Un Soria espectacular frustra al Athletic
El guardameta del Getafe, artífice del punto conseguido por su equipo, que jugó la última media hora con diez en San Mamés
Un David Soria espectacular frustró al Athletic en San Mamés. El equipo rojiblanco dominó de punta a cabo al Getafe, y más todavía cuando el equipo azulón se quedó con un hombre menos a falta de media hora, pero se topó con el portero, el último baluarte, que defendió el punto para su equipo.
¿Qué pasa en las tripas de un estadio? Allí están los vestuarios, que hace unos años eran santuarios que nadie ajeno al juego podía profanar y ahora son carne de reportaje televisivo. Allí, se supone, se esconden los entrenadores minutos antes de un partido, cuando el césped está invadido por una legión de futbolistas, auxiliares, preparadores físicos y árbitros, como si fuera el patio de un colegio donde cada grupo juega a lo suyo.
Pero los entrenadores no aparecen nunca. Pasaron los tiempos en los que Luis Aragonés, con su pelliza de piel vuelta, organizaba los ejercicios de sus chicos y saltaba con ellos. Ahora, los técnicos ya no están, y hay que imaginarlos en la calidez y la soledad del vestuario ultimando al dedillo los últimos detalles para explicárselos a los jugadores.
¿Pero qué hace un entrenador, Marcelino por ejemplo, cuando a los dos minutos su equipo encaja un gol que se sale del guion? Eso le pasó en San Mamés. Lo preparó todo para que el Athletic saliera al abordaje del Getafe, pero en dos minutos el libreto ya no le valía, porque Vencedor se tragó el regate de Djené y Vesga dejó cabecear en el área pequeña al mejor rematador del equipo visitante, Enes Ünal, que cambió el panorama de un plumazo.
Si Marcelino sabía que su equipo tendría que remar mucho ante un Getafe muy mejorado de aspecto desde la llegada de Quique Sánchez, se percató en ese instante que remar no sería suficiente, sino que tendría que sudar sangre. Y lo hicieron los suyos después de unos minutos de perplejidad, pero entonces surgió la figura del partido, David Soria, que puso su altura, su envergadura, su agilidad y sus reflejos a trabajar para la causa azulona. Primero ante Berenguer, después en un duro remate de Williams. Otra vez se zambulló el guardameta madrileño para desviar un remate de cabeza de Vivian, al que le amargó la noche con tres paradones en jugadas con etiqueta de gol.
La intervención del VAR
El portero demostró que no es una máquina cuando tuvo que doblegarse ante el zurdazo inmisericorde de Yuri, magnífico en su pared con Williams para empatar el partido, pero en la segunda parte volvió a lo mismo, a protagonizar un recital de acciones ante los delanteros rojiblancos. Y se tuvo que multiplicar más todavía cuando después de un gol anulado con suspense a Olivera, por fuera de juego, una buena acción del Athletic acabó en un penalti que señaló Gil Manzano. Enseñó tarjeta amarilla a Cuenca, pero el VAR le rectificó: la jugada había sido fuera del área. No hubo pena máxima, pero la amarilla cambió a roja al apreciar el árbitro ocasión manifiesta de gol.
Desde ese instante, con un jugador menos, el Getafe quiso ser un muro y Soria se multiplicó. Su actuación fue monumental. Frustró al Athletic, que sólo pudo empatar pese a sus grandes esfuerzos.
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