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PAISAJES
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Equipos y otras cuestiones

Equilibrio es la palabra mágica que suele acompañar en los análisis justo antes de llegar a la conclusión de si tenemos un equipo. Porque el juego ya no es ataque y defensa, ahora se trata de defender atacando y atacar defendiendo

Mauricio Pochettino, entrenador del PSG.
Mauricio Pochettino, entrenador del PSG.BERTRAND GUAY (AFP)
Andoni Zubizarreta

Respuesta de Ronald Koeman, actual entrenador del FC Barcelona, cuando le preguntaron sobre la marcha, y consecuente baja, de Leo Messi: “Somos un equipo y estamos preparados”.

Equipo, esa palabra mágica, o mejor dicho, de significado mágico, en un deporte como el fútbol. El equipo contra las individualidades, ese ha sido siempre el leitmotiv de aquellos clubes que se enfrentan a los grandes, a esos que tienen una pléyade de estrellas para resolver el partido en una jugada, en una acción, en un gesto técnico único e insospechado, de esos que crean nuevas tendencias. ¿Quieren un ejemplo? Tal vez ese palco de jugadores de París en el que Messi, Neymar y Di María seguían el partido de su equipo y en el que, supongo, Messi era puesto al día de situaciones del juego, acciones del juego, reacciones y canciones de su nuevo público. Inmersión en la cultura de su nuevo club. Todo es lo mismo, pero todo es diferente.

Equipo, eso supongo también que debió pensar Nuno Espirito Santo, nuevo entrenador del Tottenham, cuando dejó a su goleador y jugador franquicia Harry Kane fuera del partido inaugural contra, ni más ni menos, el Manchester City, supuesto interesado en fichar al goleador londinense. Y la ecuación le salió cara con esa victoria de prestigio, tres puntos valiosos y alguien podría sacar la precipitada respuesta de que el Tottenham no necesita a Kane para ser grande. Es el riesgo de sacar conclusiones de lo inmediato, pero seguro que más de dos seguidores de los Spurs cenaron más tranquilos con esa victoria conseguida sin su mejor jugador. Y el Sr Lévy, presidente del Tottenham, ganó una semana de tranquilidad para seguir apretando su respuesta negativa a cualquier oferta sintiendo que tiene dos bazas ganadoras: si se queda Kane gana (y sus seguidores estarán encantados), si después de la victoria sube la oferta de los interesados y lo vende por un Potosí, también gana (y el propietario estará encantado). Veremos el siguiente movimiento de esta partida de póker.

Si nos vamos a París seguro que habrán visto ya alguna imagen de la complicidad entre Messi y Mbappé, los buenos se encuentran siempre y de forma natural. No les digo nada si se suma Neymar al asunto. Fantasía, creatividad, definición, uno contra uno, faltas, posibles penaltis… uf… de esas noches en las que los porteros no solemos dormir mucho cuando imaginamos todas las situaciones que el día siguiente tendremos delante de nosotros y sabiendo que por mucho que imaginemos, esos tipos nos van a hacer enfrentarnos con lo desconocido. Pero seguro que Pochettino estará pensando en cómo equilibrar a su equipo que ya la temporada pasada sufrió en las transiciones rápidas tras pérdida de balón.

Equilibrio es la palabra mágica que suele acompañar en los análisis justo antes de llegar a la conclusión de si tenemos un equipo. Porque el juego ya no es ataque y defensa, ahora se trata de defender atacando y atacar defendiendo.

Volviendo a Koeman y su Barça en reconstrucción (“su” porque el equipo es siempre del entrenador, y a veces del Director Deportivo, mientras se aclaran las dudas. Luego… luego… pues depende, si gana es de todos, si no gana pues te lo quedas en exclusiva), se diría que el Barça está determinado a repartirse las tareas, desde la recuperación del balón hasta los goles, quiere mirar al futuro para no pensar en el pasado, la voluntad individual es sumar para el colectivo y hasta el protagonismo se reparte aunque Pique ejerza de principal maestro de ceremonias.

Pero recuerden aquello de las conclusiones inmediatas para visualizar la vista a un San Mamés con público, vamos un San Mamés casi, casi de verdad, y repetir la valoración tras esos nuevos 90 minutos exigentes contra un club al que aquel tipo que llevaba el 10 le martirizó en cada final, en cada momento cumbre.

Como diría Simeone, el rey en la construcción de un equipo: “Partido a partido”.

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