Cuando el pie retrata al portero
Los errores de Donnarumma y Ledesma reabren el debate sobre si las obligaciones innatas del meta se han desvirtuado y si se abusa de la exigencia de dar pases
”Yo no estaría en el Barcelona si no supiera jugar con los pies. Lo que hace que un portero sea o parezca moderno es que tenga un buen juego de pies”. Esta declaración de intenciones de Ter Stegen a la revista Panenka hace casi cuatro años se vigoriza cada vez que un portero, en su forzado intento de jugar el balón con los pies, comete un error de bulto que acaba con el balón en su portería.
Rebrota, entonces, el recelo sobre si la figura del guardameta no ha alcanzado una sobreactuación que comienza a complicarle seriamente su existencia. En la mayoría de los casos, cumplen estrictamente las órdenes del entrenador de turno e, incluso, puede estar en juego su titularidad, pero ya son bastantes los técnicos y especialistas que comienzan a considerar si la tendencia de que el portero sea casi un jugador más de campo se ha sobredimensionado en exceso.
En 48 horas, dos casos bien cercanos. Del Bernabéu al Metropolitano. De la Champions a la Liga. Dos errores en el pase. Dos goles en contra. Dos víctimas (Donnarumma y Ledesma) y dos verdugos (Benzema y João Félix). Sobre el primer caso, desde Italia voces con oficio, carisma y conocimientos han salido a disculpar al indiscutible titular de la selección y portero del PSG. Dino Zoff, campeón del mundo en 1982, sugiere que no está de acuerdo con la moda de que el portero tenga que ser un erudito con el balón en los pies. “No me gustan las construcciones del juego desde abajo. Tienes que saber el tipo de jugadores que tienes y si están capacitados o no para ello”. Buffon, de 44 años, también ha echado un cable a Donnarumma: “Si acaso su error fue ser honesto al levantarse tan pronto. Mandó un mensaje al árbitro de que el contacto con Benzema había sido irrelevante”.
El análisis de la jugada del Bernabéu lleva a pensar que el portero italiano se encuentra seriamente sensibilizado por la competencia directa con Keylor Navas y la percepción de que el costarricense pueda dominar mejor esa asignatura. Lo evidente es que Donnarumma arriesgó más de la cuenta, a Benzema se le apareció la imagen de Karius en la final de Kiev y se lanzó hacia su presa.
En lo que va de Liga, ya se habían producido tres ejemplos de situaciones parecidas a la de Ledesma, del Cádiz, en su error en el Metropolitano. El propio Ledesma cometió el mismo pecado contra el Alavés (0-2). Los otros dos tuvieron a David Soria (Getafe) contra el Granada (4-2) y Dituro (Celta) contra el Valencia (1-2) como protagonistas.
El sábado, las cámaras dejaron al descubierto que la presión de João Félix sobre el guardameta cadista no fue casual. Simeone, desde la banda, le incitó a ello con un sonoro grito. No era ajeno a que su compatriota se solía complicar la vida cuando intentaba jugar el balón en su área. Sergio González, después del partido, quiso minimizar el error de su portero: “La jugada del gol es una mala decisión, no hay que renunciar a nada, ni darle más vueltas”.
Santi Cañizares, desde su experiencia profesional de 23 años bajo palos, reflexiona sobre la nueva dimensión que ha alcanzado la demarcación. “En mis tiempos, utilizábamos los pies para quitarnos el balón de encima. Yo era un desastre. Lo reconozco. Sin embargo, ahora se penaliza no saber jugar con los pies. Donnarumma no tomó una buena decisión. Nada más. Cuando te presionan, no se puede esperar al último momento para golpear el balón. En su caso me parece un hecho aislado. Le podía haber pasado a un central o a un mediocentro”.
Desde infantiles
Sobre si se está llevando la situación a un límite peligroso para la profesión en cuestión, Cañizares lo tiene claro. “El problema es que se le da más importancia al juego con los pies de la que se debería de dar. Exigir, hay que exigir que se juegue y domine y cuanto más, mejor, pero por delante pondría otros cuatro conceptos básicos para un portero: la personalidad; la técnica, sobre todo en el aspecto del blocaje, que se está perdiendo; la posición entre los palos; y la intuición. Lo que no se puede aceptar es que desde niños se entrene más el juego con los pies que la técnica propia de un portero. Se han intercambiado los minutos de entrenamiento. No es normal”.
Vicente del Bosque, siempre con su prudencia característica, se muestra crítico con la obligación de tener que sacar el balón jugado desde atrás con el portero. “Parece que, si no la tocan bien, les despiden. Se abusa del pase de seguridad y al final se convierten en un problema. Se complican la vida los propios porteros, pero también se la complican los defensas”, señala. “Es cuestión del entrenador que confíe en que su portero pueda ayudar en el inicio del juego, pero siempre pienso que la salida es la salida y no te asegura que vayas a marcar más goles. Es cierto que el inicio desde atrás te permite atraer al contrario y si luego salvas la línea de presión lo puedes tener más fácil para avanzar, pero nada más. Parece que quien no lo hace no está en el día a día de la modernidad futbolística. Hay quien le da al asunto una categoría que no creo que tenga. Lo normal es elegir los porteros por lo que paran con las manos”, prolonga el salmantino.
Otro técnico de largo recorrido, Unai Emery, defendió con vehemencia a Rulli cuando falló en la entrega y facilitó el gol de Cristiano en la fase grupos de la Champions contra el Manchester United. “Cometimos un error, pero es un error de lo que queremos que sea una fortaleza nuestra, que es tener el balón. Quizás en esa jugada deberíamos haber tenido más pausa. Pero no es un error de un jugador sino una causa de nuestro estilo de juego”.
Entrenamiento invertido: primero lo general y después lo específico
Pepe Mel, un clásico de los banquillos españoles, con 23 años con la maleta a cuestas tanto en Primera como en Segunda, mantiene un debate consigo mismo sobre la cuestión. “A veces, los entrenadores nos pegamos tiros en los pies con asuntos como este. Es verdad que, ahora, en la categoría que sea, incluida la Champions, los porteros arriesgan en exceso. Parece que está mal visto pegarle al balón para delante directamente. Eso es rizar el rizo. Pero al mismo tiempo, es verdad que ahora intentamos fichar porteros que se manejen con los pies”. Mel, ahora sin equipo, reconoce que en sus entrenamientos los porteros son como los jugadores de campo. “Les metemos en las posesiones, en las ruedas de pase, en los juegos de balón, en las salidas de balón… Participan en todo porque luego, en el juego real, los necesitas. Es antes y después del entrenamiento general cuando realizan el suyo específico, acorde con su puesto. En caso de tener dos porteros con condiciones muy iguales, por lo que hablo con otros entrenadores, solemos elegir a quien mejor juega con los pies”.
Dicho lo cual reconoce cierto tremendismo al respecto. “Puede que nos estamos pasando un poco con el asunto. No todos los equipos están obligados a salir jugando de la forma que le gusta a Pep \[Guardiola\]. No se tienen los argumentos del City o el Barça. Al portero le pides que haga cosas de más. Di Stéfano decía que estaba para parar las que iban dentro. Si tu equipo no es ducho técnicamente, tienes un problema: el portero transmite el nerviosismo a sus compañeros, el equipo al público, la grada al banquillo. Si no tienes jugadores para ello lo mejor es jugar como se ha hecho siempre, poner el balón en juego y fuera”.
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