a Inglaterra en la Eurocopa de 2016.PETER POWELL (EFE)

Italia no está sola en el inconsolable mundo de los naufragios futbolísticos tras quedarse por segunda vez sin Mundial pese a ser la campeona de Europa. Francia ganó el Mundial de 1998 en París pero quedó última de grupo cuatro años después tras perder contra Senegal y Dinamarca. España ganó el de Sudáfrica en 2010 pero no pasó de la primera ronda en 2014 y fue barrida por Holanda (5-1) en su debut. Alemania, campeona en ese Mundial tras desarbolar al anfitrión Brasil (7-1) en semifinales, fue última de grupo en 2018 tras perder ante Corea del Sur. El propio Brasil nunca olvidará el legendario Maracanazo de 1950, cuando Uruguay le remontó (2-1) en el último partido.

Pero nadie sabe tan bien como Inglaterra lo que está sufriendo Italia en estos momentos. Quizás incluso mejor porque las decepciones han sido más abundantes y algunas tan dolorosas como el chasco italiano frente a Macedonia del Norte o el de 1966 frente a Corea del Norte en Middlesborough. (¿Será ese “del Norte” la verdadera explicación de lo que le pasó a Italia en Palermo?). Y lo sabe porque el 27 de junio de 2016 en Niza fue eliminada de la Eurocopa por Islandia, un equipo con un nivel solo un poquito mejor que los verdugos de Italia el otro día. Islandia está en el puesto 60 de la FIFA frente al 67 de los macedonios, la media de ambos es de 64 y 85 y el peor puesto que han ocupado es el 131 para Islandia y el 166 para Macedonia.

Quizás lo más chocante aquel día fue que Inglaterra ya ganaba a los cuatro minutos gracias a un penalti transformado por Wayne Rooney. Un cuarto de hora después, Islandia marcó dos goles en tres minutos y dejó noqueados a los ingleses hasta el final del partido. Aquella Inglaterra del políglota Roy Hodgson contaba no solo con Rooney; ahí estaban también Sterling, Kane, Sturridge, el Dele Alli de los buenos tiempos, Walker, Vardy, Wilshere, Rashford…

La prensa comparó aquella humillación con la sufrida en 1950 cuando Estados Unidos, un auténtico don nadie en aquellos tiempos, les ganó (1-0) en el Mundial de Brasil, aunque fue el famoso gol de Zarra en Maracaná (1-0) el que acabaría dejando a los ingleses fuera de ese Mundial, el primero que jugaban.

Las de Islandia y Estados Unidos son las derrotas más humillantes de Inglaterra por la debilidad del contrario, pero no necesariamente tan dolorosas como las de las Eurocopas de 1996 y 2021, ambas en Wembley y ambas por penaltis cuando Inglaterra ya se veía campeona. La Eurocopa de 1996 fue la de la famosa canción que todo el país entona desde entonces celebrando que el fútbol (¿la victoria?) vuelve por fin a casa, 30 años después del Mundial de 1966. Alemania ganó las semifinales desde el punto de penalti después de empatar a uno. El año pasado se repitió la historia ante Italia, esta vez en la final.

El dolor de esas derrotas es comparable al de las semifinales del Mundial 1990 en Turín, cuando Inglaterra y la entonces Alemania Occidental también empataron a uno y de nuevo los germanos pasaron por penaltis. Nadie ha olvidado el llanto amargo de Paul Gascoigne, Gazza, tras aquel disgusto. Para Inglaterra, perder en la tanda de penaltis es toda una tradición: Alemania (1990 y 1996), Argentina (1998), Portugal (2004 y 2006), Italia (2012 y 2021). Magro consuelo: en 1996 eliminaron así a España en cuartos de final.

Pero entre todos los naufragios ingleses hay uno que siempre estará en la historia, el de aquel 22 de junio de 1986 en el Estadio Azteca, cuando la Mano de Dios abrió el marcador para Argentina y cuatro minutos después Maradona corrió desde medio campo regateando a medio equipo de Inglaterra para marcar el llamado Gol del Siglo. Muchos argentinos celebraron aquella victoria (2-1) como si hubiera sido la última batalla de la Guerra de las Malvinas.

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