Dos leyendas y dos clubes en vilo
El Barça y el Madrid afrontan lo que queda de su bacheado curso sin aclarar el futuro de Messi, cuyo contrato defienden los tres candidatos electorales, y Sergio Ramos
El final del mercado de invierno más anémico en años, la segunda ventana bajo el influjo del coronavirus, marca otro hito en un calendario donde se alarga una insólita incertidumbre sobre los dos grandes del fútbol español. El Barcelona y el Real Madrid mantienen todavía en el aire el futuro de sus capitanes, Leo Messi (33 años) y Sergio Ramos (34), cuyos contratos vencen dentro de menos de cinco meses. Se trata del rasgo más llamativo de los momentos de debilidad acusada que atraviesan.
Ambos marchan a 10 puntos del líder, el Atlético, que ha jugado, además, un partido menos; los dos viven zarandeados por el delicado ambiente financiero, aunque con distintas intensidades; afrontan al mismo tiempo la necesidad acuciante de culminar transiciones pendientes: y ambos cierran el mercado de invierno más débiles de como lo empezaron.
El Barça mostró que es incapaz de afrontar la contratación de un joven central de cinco millones de euros solicitado por el técnico. Pero el asunto capital es el futuro de Messi, que no se resolverá hasta que el club tenga nuevo presidente el 7 de marzo. El jugador no se precipitará después del burofax enviado en agosto, cuando pidió su salida del club, a pesar de que la publicación de su contrato tensa la relación de ambas partes —El Mundo anunció este lunes que el Barça pagará en julio 39 millones al argentino por la cláusula de fidelidad aunque se vaya—. El interlocutor influirá en la decisión del 10 y difícilmente tendrá vínculos con la directiva de Josep Maria Bartomeu, con quien está enfrentado el jugador.
El candidato y expresidente Joan Laporta, que mantiene una buena relación con Messi, afirmó en RAC1: “Leo genera mucho más de lo que cobra: un tercio de los ingresos totales del Barça. Haré todo lo posible para que se quede porque tengo indicios de que se encuentra bien en Barcelona y que se quiere quedar. Necesita confiar en un proyecto deportivo para continuar ganando Champions”. “Messi no se guía por el dinero”, añadió Laporta, dispuesto a “investigar quién ha sido el que ha filtrado el documento del contrato de Leo si es que ha salido del club”.
El candidato Víctor Font defendió también el dinero que percibe Messi, “porque genera eso y más”. “El problema que tenemos es de masa salarial, pero no es por Messi sino por los salarios de todos los jugadores”, prosiguió. “Leo es un activo relevante, pero si no está no se acaba el mundo”. Y el tercer aspirante, Toni Freixa, precisó: “Messi pudo haberse ido y decidió quedarse; fue una buena idea. Tiene un contrato y hay que proteger su cumplimiento”. Los tres candidatos coinciden, en cualquier caso, en que los términos de una renovación pasarían por no tener en cuenta el acuerdo firmado en 2017 y que vence el 30 de junio. “Hay que presentarle un contrato imaginativo”, sostiene Laporta.
La llegada de Pochettino al PSG ha aumentado las expectativas del equipo francés para juntar a Messi con Neymar, a petición del propio brasileño, mientras Mbappé no renueva el contrato que acaba en 2022. El rosarino sabe también que una opción viable es la del Manchester City de Guardiola. Ambos clubes están igualmente pendientes de las elecciones del Barça. Hay un mes de tregua en el Camp Nou por la falta de una junta que pueda tomar decisiones e incidir incluso en el mercado de invierno: no se ha podido incorporar a Eric García ni a Memphis Depay y se ha negociado la salida de Todibo y Matheus.
El desgobierno del club, denunciado por Laporta y Font, posibilita, en cualquier caso, la aparición de noticias que alteren la campaña electoral y puedan incidir incluso en el resultado. Messi, de momento, calla y se mantiene a la espera porque no tiene con quién hablar hasta el 7 de marzo, momento en que a partir de las auditorias se sabrá la deuda exacta del club —el pasivo se acerca a los 1.200 millones— y cuánto le puede ofrecer económica y deportivamente el Barça.
Pulso salarial
El Madrid, nada partidario de contratar en invierno, esta vez se ha movido incluso en la dirección contraria. Con las cesiones de Jovic al Eintracht y Odegaard al Arsenal, ha seguido aligerando efectivos de una plantilla que, según el último informe de la consultora KPMG, es la que más valor ha perdido en el último año de entre los campeones de las cinco grandes ligas europeas, un 25%. Después de estas salidas, Mariano se queda como el único recambio puro para una eventual lesión de Benzema, y en el medio, el equipo mantiene solo a la tripleta clásica (Casemiro, Kroos, Modric), a Valverde (lesionado) y a Isco (adelantado por Arribas, jugador de 18 años del Castilla).
El ajuste de las cuentas es prioritario en los despachos de Valdebebas, donde todavía necesitan limar casi 70 millones de euros respecto del presupuesto, ya muy rebajado, que los socios aprobaron en diciembre. La parte mollar se confía a un nuevo recorte del 10% en el sueldo de los futbolistas, como el que aceptaron el curso pasado durante el confinamiento. Pero esta vez la negociación no está resultando tan sencilla. El vestuario se encuentra mucho menos predispuesto a transigir y el capitán, fundamental en abril en el engrase entre Florentino Pérez y la caseta para aquel tajo a los salarios, vive contrariado su propio caso de seguir con su futuro próximo en el aire.
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