Osasuna corta el vuelo al Villarreal
Un gol de Chimy Ávila tras un contragolpe frena al equipo de Unai Emery, poco resolutivo en el área rival
Osasuna quebró su mala racha y el Villarreal no pudo prolongar el buen camino que había emprendido. Como sucedió en La Cerámica, un gol de Chimy Ávila ejecutó al equipo amarillo. Fue después de un partido en el que dominó el equipo de Emery, aunque con poca sustancia en el área rival, donde se cuece lo importante. Osasuna, pese a ceder la pelota durante muchos minutos, se mostró más resolutivo frente a Rulli, al que hizo trabajar unas cuantas veces.
Convergían en El Sadar dos trayectorias opuestas. La curva osasunista iba hacia abajo, casi en números rojos, después de dos meses de sequía en casa; la del submarino amarillo, boyante, verde luminosa, camino de las estrellas, pero el fútbol es como el Dow Jones, imprevisible. Hacer la quiniela es como jugar en bolsa. Acertar es cosa de los muy expertos, o de los muy insensatos que pegan un pelotazo por casualidad, o se estrellan con estrépito. Arrasate decidió cambiar algunas cosas en su equipo en busca de la solvencia, mientras Emery, prudente, prefería no tocar nada, porque todo parecía funcionar, con Yeremy Pino, el de los cuatro goles, reluciente, y el resto del equipo funcionando como un reloj.
Así andaban en los primeros minutos, apagados los ardores habituales de Osasuna frente al público pamplonica. Tenían la pelota los amarillos y los rojillos no parecían necesitarla. Cuando conseguían tenerla, se plantaban en dos pases cerca del área. La fórmula parecía sencilla: balón arriba que Kike García pescaba, y apertura para Chimy, Rubén García o quien apareciera por allí. Con esos rudimentos le daba a Osasuna, que asustó a Rulli en un disparo de Nacho Vidal que Pau neutralizó lanzándose al suelo.
Después de un gol anulado a Estupiñán por fuera de juego, por el que el ecuatoriano ya empezaba a pedir perdón a su antigua parroquia, el equipo de Arrasate pudo adelantarse en un error de cálculo de Rulli, que salió a por uvas a un córner. El disparo de David García, con el balón suelto, se fue alto. Proponía el Villarreal, hacía planes, pero ninguno salía como deseaba. Sólo un centro de Danjuma, que se convirtió en disparo le puso las cosas difíciles a Herrera, que tenía delante un muro defensivo casi infranqueable. La batuta de Parejo no cogía el compás.
Con el comienzo de la segunda parte, Arrasate deshizo los cambios iniciales y regresó a su plan de siempre. Colocó a Chimy en la derecha y a Javi Martínez más centrado, y todo empezó a fluir mejor para Osasuna. Seguía teniendo el balón el Villarreal, pero lo movía en parcelas poco comprometidas, aunque después de un córner pudo marcar Capoue, con un disparo que se estrelló en la empalizada de piernas del equipo navarro. Un minuto más tarde, Rulli le tuvo que hacer la parada del partido a Rubén García. Enseguida, Kike García cabeceó alto en un córner y un poco más tarde, Chimy disparó con rosca algo desviado.
Eran los mejores momentos de Osasuna, que, en su salsa, marcó su gol sin solución de continuidad. Torró le rebañó la pelota a Lo Celso, que pidió falta, metido en campo osasunista. Javi Martínez condujo el contragolpe con paciencia, lo que puede parecer un oxímoron, pero no lo fue. Dio tiempo a que Rubén García se desplegara por la izquierda y Chimy por la derecha. Le dio el balón al primero, que centró preciso, y el argentino marcó los tiempos de un remate de cabeza canónico para batir a su compatriota Rulli, que nada pudo hacer.
Luego llegaron los cambios, el intento de Emery por modificar la tendencia y hacer remontar la curva de su Dow Jones particular, pero Osasuna fue toda la tarde un equipo solvente, y pese al acoso final, no pasó demasiados apuros.
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