El futuro de Ramos, entre faroles y abismos financieros
La renovación del capitán blanco sigue atascada ante la inflexibilidad de Florentino, angustiado por la estabilidad del club y dispuesto a dejarle ir si tiene una oferta mejor
Poco antes de la final de la Champions de 2018 en Kiev, Florentino Pérez prometió a Sergio Ramos una extensión de su contrato si el Real Madrid ganaba al Liverpool, según fuentes con acceso al vestuario conocedoras de la conversación. Ya con la decimotercera Copa de Europa en el zurrón, y todavía en Kiev, el presidente volvió a mencionar al capitán la ampliación del acuerdo, que vencía en junio de 2021. Este junio. Cuando Ramos tendrá 35 años. Acabó 2018, pasó 2019 con el amago de la huida del central a China, terminó el 2020 de la pandemia, y el contrato vigente en Kiev sigue siendo el contrato vigente hoy.
Sobre ese documento llevan meses disputando ambos de manera más o menos discreta, en un desacuerdo que deriva de una coincidencia inicial. Pérez, como dijo minutos después de que el Madrid ganara la última Liga, quiere que el capitán siga: “Si es por mí, Sergio Ramos va a estar aquí toda la vida”, dijo. El futbolista había resultado determinante tanto en el campo como fuera, donde contribuyó de manera decisiva a que la plantilla aceptara con rapidez y sin ruido un recorte del 10% en sus sueldos, además de renunciar a todas las primas. El capitán también quiere seguir, aunque considera que merece algo más de lo que Pérez le ha planteado hasta ahora, tanto en el contenido como en la liturgia.
Las posiciones las refleja otra conversación más reciente, de hace unas semanas, en la que, según una fuente conocedora del encuentro, Ramos le cuenta al presidente que ha recibido una jugosa propuesta del PSG, 20 millones anuales, a lo que Pérez responde que el presidente del club parisino, Nasser Al-Khelaifi, le había llamado para asegurarle que eso no había sucedido. El capitán replica entonces que Al-Khelaifi le estaba engañando. ”Mejor para ti”, responde Pérez, que le anima a aceptar.
Una fuente cercana al presidente del PSG desmiente el interés del club por el central: “No es cierto. ¿20 millones? Eso es más de lo que gana Mbappé. Es absurdo. Demasiada gente utiliza al PSG”, dice.
El planteamiento que Pérez ha hecho en las últimas semanas a Ramos incluye que se rebaje el sueldo el 10% esta temporada, para alargar el contrato otro curso con la misma rebaja del 10% y la opción de un año más en esas condiciones, según fuentes cercanas a los despachos del Madrid. Una fuente conocedora de las posiciones del capitán confirma que la discusión se está conduciendo en esos parámetros, pero que le incomoda el procedimiento.
El malestar de Ramos se deriva, sobre todo, de los aspectos formales, muy similares a los de aquel señuelo de Kiev: conversaciones breves, encuentros más o menos casuales. El capitán cree que su trayectoria y su rendimiento reciente merecen algo más de ceremonia: una oferta por escrito, una conversación formal, aclaraciones concretas sobre en qué condiciones entraría en vigor la extensión del segundo año.
Pero a Pérez le gusta ser quien maneja los tiempos. Ahora con Ramos y en su día con Cristiano. En septiembre de 2012, el portugués evitó de manera ostensible festejar sus goles al Granada y al acabar el partido remató con este dardo: “Estoy triste por un tema profesional y en el club lo saben, por eso no celebro los goles, porque no estoy feliz. La gente aquí sabe por qué”, dijo. Había pedido una mejora de contrato al presidente, que le había dado largas. Pese a la presión, el nuevo acuerdo no se firmó hasta un año más tarde, en septiembre de 2013.
Como le sugirió a Ramos en la conversación en la que apareció el PSG, el presidente del Madrid prefiere dejar marchar al central que variar su propuesta. “Si se va, traeremos a otro”, sostienen fuentes cercanas a la directiva, que explican que el contexto financiero es tan delicado que el club accedería a vender a cualquier jugador en caso de recibir una oferta lo suficientemente cuantiosa.
En caso de que Ramos no continuara en el Madrid, han mantenido, por ejemplo, contactos con David Alaba, central que termina en junio contrato con el Bayern, aunque el futbolista les ha comunicado que no tomará una decisión sobre su futuro hasta la primavera.
La negociación con el capitán se presenta con el club en uno de los momentos más inciertos de su historia, con pérdidas multimillonarias por la ausencia de público, la crisis de empresas con las que mantiene acuerdos comerciales y caídas en casi todas las partidas de ingresos.
En diciembre, la asamblea de compromisarios aprobó unas cuentas que contemplaban 617 millones de euros de ingresos, unos 300 menos que lo que habían proyectado para este curso. Los efectos de la pandemia en los clubes de fútbol, en especial de los de mayor tamaño, están resultando devastadores, como en el caso del FC Barcelona, con la deuda disparada, o del PSG, que prevé perder 204 millones esta temporada. En el caso del Madrid, las cuentas aprobadas contemplan unos números rojos de 69 millones, aún pendientes de ajustar. Ahora que está casi descartado que se vea público en los estadios en lo que queda de temporada, lo principal de la rebaja apunta de nuevo a los futbolistas. El club pretende recortarles otro 10% este año, pero se está encontrando con la resistencia de los jugadores, aunque alguno, como Luka Modric, ya ha accedido, como parte del acuerdo para alargar un año su contrato.
Pérez necesita a Ramos para engrasar de nuevo esa negociación; Ramos necesita que ese acuerdo se produzca para que su nuevo contrato encaje en las cuentas de la crisis, y el Real Madrid sabe que el capitán quiere atrapar un último gran contrato lo más jugoso posible, en una época en la que ha sufrido algún revés empresarial importante en sus negocios inmobiliarios.
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