Carlos Alcaraz, una eclosión necesaria
La irrupción del murciano, apeado en los cuartos tras abandonar por primera vez en su carrera, por una lesión muscular, revitaliza a un circuito que busca nuevos activos para la transición hacia otra era
No fue un tipo duro y experimentado como Cameron Norrie. Tampoco un tallo francés como Arthur Rinderknech ni un treintañero bregado como Peter Gojowczyk. Ni siquiera el tres del mundo, Stefanos Tstitsipas. Al final, el único que ha sido capaz de ponerle freno a Carlos Alcaraz en Nueva York ha sido su aductor derecho, que después de cinco partidos y mucha tralla, ayer le frenó en seco durante el partido de cuartos contra Félix Auger-Aliassime. Cuando el canadiense ya mandaba por 6-3 y 3-1, tras 68 minutos, el español de 18 años, que previamente ya había solicitado la asistencia médica, se dirigió a la red y con un apretón de manos se despidió entre la cálida ovación de la central.
“Obviamente, al haber jugado muchos partidos y muy duros siempre van apareciendo pequeñas molestias”, abrevió el chico de El Palmar, la gran sensación de un torneo que ha escenificado una de esas eclosiones que el tenis pedía a gritos desde hace tiempo. En pleno punto de inflexión, cerca de pasar la página más extraordinaria de su historia, a su deporte se le iluminan los ojos con la irrupción, un boom en toda regla. “Cuando ves a alguien de su edad que golpea la bola tan fuerte desde ambos perfiles y se mueve tan bien”, es algo único, exponía esta semana Paul Annacone, en su día tutor de Roger Federer, entre otras figuras, en las páginas de The New York Times.
“Cuando yo tenía 18 años apenas jugaba futures –torneos de tercera categoría– y mi objetivo era pasar la primera ronda. Es genial para él, pero también lo es para el tenis. No sabes qué pasará después, si ganará 20 grandes o ninguno, pero llegadas como las de Alcaraz son necesarias”, proseguía tras lograr el pase a las semifinales el ruso Daniil Medvedev, quien en su despegue en la élite chocó una y otra vez contra un muro de tres capas, el formado por Nadal (35 años), Federer (40) y Djokovic (34). Campeones de largo recorrido, los tres litigan por el récord histórico de grandes mientras las mentes pensantes del circuito intentan desde hace tiempo edificar un futuro atractivo sin ellos.
Por eso, la aparición de Alcaraz y su magnífico desfile por Flushing Meadows suponen una bendición, acompañada de otras como las de la canadiense Leylah Fernandez (19) o la británica Emma Raducanu (18), que también brillan con luz propia en el grande norteamericano y oxigenan un deporte que, respetando los tiempos y la época gloriosa de las dos últimas décadas, demanda nuevos aires. Esto es, nuevos reclamos. Y el español, que apenas ha roto el cascarón y ya contabiliza marcas de precocidad, lo es en toda su dimensión porque reúne todos los ingredientes: concentra juventud, un talento diferencial, conexión con el aficionado y es de espaldas anchas. Es decir, no le pesa la presión.
Devorando etapas
Mientras la gran mayoría de los representantes de las dos últimas generaciones han ido deshaciéndose sin responder a las expectativas –reales en algunos casos y artificiales en otros–, Alcaraz ha seducido en un recorrido mínimo de ocho meses, poco más. El curso pasado ya envió señales, con su primera victoria profesional –con 16 años, en el ATP 250 de Río de Janeiro, contra Albert Ramos–, y en este ha ido dejando destellos y confirmaciones –el título de Umag, en Croacia– hasta que llegó definitivamente la explosión, el bombazo, lo que necesariamente tenía que pasar, según los especialistas.
“No he cambiado. Este torneo me ha hecho madurar mucho y he cogido mucha experiencia, pero sigo siendo el mismo chico y el mismo jugador de siempre”, rebajaba tras el abandono en los cuartos, el primero desde que empezara a competir a unos niveles considerables, cuando arrancó como adolescente en los futures y luego en los challengers. La primera etapa se la comió a bocados; la segunda, directamente, fue un tentempié y el salto a la élite llegó de forma casi inmediata. Con ella, registros y más registros que le subrayan como una excepción.
De tú a tú: madurez y técnica
Sin ir más lejos, los hechos dicen que es el profesional en activo que más pronto ha logrado al menos una victoria en los cuatro grandes escenarios (Australia, París, Londres y Nueva York); también, que mejora a los tres gigantes una vez disputados sus primeros cuatro majors, habiendo alcanzado la cota de los cuartos de final. Rafael Nadal no superó la tercera, al igual que Novak Djokovic, y Roger Federer se quedó en la barrera de los octavos.
Lo que no han podido hacer los rivales lo hizo el infortunio. Antes de saltar a la pista contra Auger-Aliassime, ya venía seriamente tocado por la exigencia de los duelos previos. Ante Tsitsipas sufrió del muslo derecho y con Gojowczyk fue el izquierdo el que le forzó a llamar al médico de pista. También le intranquilizaba la zona abdominal, protegida con cintas preventivas, pero al final tuvo que tirar del freno de mano. En cualquier caso, se marchó Alcaraz por la puerta grande, habiendo demostrado que a sus 18 años no solo es capaz de jugar de tú a tú contra cualquiera y que técnicamente va muy por delante de lo normal, sino que es un proyecto de oro.
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