El Real Madrid, cooperativa del gol
Tras meses de sequía, Luka Jovic completa la lista de 13 futbolistas blancos que han anotado en las últimas cuatro semanas, por 14 del Barça en todo el curso
El gol más al límite de lo que va de curso para el Real Madrid, el 1-1 de Karim Benzema con 94:29 en el cronómetro de Mestalla el 15 de diciembre, desembocó en una sequía de mes y medio del francés, máximo anotador destacado del equipo. Después del estallido emocional de aquella noche, el equipo enlazó dos 0-0 (contra el Barça y el Atlético), el parón navideño, un encuentro en Getafe (0-3) y la lesión del francés antes de viajar a Arabia Saudí para disputar la Supercopa de España. Su puesto lo ocupó allí Luka Jovic, contratado este verano por 60 millones de euros como especialista goleador de segunda unidad. Pero Jovic no marcó. El remedio a la escasez, como para casi todo en este Madrid de la segunda época de Zidane, fue coral.
En las cuatro semanas que siguieron a la final del 12 de enero contra el Atlético de Madrid (0-0), los blancos se repartieron 17 dianas entre 13 futbolistas, una dispersión en la que ninguno sumó más de dos. En los seis meses transcurridos desde el comienzo de la temporada el Barcelona, por ejemplo, ha registrado 14 goleadores y el Atlético, 12.
El último en sumarse al reparto de los 13 de Zidane fue precisamente el primero al que se esperaba: Jovic. El serbio, que había anotado un solo gol —el 5-0 al Leganés en el Bernabéu el 30 de octubre—, entró el domingo por Benzema en El Sadar con el reloj en 87:07 y el marcador 1-3. Cuatro minutos después, cuando acompañaba hasta el área una combinación entre Vinicius, Modric y Valverde, se apartó ligeramente hacia el punto de penalti, y allí le llegó un pase del uruguayo que incrustó con la izquierda cerca de la escuadra de Sergio Herrera. Tres meses después, ahí comparecieron de nuevo los rasgos que le habían llevado al Madrid. “Es un nueve puro, un rematador. En el área, no hay ninguno de su edad como él”, asegura por teléfono Ben Manga, el director del departamento de captación de talento del Eintracht Frankfurt, el club alemán que lo fichó del Benfica en el verano de 2017, y que conoce bien las peripecias del serbio en sus procesos de adaptación.
“En Portugal, el entrenador tenía otras ideas, no le daba confianza; él no entró en el espíritu y la dinámica, y no funcionó”, dice Manga. Tampoco resultó sencilla su llegada a la Bundesliga. “Al principio le dijimos que tenía que tener paciencia. Le costó más de medio año de periodo de adaptación”, recuerda Manga sobre un tiempo en el que el técnico del Eintracht, Nico Kovac, se lo llevó a vivir a su hotel para cuidarlo de cerca, hablarle, acompañarle al gimnasio, a los entrenamientos...
“Hay que pensar que llega a un país extraño, con un idioma que no conoce, ni sabe cómo se juega, donde no tiene amigos... Pero en el fútbol no les damos tiempo. Si no marca cuatro goles en cada partido, con lo que ha costado, es que ya no vale. Pero no es el dinero el que marca goles”, dice Manga.
En su aterrizaje en el Bernabéu, con 21 años, también se ha llevado unos cuantos arañazos. Lo pasó bastante mal cuando llegó, recuerdan desde Valdebebas. “Todo el mundo le ponía a parir”. Y abundan en la tesis de Manga: “Todo el que llega a un ecosistema nuevo tiene que adaptarse. Los hay veloces como el rayo y los hay más lentos”, dicen.
Jovic también añora sus días felices de goles en Alemania: “No estoy contento con mi temporada, al menos hasta ahora. Sé que puedo mejorar. A veces veo vídeos míos en YouTube del año pasado y me pregunto: ‘¿Qué me pasa?”, dijo hace unos días en una entrevista concedida a un medio de su país.
Confianza ciega
Hay una de esas grabaciones que condensa como ninguna el momento más intenso de su idilio con el gol. Corresponde al último tramo de la temporada pasada. El 9 de mayo el Eintracht disputa en Stamford Bridge la vuelta de la semifinal de la Europa League, a la que llega después del 1-1 de la ida. Loftus-Cheek adelanta al Chelsea en el minuto 29. A la vuelta del descanso, Gacinovic filtra un balón que busca la carrera de Jovic. Mientras el serbio vuela hacia la pelota y hacia la salida Kepa Arrizabalaga, en la parte inferior de la imagen, Ante Rebic levanta los brazos y comienza a celebrar incluso antes de que Jovic alcance el balón. Y marca, claro.
Pese a la remota lejanía de aquella autoridad anotadora, el entrenador del Madrid mantiene la fe en el delantero. Lo explican desde Valdebebas: “En los entrenamientos su efectividad es enorme. Es un killer. Zidane lo ve y es lógico que insista con él. Sus compañeros ven en él un potencial tremendo”.
Jovic destaca en los frecuentes ejercicios de disparo a puerta de los entrenamientos. El técnico francés es especialmente insistente en esta suerte en la que implica a todas las líneas de la plantilla. No parece casual la contribución colectiva al gol, los tiros de tantos jugadores diferentes. Tres de los cuatro goles del domingo evocan dos de los juegos repetidos con mayor frecuencia en las prácticas. Lucas Vázquez remata en carrera un balón que le deja a un lado Benzema, algo que repite Zidane colocándose él mismo en el balcón del área mientras van pasando todos al disparo. Los de Isco y Jovic son voleas de pelotas que les llegan desde un lado, eco de los centros laterales repetidos en las sesiones de trabajo.
“Jovic fue muy felicitado por todos en el vestuario. Fue una gran alegría. En los entrenos se hincha a marcar de esos y por fin le sale en un partido”, dicen desde Valdebebas.
Manga cree que está volviendo a su camino: “Si está bien de cabeza, si Zidane le da confianza, 20 ó 30 minutos, algún partido entero, para mí está clarísimo que va a triunfar en el Real Madrid”, dice. Mientras, los blancos siguen desplegando su extenso abanico de goleadores.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.