Simeone no da con Simeone
Ni el vestuario ni el técnico del Atlético hallan soluciones al desplome rojiblanco, insólito en la etapa del argentino
La derrota del Atlético con el Levante (0-1) supuso la duodécima de la temporada. Nunca había perdido tantos partidos en una misma campaña Diego Pablo Simeone desde su aterrizaje en el club en diciembre de 2011. Tampoco había tenido que asumir y admitir el desconcierto que le consume porque su intento de recuperar al equipo desde la solidez defensiva no le cuaja por primera vez. Su caminar lento y cabizbajo al término del encuentro con el Levante y la parquedad de sus respuestas en la sala de prensa delataron a un entrenador abatido por la crisis que envuelve a su equipo y a la que no encuentra solución.
En sus análisis, Simeone admite que los continuos cambios de sistemas y de alineaciones, 31 en 33 partidos, no están dando el fruto deseado y que esto ha terminado por minar la confianza de la mayoría de sus jugadores. Los vaivenes de futbolistas y dibujos de un partido a otro, e incluso en un mismo encuentro, han deparado un bloqueo mental entre el plantel al que tampoco ha encontrado remedio el técnico. Simeone está ocupado en encontrar cómo volver a activar a un equipo que hace seis meses conquistó la Liga y fue reforzado por Griezmann, Cunha y De Paul. Esta es su gran preocupación para poder enderezar un proyecto en el que es indispensable alcanzar una de las cuatro plazas que dan acceso a la Liga de Campeones para que tenga viabilidad económica. Distanciado del Real Madrid y del Sevilla, en 15 y 11 puntos, a cuatro del Betis e igualado con el Barcelona, este con un partido menos, la empresa se ha complicado aún más después del traspié con el Levante, que correspondía a un partido aplazado ideal para recortar distancias.
El camino para lograr recobrar la fortaleza mental y competitiva a través de que su mensaje vuelva a calar no es sencillo. En el vestuario hay jugadores que relatan que el ambiente no es el mejor y que las ideas del técnico van por un lado y las de algunos futbolistas por otro. Los intentos por aglutinar y sumar adeptos a la causa del entrenador por parte de algunos pesos pesados de la caseta como Koke y Giménez también delatan esas grietas internas. Los frentes abiertos son varios y delicados. El mutuo desencanto entre João Félix y Simeone es el más notorio. La posición de Marcos Llorente como lateral no le gusta ni al jugador ni a la dirigencia, que teme que este también pueda desencantarse y forzar su marcha. En ese sentido, Simeone lamentó mucho la lesión de Wass, fichado en este mercado invernal precisamente para que Llorente pudiera regresar a posiciones más adelantadas. Según fuentes con acceso al vestuario, hay futbolistas a los que les cuesta entender que cuando el once ha estado compuesto por jugadores de buen pie la propuesta no haya sido más atrevida para potenciar esas virtudes.
Ante este panorama, Simeone no ha emitido una sola señal de querer cerrar su exitoso ciclo al final de la temporada. Tampoco ha encontrado señales en la propiedad que le inviten a pensar en que no será él quien decida en qué momento abandonará el club. En el Atlético ni confirman ni desmienten que exista una cláusula en su contrato, prolongado este verano hasta 2024 a razón de 23 millones de euros netos, que permita la rescisión si el equipo no se clasifica para la Liga de Campeones. Hay directivos que no dudan cuando se les pregunta por el hecho de que haya jugadores que no estén con el preparador argentino. “Esos tienen un problema”, responden dando a entender que la continuidad de Simeone no está en entredicho. Sin embargo, por primera vez, comienzan a aparecer nombres de posibles sustitutos. Ernesto Valverde y Marcelino García Toral, pendiente de si los posibles candidatos del Athletic dan su visto bueno para su renovación, y Marcelo Gallardo suenan con fuerza en un ramillete selecto en el que también se ha incluido a Mauricio Pochettino, que apunta al Manchester United, y hasta el inalcanzable Jürgen Klopp. Fuentes próximas al club aseguran que una hipotética salida del Cholo Simeone también conllevaría la del director deportivo, el italiano Andrea Berta.
El club está en una encrucijada respecto al futuro del entrenador. De no entrar en la Liga de Campeones sería la primera vez en 10 años que Simeone no cumple con el principal objetivo que se le marca a principio de temporada. Pero, ¿cómo echar al entrenador que ha devuelto a la entidad al primer escalón del fútbol europeo tras ganar dos Ligas, dos Europa League, una Copa, y disputar dos finales de la Champions? ¿Cómo acabar con un entrenador, pese a que su marcha aligeraría sustancialmente la masa salarial, que es idolatrado por la mayoría de la hinchada y ha dado estabilidad social a la dirigencia? “Yo no le pido títulos, solo que el equipo compita y si eso no sucede algún día nos sentaremos a hablar tranquilamente”, manifestó recientemente el máximo dirigente, Miguel Ángel Gil Marín, a EL PAÍS con motivo del décimo aniversario de Simeone como técnico rojiblanco. Nunca como en este curso, el equipo ha competido tan mal.
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