La Liga enfoca al clásico
Rehabilitados en la lucha por el título tras el desplome del Atlético, Madrid y Barça se citan en el Di Stéfano antes de jugarse los blancos seguir en la Champions y los azulgrana la final de Copa
El calendario y el reciente declinar del Atlético de Madrid han vuelto a posar el foco de la Liga sobre el clásico a nueve citas para el final de la Liga. Hace solo 10 jornadas, por ejemplo, en enero, el Real Madrid circulaba aparentemente descolgado a ocho puntos del líder, el Atlético, y el Barcelona, incluso más lejos, 11 por detrás. La temporada parecía destinada a quedar archivada como de transición para ambos. Zidane no encontraba soluciones en la nueva camada de futbolistas, mientras Koeman probaba sistemas y veía cómo se derretían los cimientos financieros e institucionales del club; hasta que la junta de Joan Laporta entonó el himno de madrugada en una notaría, al límite del plazo para evitar la repetición de las elecciones. Para disparar las pulsaciones de medio planeta, el clásico ni siquiera necesita el aditivo de un título en juego, pero el campeonato se ha apretado y el ganador del partido de este sábado en el Alfredo di Stéfano (21.00, Movistar LaLiga) dormirá como líder. Incluso en caso de empate, el Atlético dejará de verse solo en cabeza, alcanzado por el Barça. La Liga ha reenfocado el clásico, y el clásico va a volver a calentar la Liga.
Pese a todo, ni el título de nuevo al alcance de Madrid y Barcelona resulta suficiente para despejar el aire crepuscular que envuelve este clásico. Los viejos rivales —245 enfrentamientos, 97 victorias blancas, 96 azulgrana— comparecen con el futuro de sus capitanes en el aire. A 81 días de que venzan sus contratos, ni Sergio Ramos ni Leo Messi tienen ningún acuerdo firmado para el próximo curso, y la posibilidad de que se trate del último clásico de ambos tiene poco de remoto. Sería el fin de los clásicos del clásico: Messi igualará las 45 citas de Ramos, que tendrá que seguir el encuentro desde la grada, después de su lesión en el gemelo con la selección española.
Zidane y Koeman dejaron claro ayer que desean que el de este sábado no sea el último clásico de los capitanes. “Ojalá que no”, dijo el francés sobre Ramos. “No va a jugar mañana [por hoy], es una pena, pero espero que se quede aquí”. Y lo mismo deseó para Messi: “Que se quede en el Barcelona, que está bien ahí. También para la Liga española”, dijo.
Desde el otro extremo del puente aéreo, el técnico del Barcelona se manifestó en la misma línea: “Lo mejor para nuestra Liga es que los mejores jugadores se queden hasta el último minuto en el que puedan jugar. Ojalá Sergio Ramos siga con el Madrid y Leo con nosotros”, dijo.
Eso, como el título liguero, tampoco lo resolverá este clásico. Como tampoco arrojará luz sobre el estado del fichaje más caro de la historia del Madrid, Eden Hazard, que pese a haber completado ya varias sesiones de trabajo con el grupo, ayer volvió a quedar fuera de la convocatoria de Zidane, que mantiene la cautela extrema sobre su regreso. “Depende únicamente de la sensación del jugador. Hay un proceso de recuperación, pero la sensación del jugador es muy importante. Es la sensación suya al final, si está para jugar”, dijo. “Está mejor”.
En el bando azulgrana sí han conseguido sumar efectivos para el clásico. Ayer regresaron a la lista Sergi Roberto y Gerard Piqué, después de la recaída de su lesión de rodilla. Su estado real determinará también el destino de De Jong en el campo, aunque eso no preocupa a Koeman: “Lo bueno es que puede jugar en diferentes posiciones. Aporta muchísimo si juega de central, porque con balón podemos salir mejor, pero desde el centro del campo también ha demostrado que puede llegar al área”, dijo.
El punto del calendario en el que se presenta este clásico resulta decisivo no solo por la Liga recién revivida, sino por la concurrencia con otros dos trofeos. El Madrid llega al duelo cuatro días después de derrotar al Liverpool (3-1) en la ida de los cuartos de final de la Champions, un partido extenuante, y cuatro antes de la vuelta en Anfield. “Hay temor ante cinco días decisivos. No hay tiempo de recuperación y Zidane va a tener que afinar como nunca para lograr acertar. Quiera o no quiera va a tener que elegir”, dice una fuente del club. No ha rescatado a Hazard, pero sí la energía de Valverde, que ya jugó unos minutos el martes.
Del otro lado, al Barcelona le espera el sábado que viene en el estadio de La Cartuja de Sevilla la final de la Copa del Rey contra el Athletic, el título que en las horas bajas Koeman veía más cerca para endulzar una temporada que amenazaba con el vacío. Pero la nueva situación de la Liga propiciada por el Atlético reenfoca un clásico que podría despedirse este sábado de Ramos y Messi.
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