Una liberación más que una alegría
Las palabras de Luis Enrique tras clasificar a España para Qatar transmitieron más alivio que celebración, lo mismo que decía Pelé sobre ganar un Mundial
Te llamas Robin Olsen y juegas para la selección de Suecia. Tienes molestias musculares en el abdomen tras una mala caída pero resistes… como toca y te han enseñado. La pelota vuela hacia tu escuadra derecha, Dani Olmo ha decidido que esa es la dirección más cercana para llegar al gol para España. Tocas, rozas el balón y sientes que te has ganado el sueldo, tal vez hasta un sitio en la historia del fútbol sueco porque aún quedan minutos para seguir soñando con la clasificación directa para el Mundial de Qatar. Al fin y al cabo tienes a Ibrahimovic en el campo y también tienes tu derecho a soñar.
Pero la pelota se va al larguero, rechace corto… y Morata que aparece por ahí para, como si fuera un entreno, controlar el balón y ponerlo, depositarlo, casi mecerlo dentro de tu portería. De seguir soñando a estar en la repesca todo en una décima de segundo, todo después de tu mejor parada.
Parecían cinco minutos de zozobra española preparada para defender como fuera cada centro, cada córner, cada fuera de banda largo, cada balón aéreo, que no están los suecos con tiquismiquis en cuestión de estilos y utilizan los más viejos manuales del fútbol para meterse directamente en un Mundial donde, con todo lo que se ha solido decir, hablar y opinar de Qatar, nadie debería desear ir pero en el que nadie quiere, así somos de contradictorios, faltar.
Y un minuto después de que el árbitro pita el final, 360 segundos después de que especuláramos con la posibilidad torturadora de una repesca complicada, pues ahí estábamos abriendo el baúl de los recuerdos, viajando a Sudáfrica y soñando, esto es gratis siempre, con que España sea favorita en la cita mundialista. Una semifinal de Eurocopa y una final en la Liga de Naciones, datos Andoni, siempre datos, parece que así lo deberían marcar, pero seguramente esta tortuosa ruta hasta el Medio Oriente nos pone un poco de plomo en nuestras alas soñadoras.
Escuchando a Luis Enrique en su rueda de prensa se constata aquella sentencia de Pelé cuando decía que ganar el Mundial había sido más una liberación que una alegría.
Y mientras La Roja sacaba billete para Qatar, Xavi seguía tomando decisiones en su Barça, adaptándolo de forma perfecta a sus deseos, a sus esquemas, desde el vestuario a la enfermería, desde el campo a los despachos, de tal forma que los internacionales que se fueron sumando a los entrenamientos iban descubriendo normas, horarios, jornadas de trabajo individual y muchas caras nuevas. Menos mal que la cara más conocida era la del míster, el jefe de la manada, Xavi, pero en otro rol al que todos se deberán acostumbrar.
El último ajuste ha llegado en el uso de una nueva herramienta informática para el análisis del juego y de la posición. Un instrumento a sumar a todos los que el FC Barcelona lleva desarrollando en los últimos 10 años, que le han convertido en un club avanzado en ese campo, como muestra su aplaudido Barça Innovation Hub, que es referencia mundial en estos asuntos y que seguro va a ayudar a Xavi para encontrar las mejores soluciones, los mejores espacios, las mejores opciones para proponerles el mejor plan a sus jugadores y que luego estos puedan ponerlo en práctica en el césped.
Una auténtica mina de datos para convertirlos en armas futbolísticas. Está claro que no nos vamos a aburrir así que, que llegue el sábado, que silbe el árbitro y que comience a rodar el balón.
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