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“La realidad es que España no está entre las favoritas”

Arranca este miércoles el Mundial femenino de balonmano tras la plata de 2019. José Ignacio Prades, seleccionador desde septiembre, analiza la cita que empieza en casa después de dos años de bajón de resultados y con cambios de última hora en la lista

Lorenzo Calonge
El entrenador de la selección femenina de balonmano, José Ignacio Prades, en el CAR de Madrid.
El entrenador de la selección femenina de balonmano, José Ignacio Prades, en el CAR de Madrid.Kike Para

Hace dos años, en el lejano oriente, la selección femenina de balonmano generó una de esas olas imprevistas, cortas pero muy intensas, que puso a los parientes lejanos de este deporte pegados a la televisión durante unos días. El equipo acudió al Mundial de Japón con el modesto objetivo de acabar entre las siete primeras, y se fue con la plata al pecho y maldiciendo una última acción fatal cuando quedaban cinco segundos que le dejó sin opción de título. Todo se alineó casi a la perfección y el subidón disparó las expectativas por enganchar otra racha de bonanza (las primeras cuatro medallas de su historia las logró entre 2008 y 2014); sin embargo, desde entonces las noticias no han estado a la altura de ese pico de adrenalina: novenas en el Europeo de hace un año y eliminadas en la fase de grupos de los Juegos, víctimas de sus dientes de sierra. Algo se había torcido y la federación decidió, a solo tres meses del Mundial del que es organizador (del 1 al 19 de diciembre), sustituir a su entrenador, Carlos Viver, por su ayudante, José Ignacio Prades (Petrer, Alicante; 46 años).

“Hay que ser valiente para asumirlo. Siempre tienes que arriesgar”, confiesa con naturalidad el nuevo técnico, que aceptó la dirección hasta esta cita mundialista y, en función del resultado, hablar después con los jefes. Asistente durante los cuatro años de Viver, conoce muy bien el vestuario, los recovecos de estos campeonatos, las dificultades recientes y habla claro sobre lo que viene. “La realidad es que no somos de las favoritas, en los últimos torneos no hemos estado en los puestos de arriba. Será difícil repetir lo de Japón porque se tienen que dar muchas circunstancias, pero a España siempre se le respeta por tradición, por esa pasión que ponemos y por el trabajo defensivo. Jugar en casa también debe ser un aliciente”, añade Prades, un jugador frustrado —”no muy bueno”, reconoce— que dejó las pistas a los 16 años tras una lesión y que ha hecho carrera como entrenador en la Liga femenina (ahora dirige al Guardés gallego). Su discurso didáctico, tranquilo, y unas gafas finas y grandes de pasta negra terminan recordando a uno de esos profesores pacientes de matemáticas. Cuesta imaginarlo pegando la gran bronca. “¿Qué no tengo pinta? Pregúntaselo a las jugadoras. Engaño mucho”, avisa con media sonrisa.

Las bajas y los cambios obligados de última hora en la lista abundaron en el enfriamiento de las expectativas. La lesión este martes de Lara González, jefa de la defensa y cada vez más protagonista en ataque, empujó a Prades a recuperar por vía de urgencia a Mireya González, una de las veteranas que se había quedado fuera por no estar al 100% físicamente. Nerea Pena, parada hace tiempo, y Marta López, lesionada de larga duración, tampoco están entre las 18 elegidas. En el subcampeonato de Japón también se cayó antes de volar la capitana Carmen Martín, pero ahora las ausencias son más y con variaciones sobre la campana. Toda una prueba de estrés.

Al Mundial, el técnico acude con apenas cinco partidos dirigidos (pleno de victorias contra Eslovaquia —dos—, Portugal, Polonia y Alemania) y confía en que el inicio suave ante Argentina (debut este miércoles a las 20.30, Tdp), China y Austria (pasan tres) le sirva para ir ajustando tornillos. En la segunda ronda, la cuesta se empinaría al cruzarse con las que se clasifiquen del grupo de Croacia (último bronce europeo), Japón, Brasil y Paraguay. Un recorrido con espinas pero no imposible que abre la puerta a los cuartos de Granollers sin necesidad de una hazaña. Bajar del escalón de las ocho primeras sería interpretado como una decepción.

Comparada con las grandes referencias (Francia, Noruega, Rusia o Países Bajos), España no va sobrada y asume que se encuentra un peldaño por debajo, pero con argumentos para colarse en la élite si consigue cuadrar su particular círculo: la regularidad. “Hay que ser más lineales y evitar los altibajos”, reclama el seleccionador. Algo que sí lograron en el Mundial de 2019 y perdieron luego por el camino, como se vio en los Juegos, donde fueron capaces de ganar a la futura campeona (Francia) y, cuando ya tenían los cuartos a mano, patinar de mala manera frente a Hungría. Una aspiración de solidez que debería reflejarse en menos pérdidas de balón, el gran socavón en los últimos tiempos.

Campeonato precario

“Nuestro juego pasa por conseguir más velocidad y eso lleva asociado el riesgo de pérdidas. Cuando no tienes cañones [en referencia a la superioridad física de muchas rivales], tienes que trabajar con recortadas. Debemos hacer las cosas más rápido y eso hace que cometamos más errores”, justifica Prades.

Pero más allá de lo que ocurra en la cancha, la cita en casa se presenta, según el técnico alicantino, como “un homenaje por todo lo que ha sufrido el balonmano femenino en España”, cuya Liga, la decimoquinta de Europa según el último ranking oficial, no da acceso de ninguna manera a la Champions. “Hubo un daño tremendo con la crisis económica de hace una década. Muchos clubes tuvieron que bajar la persiana [por ejemplo, el Itxako navarro, subcampeón de Europa en 2011] y no nos hemos recuperado del todo. Se han dado pasos, las estructuras han mejorado, los entrenadores de aquí aportan mucho, pero los salarios son muy bajos en comparación con otros campeonatos”, radiografía el técnico.

“Deberíamos dar un paso más para traer jugadoras de nivel y que los equipos tengan más experiencia internacional [10 de las 18 convocadas están en el extranjero]. Ahora hay muchas jóvenes que hace diez años sería impensable que estuvieran en la primera categoría. Por necesidad lo están haciendo y eso es bueno para ellas. Pero ese profesionalismo todavía no lo hemos recuperado. El trayecto está siendo duro”, se lamenta.

Ese balonmano femenino que sufre la precariedad del día a día encuentra este diciembre, y como anfitrión, los focos que tanto echa en falta con unas Guerreras que buscan otro fogonazo como el de hace dos años en la cita japonesa.

Jenifer Gutiérrez, contra Eslovaquia en el torneo previo al Mundial, en Madrid.
Jenifer Gutiérrez, contra Eslovaquia en el torneo previo al Mundial, en Madrid.RFEBM (Europa Press)

Las lista de España y el calendario del torneo

Primera fase. Argentina (hoy), China (día 4) y Austria (6). Todos a las 20.30, en Torrevieja. Se clasifican las tres primeras del grupo y con los puntos logrados ante las que también pasan.

Segunda fase. Contra las tres primeras del grupo G (Croacia, Japón, Brasil y Paraguay). Pasan dos a cuartos. Del 8 al 12. También en Torrevieja.

Fase final. Cuartos (días 14 y 15), semifinales (17), tercer y cuarto puesto y final (19, a las 14.30 y 17.30). En Granollers. Todo el torneo por Teledeporte.

Las convocadas. Porteras: Silvia Navarro (Rocasa Gran Canaria) y Merche Castellanos (Costa del Sol Málaga). Centrales: Silvia Arderius (Costa del Sol Málaga) y Alicia Fernández (Rapid Bucuresti). Laterales izquierdo: Carmen Campos (Dijon), Laura Hernández (Super Amara Bera Bera), Alexandrina Barbosa (Gloria Bistrita). Laterales derecho: Almudena Rodríguez (Gloria Bistrita), Irene Espínola (Neckarsulmer), Paula Arcos (Guardés). Extremos izquierdo: Jennifer Gutiérrez (Dortmund), Sole López (Costa del Sol Málaga). Extremo derecho: Carmen Martín (CSM Bucuresti), Maitane Etxeberria (Súper Amara Bera Bera). Pivotes: Eli Cesáreo (Super Amara Bera Bera), Kaba Gassama (Fleury) y Ainhoa Hernández (Rapid Bucuresti).

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