El peor Manchester City tumba al mejor Arsenal
Un gol de Rodri en el minuto 93 afianza el liderato del equipo de Guardiola al cabo de un partido accidentado del que no podrán sacar ventaja ni Chelsea ni Liverpool en su duelo del domingo
El peor Manchester City de la temporada dejó en la lona al mejor Arsenal. Justo cuando la trama indicaba que sucedería al revés. Este sábado, en el primer partido que las grandes ligas ofrecieron en 2022, el City de Guardiola se enredó en la alambrada del que fuera su discípulo, Mikel Arteta, encajó el 1-0, estuvo a punto de recibir el 2-0 en tres ocasiones, y finalmente, cuando parecía aturdido, logró sobreponerse después de una sucesión de decisiones arbitrales controvertidas que allanaron la senda hacia un gol extraño. La puntilla de Rodri en el minuto 93 fue objeto de una gran celebración por parte de toda la plantilla, ante la incredulidad de Guardiola. “No somos uno de esos equipos que ganan muchos partidos en el tiempo de descuento”, señaló el entrenador. “El último gol de este tipo que recuerdo fue de Sterling, hace tres años contra el Tottenham”.
En el minuto 57 un penalti de Xhaka sobre Bernardo Silva; y en el 58 la expulsión de Gabriel Magalhaes por doble amarilla, fueron el prolegómeno de un desenlace frenético en el que Rodrigo Hernández acabó empujando a la red el balón del gol de la victoria, 1-2, al cabo de un centro de De Bruyne que el mediocampista español atacó de arremetida, sin que los centrales locales lograran despejar, desesperados después de media hora achicando agua, cuando el marcador señalaba el minuto 93.
La jornada 21º de la Premier se planteó como una encrucijada. El Liverpool y el Chelsea, que se enfrentan este domingo, gozarían de pocas fechas mejores para recortar la distancia que les separaba del City, que visitó el campo del Arsenal después de sumar diez victorias sucesivas en el campeonato. El Arsenal venía crecido. Inflamado por los buenos resultados y por un orden que por fin le ha brindado estabilidad, el equipo de Londres cortocircuitó el juego de su rival en la salida y a punto estuvo de provocar una de esas crisis que condicionan los campeonatos. Puede que las decisiones del árbitro, Stuart Atwell, fueran rigurosas. Pero no les faltó fundamento. Por ese resquicio jurídico se escapó el City, que llegó al partido castigado por el calendario, las lesiones y la Covid. “Nos faltó energía”, dijo Guardiola. “Y luego hubo situaciones azarosas y la moneda cayó de nuestro lado”.
Rodri y sus compañeros celebraron el 1-2 en un frenesí, dando gritos ante las tribunas abarrotadas del Emirates, con la certeza de quien se sabe en poder de medio título. Los tres puntos afirman al City en la cabeza de la tabla con 53, lejos del Chelsea, que suma 42, y un poco más lejos del Liverpool, que cuenta 41 con dos partidos menos.
Fuera del gran combate por la liga, el Arsenal llegó a la cita orgulloso de establecerse en el cuarto puesto de la clasificación. A la travesía del desierto de 2020-21, primera temporada en la que quedó fuera de Europa tras 25 años, le sucede un periodo de optimismo. Finalmente, Arteta ha reafirmado su carácter y su convicción en este 4-2-3-1 que se destaca más por la generosidad sin el balón que por la construcción sofisticada del juego con la pelota. Alrededor del aplicado Partey y del vehemente Xhaka, su doble pivote, este grupo mayoritariamente juvenil se ha convertido en uno de los conjuntos más coordinados de la Premier a la hora de presionar adelante y atrás, y a derecha e izquierda, en pos del error ajeno y el zarpazo.
El Arsenal persuadió al City de salir jugando por los carriles y en los momentos que mejor convenían a su embudo. Los primeros en caer en la trampa fueron Cancelo y Aké, los laterales, ángulos terminales de casi todas las maniobras de salida de balón del City en la primera parte. Solo Bernardo Silva pareció percatarse de las necesidades de su equipo, incapaz de conectar con los interiores en tiempo y forma. Fue precisamente en un avance dirigido por Silva cuando De Bruyne calculó mal las distancias y se dejó robar la pelota por White en el borde del área local. Odegaard agilizó el contragolpe en el medio y Bukayo Saka lo culminó rematando a un toque, al borde del área, el centro de Tierney. Si el 1-0 fue un perecido premio a la tenacidad y la buena organización del Arsenal, el 2-0, a punto de caer tras dos acciones fulgurantes de Martinelli, empujaron al City contra las cuerdas.
Silva sobreactúa
La reanudación después del intervalo no despejó la neblina que cubría el juego del City. El equipo de Guardiola no se abrió camino por la continuidad en el dominio, que es su seña de identidad, sino por medio de un contragolpe que Bernardo silva se encargó de culminar con una mezcla de fútbol y dramatismo. Metido en el área de Ramsdale, el portugués hizo dos recortes antológicos ante Xhaka que, al verse burlado, hizo lo que era de esperar en el más desequilibrado de los mediocentros. Por un lado agarró a su oponente, por otro, le cruzó una pierna en el límite reglamentario. Consciente de la zona gris que atravesaba, Silva se dejó caer como una pluma. Su sobreactuación gozó del reconocimiento del VAR, que alertó al árbitro. Mahrez ejecutó el penalti y tanto el público como los jugadores del Arsenal proclamaron un atraco al grito de “dive”, traducido como piscinazo. La montonera de manifestantes arrastró a Atwell, que pronto pareció tan indignado como Xhaka, y amenazó con expulsiones.
Lo que sucedió en el minuto siguiente fue vertiginoso y oscuro. Nathan Aké acababa de sacar un balón que a punto estuvo de atravesar la raya de gol, tras un error de Laporte, cuando Atwell cumplió su promesa y castigó a Magalhaes con la segunda amarilla. La expulsión obligó al Arsenal a reorganizarse. Arteta, que dirigió el partido desde su confinamiento, ya que tiene la Covid, sustituyó a Odegaard por el central Holding, y Guardiola le replicó cambiando a Jesús por Gundogan. Los movimientos repercutieron en el destino del partido, media hora de tenaz resistencia local frente a desordenada carga visitante.
Abocado a los centros, lo natural fue que tipos corpulentos como Laporte y Rodri, enredados con los centrales, remataran el 1-2 en una jugada digna del fútbol más primitivo. Así lo gritó Rodri, descamisándose, encarado a los hinchas del Arsenal que le enseñaban el dedo corazón mientras sus compañeros lo iban abrazando convencidos de haber dado un golpe de gracia a esta Premier, sky blue desde el primer día de 2022.
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