Bale lanza a Gales y Portugal sufre ante Turquía
Un doblete del madridista se carga a Austria, el equipo luso exhibe variedad de recursos y Suecia elimina en la prórroga a la República Checa
Mientras Italia se desplomaba, la angustiosa noche de la repesca europea devolvía a Gareth Bale al primer plano sobre un campo de fútbol, Portugal avanzaba con sufrimiento y Suecia remataba a la República Checa en la prórroga.
Bale se erigió en héroe nacional en Cardiff con su doblete ante Austria (2-1). Obra maestra del golpeo, seco, fuerte, el lanzamiento de falta que abrió el marcador hizo que el balón subiera y bajara con violencia y precisión directamente a la escuadra. Amplió distancias al principio de la segunda parte y las redujo Sabitzer en el minuto 65, pero ahí se quedó todo. Su rival en la final por un puesto en el Mundial de Qatar será Escocia o Ucrania, cuya semifinal fue aplazada tras la invasión de Ucrania. Gales no acude a una Copa del Mundo desde 1958. El reto del cuadro británico adquiere proporciones históricas.
La invasión rusa de Ucrania también afectó a otra eliminatoria. Con Rusia suspendida por vía administrativa, su rival en su torneo de repesca, Polonia, pasó directamente a la final contra Suecia, que este jueves venció en la prórroga a la República Checa por 1-0 con un tanto de Quaison en el minuto 110.
Con la excepción de Didier Deschamps, ningún seleccionador en Europa dispone de más víveres en la alacena que Fernando Santos. La variedad y el nivel de los recursos de Portugal permitió al seleccionador improvisar soluciones deslumbrantes contra Turquía. Sin Pepe ni Rúben Dias, sus centrales titulares, ambos lesionados, el técnico retrasó a Danilo para que acompañase a Fonte, y en el mediocentro prescindió de pivote y le dio el timón del equipo a Moutinho y Bernardo Silva. Sin rastro de los atletas esbeltos que históricamente poblaron el mediocampo portugués, Santos dobló el refinamiento de su apuesta añadiendo a Bruno Fernandes como enganche y a dos extremos laboriosos, Jota y Otavio, con misiones múltiples. El primero, con menos imaginación que dinamismo, el segundo con trabajo y velocidad de la buena. Pocos imaginaron cosas a mayor velocidad que Otavio, hábil intérprete del juego a un toque, claro en el mediocampo y desequilibrante en el último cuarto.
Otavio da Silva, nacido en Brasil hace 27 años, internacional canarinho en categorías inferiores y nacionalizado portugués, se consolidó como gran revelación de la selección de Portugal. Primero empujando el 1-0 tras el palo de Bernardo Silva, después asistiendo a Jota en el 2-0 con un globito que fue la culminación de una progresión coral que sumó a Bernardo Silva y Moutinho.
Turquía falla un penalti
Otavio se convirtió en el mejor aliado de Bernardo Silva en un partido que Portugal dominó con holgura en todos los órdenes menos en las transiciones defensivas. Cuando perdió la pelota no siempre anticipó con acierto, privada como estaba de un pivote especialista, y por ahí se sucedieron algunas aproximaciones inquietantes que los centrales no supieron desmontar con solvencia. Por esa ranura se coló Turquía en la muralla. Sobreponiéndose a la incompetencia de sus defensas, al desorden de su mediocampo, a los remates atronadores de Cristiano, Jota y Otavio, los turcos castigaron a Portugal en dos acciones relampagueantes. Metieron el 2-1 tras una pared de Ünder que habilitó a Yilmaz, y estuvieron a punto de empatar un partido que se les empinaba sin remedio gracias a la imprudencia de Fonte, que cometió penalti sobre Enes Ünal. La presencia de William Carvalho —reemplazante del disperso Bruno Fernandes— no evitó el susto. Yilmaz envió el tiro fuera.
Turquía no se clasifica para un Mundial desde su asombrosa participación en 2002, cuando acabó tercera. Inestables por naturaleza, los futbolistas turcos desplegaron todo su repertorio de flaquezas emocionales en O Dragao. Se dejaron rematar el 1-0 sin que ninguno de sus reputados centrales reaccionara tiempo y solo con la carga de la remontada —espoleados por la liberación del que ya no tiene nada que perder— expresaron su carácter bravo. El partido discurrió entonces por el cauce un tanto descontrolado que caracteriza estas situaciones en las que cada gesto, cada pase, cada carrera, parecen producir consecuencias irrevocables. Ni la entrada de João Félix por Jota en la segunda parte ayudó a Portugal a dominar el encuentro por completo. Únicamente el gol de Matheus Nunes, en el minuto 94, alivió a Fernando Santos, cada día más atormentado en la banda.
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