El Real Madrid encuentra escapatoria ante el Bilbao
Los de Laso se citan con el Valencia en semifinales tras rendir al conjunto de Miribilla (93-83) en un duelo bravo y laborioso resuelto gracias a Campazzo, Tavares y el arrebato final de Llull
Por séptimo año consecutivo, el Real Madrid se clasificó para las semifinales de la Copa del Rey. El conjunto de Laso resolvió un duelo bravo y laborioso ante un conmovedor Bilbao Basket (93-83) gracias a la fiabilidad de Campazzo, Deck y Tavares (14 rebotes) y al arrebato de Llull en la recta final (12 puntos en el último cuarto, 19 en total). Aguantaron el pulso los de Mumbrú hasta bien entrado el tercer cuarto con Rouselle, Balvin y Kulboka liderando un meritorio reparto que, echó en falta a un Bouteille bien sujeto, pero exigió a los blancos paladas de intensidad para compensar el arrojo de los de Miribilla. No les bastó a los de negro, se impuso el cuajo competitivo madridista. Les espera el Valencia en semifinales.
Se presentaba el Bilbao Basket en el Carpena sin nada que perder, con un sorprendente expediente ante los grandes y dispuesto a dar continuidad a su fiesta liguera. A estas alturas del campeonato, los de Mumbrú marchan quintos, con 13 triunfos en 21 jornadas, y han ganado a los cuatro equipos Euroliga de la ACB. Al Valencia, en casa y fuera; a Baskonia y Real Madrid en Miribilla; y al Barça en el Palau. Y, con ese impulso, se lanzaron a competir sin complejos ante un Madrid con un punto enigmático, solvente hasta diciembre y oscilante desde comienzos de año. Con Rouselle, Balvin y Kulboka al frente, los de negro reaccionaron mejor desde los tacos de salida y tomaron la iniciativa del juego. Se defendieron los de Laso recurriendo a su argumentario más fiable, las asistencias de Campazzo y los rebotes de Tavares (seis y seis al descanso). El duelo entró entonces en un intercambio de golpes en el que los dos contendientes comenzaron a buscar el equilibrio entre la pegada y la retaguardia pero ninguno fue capaz de marcar tendencia (23-21, m. 10).
La diferencia se movió en márgenes exiguos, nunca más de cuatro puntos hasta el minuto 19 de la primera mitad, Rouselle y Llull se hicieron cargo de los respectivos volantes, y el partido comenzó a masticarse posesión a posesión. Lograron los blancos contener a Bouteille con la marca de Deck, pero su pobre porcentaje desde el perímetro les impidió cualquier estirón. Discutieron los de Mumbrú la batalla por el rebote para agarrarse al duelo, pero echaron en falta mayor aportación de su jugador franquicia para mantener la indispensable intendencia anotadora. Como un relámpago, justo antes del viaje a vestuarios, Campazzo anotó el triple que parecía anunciar el demarraje madridista (50-44) pero, acto seguido, el propio Bouteille devolvió el bingo para sellar una primera mitad pétrea y vibrante a partes iguales (50-47, m. 20).
Ni Madrid ni Bilbao habían encontrado las rendijas rivales, porque no las hubo. La diferencia estribaba en que, para los de Miribilla, el paso de los minutos era un refuerzo de ánimo y depósito y, para los blancos, una rémora de espesura y desasosiego que querían dinamitar. Un panorama idóneo para un artificiero como Carroll y un agitador como Campazzo, expertos en desatranques en la era Laso. Entre ambos, comenzaron a percutir sobre el fiable muro del Bilbao y lograron siete puntos de renta (57-50, m. 23), un éxito en mitad de las estrecheces. Con Randolph fuera de foco, Rudy renqueante y Laprovittola inédito, la rotación madridista se acortó pero también se volvió más concreta. Con un par de vueltas en defensa y los puntos de Carroll y Campazzo, el Madrid logró incrementar el porcentaje de desnivel del choque y al Bilbao Basket comenzaron a pesarle las piernas. En cinco minutos, entre el 23 y el 28, el conjunto de Laso armó un contundente parcial de 14-2 que dejó tiritando a su rival. Del 57-53 al 71-55. Esta vez sí, un repecho que parecía inabarcable para los de Mumbrú.
Pero, entre el orgullo y la resiliencia, el Bilbao buscó apurar su Copa. Sin Campazzo, Carroll ni Tavares en pista, los de negro ensayaron un meritorio reenganche (75-70 a falta de poco más de seis minutos). Lo interrumpió el segundo triple de Llull, el anticipo de una reivindicación cargada de puntos, hasta 12 en dos minutos y medio (con tres triples, uno de ellos con tiro libre adicional y dos lanzamientos más desde la personal), para resolver el duelo y sellar el pase del Madrid a la semifinal ante el Valencia. El primer paso en la pelea de los blancos por recuperar el trono en el que estuvieron ininterrumpidamente entre 2014 y 2017, por el título fetiche en la era Laso después de la conquista inaugural de 2012.
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