Retrato de un líder
En ‘El método Luis Enrique’, el periodista Lluís Lainz ofrece la posibilidad de acercarse al hoy seleccionar español desde una perspectiva profesional y personal
La vida son etapas. Y, cuando son de alta intensidad, es importante tener la capacidad de romper del todo con la anterior para poder alcanzar la siguiente. Cuando Luis Enrique Martínez colgó las botas, puso 15.000 kilómetros de por medio. En Australia, aprovechó para hacer surf y estudiar inglés. También para estar más tiempo con su familia. Atrás quedaban 14 temporadas en Primera División —repartidos entre el Sporting de Gijón, el Real Madrid y el F.C. Barcelona— 62 participaciones con la selección española y varios títulos, entre ellos el oro olímpico de Barcelona 92.
De regreso de Australia, se inició en las carreras de larga distancia. Su estreno en la maratón dejó un tiempo de 3 horas, 14 minutos y 9 segundos. Después llegó el Ironman, una prueba que exige nadar 3,8 kilómetros, pedalear durante 180 kilómetros y correr una maratón. Y luego la Marathon de Sables, que cubre 245,2 kilómetros del desierto del sur de Marruecos en seis etapas. Mientras se preparaba para esas pruebas, sacó los títulos de entrenador de fútbol. La siguiente etapa se divisaba ya en su horizonte. Sería entrenador profesional de fútbol.
En El método Luis Enrique (Córner), el periodista Lluís Lainz ofrece la posibilidad de acercarse al hoy seleccionar español desde una perspectiva profesional y personal. Lainz describe a una persona que se ha mantenido fiel a los atributos que ya lo acompañaban en su etapa de infantiles: trabajador, disciplinado, exigente, humilde, decidido, directo, con mucho carácter, generoso, capaz de disfrutar en cada momento de lo que está haciendo y con un gran sentido del humor. Desgrana la forma que tiene Luis Enrique de entender el juego y de gestionar las plantillas y los equipos de trabajo; los caminos que anteceden a su toma de decisiones; la importancia de un liderazgo firme, autoexigente y empático. También adelantaba —el libro se editó en 2015— algo que terminó por suceder: la división de opiniones que genera su figura. Igual que el propio Luis Enrique no contempla la existencia del gris, así sucede en su entorno, en donde todo son elogios encendidos o severas críticas.
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