La federación de atletismo prohíbe las zapatillas de Kipchoge en Viena
El nuevo reglamento internacional legaliza, sin embargo, los modelos de Nike que han revolucionado las marcas de maratón
Las zapatillas de competición no podrán tener una suela de más de 40 milímetros de grosor ni contar con más de una placa de carbono en su interior. Estas características, consagradas en su nuevo reglamento por la federación internacional de atletismo (WA), corresponden justamente a las especificaciones de las Nike Next%, el modelo, que junto a su antecesor, las Vaporfly, revolucionó el maratón desde su irrupción en el asfalto en los Juegos de Río 2016.
Con ellas, Eliud Kipchoge ganó el oro olímpico y con ellas batió en 2018 el récord del mundo de la prueba de 42,195 kilómetros (2h 1m 39s); con ellas también, Brigid Kosgei batió en 2019 la plusmarca femenina de la distancia (2h 14m 4s). La federación, sin embargo, prohíbe ya el uso en pruebas oficiales de la AlphaFly, la zapatilla con un tacón de 50 milímetros y tres placas de carbono cuyo efecto muelle impulsó a Kipchoge el 12 de octubre pasado a convertirse en el primer hombre que corría el maratón en menos de dos horas (1h 59m 40s).
Respondiendo con años de retraso a las demandas de los deportistas, WA (por World Athletics, el nuevo nombre de la IAAF) ha publicado por fin el reglamento con el que pretende garantizar la igualdad de oportunidades de todos los atletas y encauzar el desarrollo tecnológico en el atletismo. Para impedir el uso de zapatillas prototipo, la federación presidida por el exatleta Sebastian Coe ha decidido que a partir del 30 de abril próximo, tres meses antes de los Juegos de Tokio, todas las zapatillas admitidas deben ser accesibles a todos los atletas en todo tipo de comercios desde al menos cuatro meses antes.
Los modelos de zapatillas de Nike, que generan un ahorro energético superior al 5%, cuantificable a entre dos y cuatro minutos menos en un maratón, habían despertado una gran polémica en todos los sectores del atletismo. Los aficionados y muchos técnicos se alarmaron porque el peso de la tecnología excesivo dejaba en segundo plano el entrenamiento, la calidad y el esfuerzo del atleta; los deportistas que calzaban otras marcas por contratos de patrocinio o incapaces de encontrar en el mercado los modelos de sus rivales, hicieron pública su frustración al sentirse derrotados por atletas cuyas marcas siempre habían sido inferiores.
Las zapatillas prohibidas por el reglamento a los deportistas en competición podrán, de todas maneras, seguir siendo usadas por los corredores populares.
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