El Nápoles enreda a la Real Sociedad
El equipo de Gattusso vence en Anoeta (0-1) con un gol de Politano en un partido muy disputado que complica la vida al cuadro de Imanol Alguacil
El otoño va a ser duro para la Real Sociedad, al menos en Europa, aunque en el campeonato doméstico las cosas le vayan muy bien. Perdió en Anoeta frente a un Nápoles que había caído en la primera jornada y tendrá que sudar tinta. El siguiente rival, el próximo jueves, es el líder AZ Alkmaar, que cuenta sus partidos por victorias. Fue un partido igualado, que se decantó por un acierto puntual del equipo italiano.
Y eso que a la Real se le quitó una enorme carga de encima cuando en el minuto 20, Insigne recibió un balón en medio campo, y en lugar de encarar se quedó parado, levantó la mano y pidió el cambio. Había sido, hasta ese momento, la avispa que picaba en el trasero de la defensa donostiarra. Un par de aproximaciones suyas habían marcado la diferencia hasta ese momento. Primero fue tras un error de Remiro, que sin presión alguna, después de pensárselo un buen rato, le regaló la pelota al punzante italiano, que disparó demasiado cruzado.
Otra vez fue Insigne quien apretó las tuercas realistas cuando se llevó una pelota en la que los locales, algo ingenuos, pidieron falta sin recordar que el árbitro era inglés, más permisivo con la pierna fuerte que los colegiados de LaLiga. Combinó raudo con Petagna, que toco hacia Mário Rui, cuchillo afilado entre las líneas locales, y que se plantó ante Remiro. Le faltó finura y efecto a su disparo, que recorrió la línea.
Tal vez despistados por la ausencia a última hora de Aritz Elustondo, que apareció en la alineación oficial pero no lo hizo en el césped por un pinchazo en el bíceps durante el calentamiento –le sustituyó Sagnan–, a los chicos de Imanol les costó cogerle el aire al partido.
Los del Nápoles eran palabras mayores. Nada que ver con el medio pelo croata de la primera jornada. Son un grupo con oficio, espoleado constantemente desde la banda por Gatusso, entrenador hiperactivo, tan agobiante en la banqueta como lo era con sus rivales en el césped.
Equilibró el partido la Real, porque Chucky Lozano no es Insigne, ni tiene su jerarquía, por mucho que sea un futbolista apañado. Silva empezó a funcionar en medio campo, y entonces Ospina empezó a sentir más inquietud en la portería, aunque a lo donostiarras siempre les faltó un pase o les sobró un regate cuando acechaban el área del guardameta colombiano. No intervino, pero sintió cerca el aliento de la vanguardia local.
También en el comienzo de la segunda parte, cuando la Real inició un acoso intermitente en campo contrario. Sólida la zaga italiana, fue como el aledaño frontón Atano III. En sus paredes rebotaban todos los balones que colgaban Oyarzabal o Portu.
Sólo una vez se estiró el Nápoles, fue en el minuto 54. Politano combinó con Bakayoko, recibió de nuevo mientras recorría la frontal del área, y disparó con fe. La pelota rozó a Sagnan, que desvió lo suficiente como para despistar a Remiro. El Nápoles cogía ventaja en un partido parejo. Se volcó la Real desde entonces, aunque Ospina sólo tuvo que intervenir una vez en un puntiagudo disparo de Isak, que envió a córner.
Asustaba el equipo visitante en las contras, pero su mejor opción llegó en un lanzamiento de falta, desde la frontal, que remató Osimhen a la red. El árbitro inglés estuvo muy atinado en su análisis para anular el gol. Mario Rui se había resbalado al disparar a puerta y golpeó la pelota con los dos pies.
El tanto le hubiera ahorrado al Nápoles los apuros de los minutos finales, cuando la Real se lanzó definitivamente al abordaje, aunque sin encontrar la fortuna en ningún lance. Ospina neutralizó el disparo más peligroso, a cargo de Willian José y frustró la última esperanza txuriurdiun. Los puntos se los cedió al Nápoles, que le complica la vida a la Real, empatado con los italianos tras dos jornadas. El AZ Alkmaar es líder del grupo con dos victorias.
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