Las mujeres no mandan en el deporte: solo ocupan el 14% de los puestos ejecutivos
Para acceder a las subvenciones ordinarias, las federaciones tienen que contar con cuatro mujeres o al menos el 40% de presencia femenina en sus juntas, pero los puestos de responsabilidad son territorio masculino
En España hay 65 federaciones deportivas. Sólo dos están presididas por mujeres: Asunción Loriente dirige la de Remo e Isabel García la de Salvamento y Socorrismo. El Consejo Superior de Deportes obliga desde 2014 a las federaciones a tener un porcentaje de representación femenina en sus juntas directivas u órgano similar para concurrir a las subvenciones ordinarias. Hasta 2018 el requisito era de tres mujeres o el 33%. Desde 2019, cuatro o el 40%. A partir de este año, el que quiera recibir subvenciones deberá contar con “como mínimo un 40% o cuatro mujeres en aquellas juntas con más de 10 personas, cinco para las de más de 15, seis para las de más de 20 o siete para las de más de 30″. Todas cumplen con la ley –sin eso no hay dinero- y presumen de ello; otra cosa es el papel que tienen las mujeres en los organigramas. Las hay vocales, en tareas de secretaría, recursos humanos, encargadas de las comisiones de deporte y mujer, pero en puestos de mando y responsabilidad apenas hay presencia femenina. De un total de 229 puestos ejecutivos sólo 32 los ocupan mujeres: el 14%.
¿Por qué hay tan pocas dirigiendo? Los motivos, según varios testimonios, son variados: machismo, ambiente hostil, retraso cultural y también razones económicas ya que el deportivo es un ámbito precario, poco profesionalizado y ligado al voluntariado en la mayoría de los casos.
Asunción Loriente, 49 años y en su segundo mandato de presidenta de la Federación de Remo (federación olímpica con 12.738 licencias según los últimos datos disponibles), lo resume así: “Esto es muy absorbente, es 24/7 [24 horas los siete días de la semana]. Yo me metí en esto porque a nivel personal era un momento en el que podía hacerlo, mis hijos ya estaban en la Universidad. Si son pequeños y hay que llevarlos, traerlos, acompañarlos, ir a la función de fin de curso, prepararles la cena… olvídate. Porque eso es imposible”. Asegura que ya ni procura vestirse de hombre. “Nada de pantalón y americana, me pongo un vestido y que se note bien que soy mujer. Somos tan pocas que hay que hacer apología de ello”. Aunque nunca se ha dicho a sí misma: ‘ay no, dios mío, voy a ser la única mujer, qué hago yo allí’, sí cae en la cuenta de que lo es cuando su hija, al ver fotos suyas, “se lleva las manos a la cabeza” y se lo hace notar. “¡Mamá, estás ahí con todos esos machirulos!”. Rodeada de hombres. Como la estampa política de Ángela Merkel.
Loriente entró en la junta directiva de la Federación en 2014. “Y fui la segunda mujer… la primera había entrado dos años antes”, explica. Si no es por las cuotas impuestas en su día por el CSD no estaría, probablemente, dirigiendo la Federación de Remo.
Isabel García tiene 51 años, lleva 30 en el ámbito directivo. Preside desde 2004 la Federación de Salvamento y socorrismo (15.836 licencias según los últimos datos disponibles). Tiene una larguísima trayectoria internacional (es vicepresidenta de la Federación europea y forma parte también de la ejecutiva mundial) y relata un “ambiente hostil” en sus comienzos, por ser joven y por ser mujer en un mundo de hombres. “Tienes que tener muchas ganas de pelear, porque el camino no es nada fácil. Cuando llegué en 2005 a la Federación Europea fui la primera mujer vicepresidenta de la historia. Me hicieron sentir como si estuviera en un sitio que no me correspondía, como si estuviera allí por accidente. Me senté en una ejecutiva en la que todos eran hombres, y en la que algunos tenían nietas de mi edad. Pasé ocho años tremendamente duros y complicados, con humillaciones, decepciones y sinsabores. No entienden que tiene que haber mujeres y ni mucho menos que tengan que opinar y menos aún si es una mujer 40 años más joven. Es algo totalmente inimaginable para ellos”.
Algo parecido le pasó cuando se presentó a la presidencia de la española. “Tanto al que le gané como sus más allegados ni siquiera reconocieron mi victoria. Era un accidente que había que cambiar hasta que volviera a entrar. Durante un año estuvieron detrás de una moción de censura y durante ese año la manera de dirigirse a la federación era como si estuviese gobernada por una comisión gestora”.
Por supuesto a la presidencia llegó con una trayectoria de 15 años dentro de la Federación. “Tienes que tener un recorrido muy grande, pasé por todos los estamentos, para conocer a la federación y para que me conocieran a mí. Mi predecesor no conocía a nadie…”, confiesa el mismo tiempo que asegura que el panorama ahora ha cambiado. “Respecto a cuando entré es como haber pasado de la noche al día. Ya no hay esa sensación de que estás ocupando un puesto que no te pertenece o que lo estás usurpando a un hombre. Hasta hace 15 años el ejecutivo era un mundo sólo de hombres, ahora ya hay mujeres, eso ayuda a que otras sigan el mismo ejemplo o que al menos opten a presentar esas candidaturas para poder estar en puestos de decisión”. Como tantas otras mujeres directivas cree, sin embargo, que al ser mujer la medición es diaria: “Tienes que estar permanentemente demostrando que vales para estar ahí”.
El panorama que pinta Mercedes Coghen, 59 años, campeona olímpica de hockey en Barcelona 1992 y vicepresidenta de la Federación de Hockey, es demoledor. “España no puede estar más inundada de igualdad, pero por mucho que lo esté, hay un postureo bestial. Seguimos igual que hace 20 años, cuando me pidieron organizar la primera semana Mujer y Deporte. Es tremendo”. La razón, según explica, es también cultural. “El mundo del deporte siempre ha sido un mundo muy de hombres, porque las mujeres deportistas han llegado tarde en España. Han hecho el camino muy rápido, pero han llegado tarde. Hasta hace muy poco tiempo había que pedir permiso al marido para comprar cosas. Culturalmente esto es un lastre, que se ha superado, pero no hay unos modelos tan asiduos para que la gente hubiera hecho el camino más rápido igual que lo hizo alguien antes”.
Es lo que percibe Coghen, que lleva más de media vida en el deporte y que se presentó a las elecciones para el COE (Comité Olímpico Español) y escuchó –según relata- a presidentes de federaciones (el voto de los de las olímpicas vale cuatro) decirle: “es que eres muy joven y eres mujer”. No sólo es una percepción. También lo escucha en el grupo de mentoring para mujeres directivas que propuso a ADESP (la asociación que agrupa a las federaciones españolas), creó y lidera. Está financiado por Iberdrola y Mujer y Deporte del CSD.
“A la primera reunión vinieron hombres, incluidos tres presidentes. Es importante que estén porque todos se tienen que dar cuenta de las cosas que pasan. Te encuentras con mujeres que trabajan en las Federaciones que te dicen: ‘ahora me encuentro a gusto porque puedo contarle cosas a alguien sin que me dé vergüenza y que me entienda perfectamente’. Sigue habiendo mucho machismo”, asegura. El programa de mentoring, que ella ha llamado Más mujeres en la línea de salida, pretende repetirse el año que viene y llegar a todo el territorio. Es fundamental “identificar quiénes son y dónde están las mujeres que pueden llegar”.
“Más mujeres en la línea de salida”
Su Federación es de las 10 que menos mujeres tienen (28%). “En las últimas elecciones se formó una Junta bastante joven, gente muy buena en tecnología, estrategia. Gente moderna. Cuando me enseñaron la lista dije: ‘me parece muy bien, pero no veo a mujeres’. Ya, sí, las tenemos que incorporar, pero no sabemos, no salen… ”. Finalmente las incorporaron. No las encuentran, dice Coghen, porque no las tienen en su ámbito cercano. “Se juntan y trabajan con el entorno en el que se han movido en su deporte, en sus equipos, sus amistades, el que más conocen. Hay que estar ahí para seguir trabajando con ellos y recordándoselo continuamente”. Y en algún corrillo ha llegado a escuchar estos comentarios: “¡Qué implicadas son las mujeres, son personas súper comprometidas, que aportan mucho. ¡Como si fuéramos marcianas!”.
Maribel Zamora, presidenta de la Federación catalana de voleibol desde 2008, es la única que discrepa y asegura que abordar el tema de la ausencia de mujeres en las federaciones desde la perspectiva de la “discriminación” es un error. Para ella es una cuestión de “posibilidad de tiempo de dedicación”. Zamora tiene 44 años, entró como directiva en la española en 2008, en 2012 la nombraron vicepresidenta y el año pasado le planteó al presidente, Agustín Martín, 20 años en el cargo, que quizás hacía falta un cambio. “No nos entendimos, me presenté a las elecciones, las perdí por un voto y las tenemos impugnadas en el Juzgado”.
La federación de voleibol es de las 65 Federaciones la que menos mujeres tiene (el 18,4%) y eso que el 73% de sus licencias son femeninas. Para Zamora, que no cobra ningún sueldo de la Federación y vive de la remuneración de controller financiero en un museo de Barcelona, el problema es que “no hay mujeres que se quieran meter en esto”. ¿Por qué? “Profesionalmente yo tengo un trabajo que me permite compaginar todo lo que hago en el mundo del deporte, porque si no, sería imposible. Las personas que se pueden permitir liderar proyectos son profesionales independientes, gente que ya se ha jubilado o gente como yo, personal en la administración pública que tenga esa permisividad y flexibilidad horaria, porque si no, es imposible”. Lo que hay que hacer, según ella, es visibilizar las bondades. “En el tema del liderazgo necesitamos convencer a las mujeres de que realmente aporta mucho estar ahí, no es tiempo perdido porque no tengas una compensación económica”.
Teresa Campuzano tiene 57 años, es abogada, y tiene la vida resuelta. Fue la primera vicepresidenta en la historia de la FEDME (Federación de Deportes de Montaña) que también está entre las 10 con menos representación femenina (20,7%) La echaron al mes y medio. Dimitió uno de los tres vicepresidentes y Alberto Ayora, el máximo mandatario, redujo a dos las vicepresidencias. “Me destituyó. Me dijo que llevábamos dos formas de trabajar diferentes. Eso sí, me pidió que siguiera trabajando en los temas de comité de árbitros, gabinete de crisis, pero sin cargo…”, dice. Cuenta que su nombramiento, como primera mujer vicepresidenta, ni siquiera fue publicitado. “Me nombró, empecé a trabajar, pero no me convocaban a las reuniones, no contaban conmigo para nada. Llevaba el área de gestión, márketing y de entrada al gerente le dijeron que no me diese cuentas de nada. Querían tener a una mujer florero”.
En su programa electoral, Ayora se comprometió a tener un 40% de representación femenina. Ahora mismo en la Junta no pasan del 21%. “¡Con el anterior presidente el porcentaje era de 22 y ya nos parecía un horror, imagínate!”, añade Campuzano. El pasado mes de abril en una reunión del área de mujer y montaña se trató, precisamente, el incumplimiento de la promesa electoral del presidente y se acordó trasladarle la “necesidad de contratar a una persona remunerada trabajando por la igualdad”, solicitar “la realización de un curso de formación en igualdad para todas las personas con responsabilidad en la FEDME” y “buscar e incluir a mujeres en todas las áreas de la FEDME y cubrir vacantes de puestos de responsabilidad con mujeres”.
Casi todas las personas consultadas para este reportaje creen que harán falta otros 30 o 40 años para alcanzar una igualdad efectiva. Las cosas no empezaron a cambiar, de hecho, hasta que no hubo “amenaza económica” del CSD. ¿Por qué cree que en 2021 todavía hacen falta esas amenazas para que haya presencia femenina en las Federaciones? Responde José Manuel Franco, Secretario de Estado para el Deporte. “Porque esto también es un problema de educación, y de cultura. Pero donde no llega la educación y la cultura hay que empujar y apoyar con la legislación, imponiendo este tipo de medida. Todavía no se ha producido el desembarco adecuado de mujeres en puestos directivos. Nuestro empeño va a seguir. De hecho, de cara al futuro inmediato vamos a utilizar parte del plan social del deporte de fondos europeos precisamente para favorecer esta igualdad y la inclusión de mujeres en puestos directivos”, responde. ¿No puede dar más tirones de orejas? “Las federaciones aunque tengan competencias públicas delegadas son entidades privadas, con lo cual no puedes obligarlas desde el punto de vista legislativo…”.
En las convocatorias de subvenciones para 2022 los criterios serán contar “como mínimo con un 40% de representación femenina en la Junta Directiva u órgano similar o al menos 4 mujeres en aquellas Juntas Directivas formadas por un máximo de 15 personas, 5 para las formadas por un máximo de 20 personas, 6 para las formadas por un máximo de 25 personas, o 7 para las formadas por más de 25″.
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