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La fragilidad de Van Basten

El libro, en el que el futbolista holandés no tiene piedad de nadie, es una síntesis de lo efímero que es todo en la vida

Pedro Zuazua
Van Basten
Portada del libro Marco van Basten, Frágil.

Avanzando a gatas para poder llegar al cuarto de baño en mitad de la noche. Marco van Basten nunca hubiera podido imaginar que pasaría por eso. Ni cuando debutó con el Ajax de Ámsterdam, sustituyendo a Johan Cruyff. Ni en las decenas de ocasiones en las que perforó las porterías rivales en la liga holandesa.

Tampoco cuando fichó por el Milan, con el que alzó numerosos títulos y, en tres ocasiones, el Balón de oro. Ni cuando el tiempo se detuvo en aquel instante de la final de la Eurocopa de 1988 que pasó a la historia del fútbol, cuando se inventó una volea que se convirtió en el “gol de Van Basten”.

Después de vivir todo eso, aquel delantero holandés al que comparaban con el bailarín soviético Rudolf Nuréyev se vio un día a cuatro patas en el pasillo de su casa, contando los 120 segundos que suele tardar en hacer el trayecto hacia el aseo. Cada vez que su tobillo derecho roza algún umbral, tiene que morderse el labio para no gritar de dolor. Es 1995. Han pasado dos años desde que, cuando tenía 28, jugó su último partido. Operaciones. Soluciones que no lo son. Y el que fuera mejor delantero del mundo se levantará al día siguiente con la única expectativa de pasarse el día en el sofá.

Casi tres décadas después llega Frágil (Córner), en el que el jugador holandés hace memoria y en el que, como el propio exfutbolista indica, no tiene piedad de nadie. Mucho menos de sí mismo. Desde su peculiar infancia, en la que vio morir a un amigo tras hundirse en un lago helado, hasta su experiencia como técnico y su salida de la FIFA, en 2018, el libro es una síntesis de lo efímero que es todo en la vida. En noviembre de 1992, San Marco anotó cuatro goles en dos partidos diferentes. El tobillo no dejaba de dolerle. En diciembre, lo operaron. Y nada volvió a ser lo mismo.

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Sobre la firma

Pedro Zuazua
Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Oviedo, máster en Periodismo por la UAM-EL PAÍS y en Recursos Humanos por el IE. En EL PAÍS, pasó por Deportes, Madrid y EL PAÍS SEMANAL. En la actualidad, es director de comunicación del periódico. Fue consejero del Real Oviedo. Es autor del libro En mi casa no entra un gato.

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