Dembélé y Griezmann no le quitan la razón a Koeman
El extremo, incapaz de sortear a su pareja de baile, y su compañero francés, que no resultó eficaz de delantero centro, pierden ante el Getafe la ocasión de reivindicarse
Koeman no se anda con chiquitas, natural ante los micros e incluso con los jugadores, tan halagador cuando está contento con su rendimiento como crítico cuando algo le chirría. No cambiará el técnico su forma de ser —así lo aclaran sus excompañeros del Dream Team— y menos si los futbolistas no le quitan la razón. Entre otras cosas porque decidió dar una oportunidad a los dos jugadores señalados del vestuario, Dembélé y Griezmann, y ninguno se salió con la suya. Jauja para el Getafe.
Dembélé compuso un recital de pifias, incapaz de comprender el juego asociativo del Barça —por más que sea la cuarta temporada que lleva en el club— o, peor aún, empecinado en que su juego está por delante de cualquier idea colectiva. El ejemplo se dio en el minuto 25, cuando recibió un pase en la zona de tres cuartos y, tras levantar la cabeza, arrancó una carrera que se entrecortó de buenas a primeras porque se tiró demasiado largo el balón, regalo para el rival. Nada nuevo porque en los tres primeros minutos contaba tres pérdidas. Al acabar el primer tiempo ya sumaba siete errores no forzados (como se denomina en el tenis) y la convicción de que a cada ocasión que recibe el esférico lo mejor que puede hacer es correr en vertical. Sensación de peligro y vértigo que acaba indefectiblemente en agua de borrajas.
No contaba con él Koeman porque incluso llegó a citar a Konrad de la Fuente, del filial, por delante de él y se limitó a un: “Nunca se sabe qué puede pasar en el fútbol”, cuando le cuestionaron sobre la continuidad del jugador antes de que se cerrara el mercado veraniego. Penalizado al ostracismo, con apenas 20 minutos en los tres partidos anteriores; sentado en el banquillo ante el Celta —aunque calentó en la banda— y el Sevilla. Pero jugó ante el Getafe y pareció mejor que no lo hubiera hecho porque al acabar el primer tiempo llegó a las 14 pérdidas.
Algo similar ocurrió con Griezmann, más suelto por dentro pero sin demasiado espacio porque Messi quería correr por los pasillos interiores. Así pareció decírselo en el minuto 20 a Koeman, que asintió desde el costado, momento en el que La Pulga abandonó la banda derecha y se juntó con Pedri, que es lo contrario a Dembélé —porque le ha alcanzado con poco más de un mes para entender el fútbol del toco y me voy azulgrana—, capaz de quitarle la mediapunta a Coutinho y sobre todo a Griezmann, que hace unos días le pidió al entrenador que le colocara de enganche como hace Didier Deschamps en la selección francesa, donde se expresa con confianza y buen fútbol. No así en el Barça, donde apenas participa del fútbol coral, incluso desafinado en el remate como en esa ocasión que Pedri se la filtró entre el central y el lateral pero erró en el remate, desajustado y alto porque le pegó con la derecha cuando tenía tiempo para tomarse un café. “Ya he dicho varias veces que tenemos mucha calidad arriba, y Leo, Ansu o Antoine pueden jugar en varias posiciones. Se pueden cambiar y es importante tener esta alternativa”, resolvió Koeman sin entrar a valorar por una vez el fútbol de su futbolista.
Ansu, con poco, supera a Dembélé
A la queja velada de Griezmann, Koeman fue diáfano. “El entrenador es el que manda”, replicó. Pero le hizo caso para dar descanso a Coutinho, que regresaba de jugar con Brasil frente a Bolivia —77 minutos con un gol— y Perú —sustituido en el 70— y el consiguiente viaje transoceánico. No funcionó el francés de ariete como sí hiciera, por ejemplo, el año pasado ante el Ibiza con dos goles en el partido copero, y acabó por ser recolocado en el costado cuando Koeman suplió a Pedri por Coutinho.
Al mismo tiempo, pasada la hora del encuentro, se marchó Dembélé para chocar las manos con Ansu Fati, que ya en la primera jugada llegó al área rival y provocó una falta. Más que lo que logró el extremo francés en su vuelta al tapete, pues no era titular desde el 27 de noviembre del curso anterior, noche en la que se lesionó ante su exequipo, el Borussia Dortmund.
Perdió el Barça y no encontró refugio alguno en los franceses, desubicado de nuevo Griezmann aunque jugara por dentro, y desnortado Dembélé porque, simplemente, no dio pie con bola.
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