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La lucha permanente de Alex Collado

Setién echa mano del filial y se lleva a Bilbao al delantero catalán, de 20 años, que tuvo una infancia dura y complicada

Jordi Quixano
Collado, en el partido de Liga contra el Valencia.
Collado, en el partido de Liga contra el Valencia. Eric Alonso (Getty Images)

Hace seis años, antes de coger la mochila para ir a un torneo en Rusia con el Barça, Alex Collado (Sabadell, Barcelona; 20 años) le dio un beso a su abuela Ascensión, enferma de cáncer, y le dijo que le dedicaría el triunfo. Así lo hizo. Levantó la Copa al tiempo que brindaba por su àvia sin saber que había fallecido. A su regreso, se enteró de la noticia y tardó siete meses en acudir al cementerio, destrozado como estaba.

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Para Alex su familia materna lo es todo —abandonado por su padre a los seis años, cuando sus progenitores se separaron—; él y su madre se fueron a vivir a casa de los abuelos al quedarse en la ruina. Tanto es así que antes de fichar por el Barcelona, en 2009, se aseguró de resolver el asunto que preocupaba en casa, pues su abuelo Emilio era quien le llevaba a todos los entrenamientos y partidos y el dinero no sobraba. Por lo que convinieron que en su nómina mensual siempre hubiera un extra de 100 euros para el abuelo, para que pudiera seguir acompañándole a todos los sitios.

Aquel esfuerzo tiene hoy su recompensa. El Barça y Setién han decidido darle los minutos de Carles Pérez —traspasado a la Roma— y probarlo en el primer equipo hasta que acabe el curso. “O se queda o se revaloriza”, señalan desde el club azulgrana. De momento, el delantero viajará a Bilbao (junto a otros jugadores del filial como Iñaki Peña, Riqui Puig y Araujo) para el partido de cuartos de la Copa que hoy enfrenta al Barcelona con el Athletic (21.00 horas, Cuatro).

Y ahora que Emilio tiene cáncer —la enfermedad se repite en la familia, su tía Emilia falleció hace poco también por un cáncer— Alex quiere regalarle goles en Primera. A él y a su madre, Susi, trabajadora de la limpieza que hizo todo por sacar adelante a sus hijos, pues Alex tiene un hermano, Jonathan, que también juega al fútbol, en el Sant Feliuenc.

Habitual en las convocatorias de Setién, que decidió junto al técnico del filial, García Pimienta, rechazar las insistentes ofertas del Mallorca y el Sassuolo en este mercado invernal, el club quiere retenerlo: “Confiamos en que dé un paso hacia delante”, explican. Y eso que costó que fuera del Barça.

Del Espanyol al Barça

De niño, Alex empezó en el Mercantil, equipo en el que jugaba el nieto de Nico, un ojeador del Barça de la zona. “Nos lo recomendó y lo fuimos a ver porque Nico no fallaba, se le escapaban muy pocos chicos”, recuerda Albert Benaiges, entonces director de la cantera. Pero el Espanyol se lo llevó antes. “Llegó con seis años junto a Pol Lozano, que ya ha debutado con el Espanyol”, explica David Fernández, hoy coordinador de captación de talento de la cantera del Real Madrid; “desbordaba talento, finura y precisión, además de tener un gran disparo y ser explosivo en los últimos metros”. Y ya era tan tímido como ahora porque en un viaje a Castellón, David le obligó a tomarse el puré y lloró sin parar, por más que la relación entre ambos fuera buenísima.

Dos años más tarde, sin embargo, el Barça volvió a llamar a su puerta y le convenció para jugar en el Alevín B. “Veía muy bien el fútbol y tenía esa puntita de velocidad diferencial. Me gustaba mucho y siempre pensé que podía encajar en el juego del Barça”, apunta Benaiges, ahora jefe de los ojeadores del Visel Kobe japonés.

Con el paso de los años, Collado no detuvo su progresión. “Siempre ha sido de las mejores zurdas de su generación junto a Sergio Gómez”, reconoce un técnico de la casa; “Alex destacaba por su calidad, pero también era un jugador muy intenso, nada vago. Además, con llegada y gol. Era muy completo”. Y nunca dio problemas, tímido y reservado como es. Más bien soluciones y por eso ha alcanzado el primer equipo. “Hay que estar mentalizado para poder jugar en cualquier momento y estar tranquilo, tener confianza y hacerlo como en el Barça B”, responde cuando le cuestionan si tiene prisa; “mi mentalidad es trabajar en el filial y llevarlo lo más arriba posible. Lo otro viene solo”.

Y con Setién parece que sí viene. Aunque no sabe si se ganará un sitio, sabedor de que Ansu Fati le ha tomado la delantera, además de Dembélé y Trincão, que se sumará en el verano próximo. Algo que tampoco parece preocuparle porque tiene contrato hasta 2021 —con una cláusula de 50 millones que se duplicará cuando sea del primer equipo a todos los efectos— y, además, el Barça puede aplicar una renovación automática por dos cursos. Pero eso ya llegará porque la lucha de Collado todavía no ha terminado.

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