‘Barçagate’: cómo medir el “sentimiento” del público hacia Bartomeu
La investigación destapa la opacidad de los contratos del Barça y su uso para rastrear las críticas al expresidente, alias “JMB”
Los investigadores del Barçagate han analizado al detalle los trabajos que el FC Barcelona encargó a la compañía Nicestream entre 2017 y 2020, por los que pagó 2,3 millones. Y han llegado a la conclusión de que buena parte de los informes están relacionados con la reputación personal de Josep Maria Bartomeu. Los trabajadores de la empresa —algunos de ellos han admitido la naturaleza del encargo— rastreaban Twitter y Facebook en busca de comentarios sobre “JMB”. Anotaban los mensajes de los admiradores y, sobre todo, de los “detractores”. Además de erosionar a sus rivales, Bartomeu vio en 2017 la necesidad imperiosa de mejorar su imagen pública, deteriorada por la deriva del club. Cuando asumió el proyecto, el dueño de Nicestream —Carlos Ibáñez, que ahora vive en Uruguay— constató que Bartomeu tenía “un 86% de comentarios negativos” en redes sociales.
Detenido el lunes por los Mossos y puesto en libertad provisional por la juez, Bartomeu es uno de los cuatro directivos del Barça investigados por los delitos de administración desleal y corrupción entre particulares. La magistrada Alejandra Gil indaga si el expresidente empleó dinero del FC Barcelona para fines que nada tienen que ver con el objeto social de la entidad. Esa es la clave de bóveda del delito penal y por eso las defensas intentarán combatirla. Los abogados asumen que la contratación fue opaca y se saltó la normativa interna, pero replicarán que, en cuanto al presidente, la imagen de Bartomeu bien merecía ser preservada frente a los ataques en las redes. Los Mossos consideran que el club fue perjudicado y cifran el daño patrimonial en hasta 1,2 millones de euros.
Si algo demuestran los informes diseccionados por los Mossos, a los que ha accedido EL PAÍS, es que Bartomeu no gozaba, en líneas generales, de una gran popularidad. Los trabajos medían, cada mes, la “evolución del sentimiento” de la audiencia y de los seguidores del Barça hacia el mandatario.
Uno de los informes más llamativo se titula Bots Font, en alusión a la presunta utilización por parte de Víctor Font —candidato a la presidencia del Barça en las elecciones del próximo domingo— de perfiles para atacar al presidente con el hashtag #bartomeuout. Los Mossos recuerdan que el “beneficiario” de ese trabajo es Bartomeu “y no el club como entidad”. Otro documento, titulado Detractores, menciona la existencia de “seis clusters [grupos] de detractores” vinculados al propio Font, pero también a Joan Laporta y Antoni Freixa, igualmente candidatos a la presidencia.
Nada parece escapar al análisis. Los avatares extradeportivos de jugadores del primer equipo y dirigentes se estudian en función de su impacto en la figura de “JMB”. Por ejemplo, el caso Neymar o el procesamiento del expresidente Sandro Rosell. En frases breves sobre una foto de Bartomeu, el informe destaca que “las críticas” al presidente fueron en ese caso “minoritarias”: alrededor del 10% de las menciones al tema. En abril de 2018, el presidente fue entrevistado en la cadena SER, lo que merece otro informe de lo que se cocía en Twitter. “Dominó el sentimiento detractor, pidiendo la vuelta de Guardiola y cuestionando su gestión”.
“Estafar al socio”
En el verano de 2018, el Barça presentó públicamente su nuevo modelo de Seient Lliure, un sistema que prevé compensar al socio que libera su entrada para fomentar la asistencia al Camp Nou y que generó una fuerte polémica. “El 51% acusaron a la directiva de estafar al socio”, resume el informe, que detalla una a una las “menciones directas” de usuarios a “JMB”. El nombramiento de Jaume Masferrer —uno de los investigados y principal artífice de los contratos firmados con la empresa de Ibáñez— como asesor presidencial fue igualmente recibido con críticas aceradas. “Los trolls y detractores de JMB aprovecharon la noticia para atacar a la directiva”.
Bartomeu y su mano derecha hicieron todo lo posible, según los Mossos, para que los supuestos contratos sobre “monitorización de redes” fueran confidenciales. Primero los “fraccionaron” en importes inferiores a 200.000 euros para esquivar a los órganos de control, como el comité de adjudicaciones de la junta directiva. Después trataron de incluir los gastos en los presupuestos de otros departamentos como La Masia —la escuela de formación de futbolistas— o la filial azulgrana en Hong Kong. Cuando la Cadena SER destapó, en febrero de 2020, la realidad de esos trabajos, Bartomeu maniobró para controlar la investigación interna —la jefa de cumplimiento normativo fue despedida— y para limitar la auditoría externa.
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