Guardiola: “Los jugadores del Madrid saben que no ganar la Champions es casi un gran fracaso”

Pep Guardiola revisaba la platea de butacas con el ceño fruncido. Estudiaba las caras y procuraba controlar sus emociones según respondía, más preocupado por escamotear información que por revelarla. En la que fue su novena presencia como técnico del equipo visitante desde 2009, la sala de prensa del Bernabéu debió resultarle extrañamente familiar al entrenador del City cuando se presentó a ofrecer la conferencia protocolaria de la víspera de la ida de los octavos de final de la Champions. El tiempo se le pasó rápido mientras ingeniaba subterfugios. Cuando el jefe de comunicación del City anunció a la audiencia que le quedaban solo dos cuestiones por plantear, el periodista elegido le recordó a Guardiola que en 2010, sentado en la misma silla en la previa de unas semifinales de Champions calificó a Mourinho de “puto amo”, y le preguntó por su opinión de Zidane, que por la mañana le había elogiado como “el mejor entrenador del mundo”. Entonces Guardiola se rascó la nuca y despachó lo que fue su mensaje más elaborado.

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“Agradezco las palabras de Zidane pero no creo ser el mejor del mundo”, dijo. “Nunca he pretendido ser el mejor en mi profesión. No entiendo que un entrenador sea el mejor del mundo. Los artistas son los jugadores. Entiendo que en este negocio, como técnico, si ganas te valoran más y si pierdes te valoran menos. Lo que ha hecho Zidane es irrepetible. Muestra la magnitud, no solo de este equipo sino de este club. Los jugadores saben el peso que tiene el pasado del Madrid en esta competición, donde pocos equipos pueden competirle por historia. Los demás intentamos hacerlo en el campo pero fuera es imposible”.

Guardiola hiló palabras enigmáticas. Sugerencias sobre el Madrid que entraron en contradicción con su principio de que lo más importante de este negocio son los futbolistas. Inmediatamente añadió otra reflexión: “Entonces el jugador que viene aquí sabe que no ganar la Champions es casi un gran fracaso. Y haberlo conseguido tres años seguido demuestra que en esta competición no hay nadie mejor que ellos. Y para nosotros es un increíble reto poder enfrentarnos a este equipo, aprender, y entender cuáles son los problemas. Es un increíble reto. Estamos convencidos de que nos apetece jugar el partido. A ver si estamos a la altura de esta competición y de nosotros mismos”.

Guardiola ha dirigido ocho partidos en el Bernabéu. Cinco victorias y dos empates con el Barça, y una derrota con el Bayern en su última visita. La experiencia no le restó tensión. Se le notaba inquieto. Tal vez entusiasmado ante la situación que le colocaba en el camino de su máximo rival histórico en el momento en que se jugaba la temporada. Su exposición sobre su idea de lo que significa el “fracaso”, la presión psicológica que oprime a los jugadores del Madrid cuando afrontan una eliminatoria de Champions, se reflejó claramente en su alocución.

El técnico del City anunció que Raheem Sterling se encuentra perfectamente recuperado de su lesión muscular y está listo para jugar. Por lo demás, respondió con fintas. Dijo que no recordaba cómo era el Madrid en su último enfrentamiento, afirmación inconcebible en un obsesivo detallista como él. Repitió hasta tres veces que para él era un “honor” jugar en el Bernabéu, haber recibido a Zidane en Múnich en un viaje de aprendizaje y haber jugado contra Hazard. “Me sabe muy mal que no esté [Hazard]”, lamentó. “Tuve el honor de disfrutarlo en Inglaterra. Cuando lo ves de cerca dices: ‘¡Wow! ¡Qué jugador!’. Estoy convencido de que el Madrid ha hecho un fichaje estratosférico”.