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El Giro pone en alerta a la Vuelta a España

Los equipos Mitchelton y Jumbo se retiran de la carrera italiana tras ocho positivos y la ronda española prohíbe aficionados en los puertos

Carlos Arribas
Steve Kruijswijk, antes de la salida de la sexta etapa.
Steve Kruijswijk, antes de la salida de la sexta etapa.LUCA BETTINI (AFP)

El Giro considera pinchada su burbuja anticovid después de encontrar ocho positivos en los PCRs efectuados el día de descanso, un 1,4% (1.400 por 100.000) de las 571 pruebas tomadas entre domingo y lunes y analizadas en un laboratorio de Milán. Pese a ello, no habrá confinamiento ni para la burbuja principal, la configurada con los ciclistas, auxiliares, directores y responsables técnicos. “Más tests haces más positivos encuentras. El número me parece relativamente bajo”, dice el director de la carrera, Mauro Vegni. “Tenemos confianza. Es verdad que hemos perdido piezas importantes, esto lo reconozco, pero lo importante es llegar a Milán. En este momento el peligro de que no lo consigamos es cero, no veo elementos que me digan que hay que parar el Giro”.

20 ciudades, 20 hoteles diferentes, el Giro, una pequeña ciudad ambulante, una burbuja de burbujas, que desplaza más de 2.000 personas diariamente, sigue su marcha hacia Milán, donde tiene prevista su llegada el domingo 25 de octubre.

La carrera, a la que aún le quedan dos semanas, continúa, pero afronta hoy martes en la décima etapa los temidos muros de Tortoleto sin otro de sus favoritos, Steven Kruijswijk, undécimo en la general, a 1m 24s de Almeida, y con solo 20 equipos, ya que tanto el Jumbo de Kruijswijk como el Mitchelton, tras dar positivo cuatro de sus auxiliares, se han retirado al completo. Al Mitchelton le quedaban cinco corredores y el Jumbo mantenía aún los ocho con los que partió de Palermo el sábado tres de octubre. Así mismo, resultaron positivo el ciclista australiano Michael Matthews, del Sunweb (el equipo de Kelderman, segundo en la general), un auxiliar del AG2R y otro del Ineos. El Sunweb, pese al positivo de Matthews, ha decidido continuar. De Lanciano hacia Tortoreto partió al mediodía un pelotón de 20 equipos y 145 corredores, dos conjuntos y 30 ciclistas menos que los que tomaron la salida de la primera etapa en Palermo.

Después del positivo de su líder, Simon Yates, el Mitchelton analizó a todos sus componentes y al no dar positivo ninguno más decidió seguir en carrera. Tres días después, constatando que había contagio dentro de su burbuja, el equipo australiano se ha retirado al completo. Dentro de las burbujas de los equipos los auxiliares son los elementos que más contacto tienen con el exterior. Son ellos los que hacen la compra en los supermercados para que el cocinero tenga fruta y productos frescos en la despensa de su camión cocina, los que se relacionan en las gasolineras y los que suben las maletas de los corredores a las habitaciones de los hoteles.

En el Tour, que se se disputó en septiembre con medidas similares, ningún corredor dio positivo y ningún equipo debió retirarse. “Pero aquí, en el Giro, la organización no está a la altura. Mientras en el Tour en los hoteles de los equipos no podía alojarse nadie que no fuera de la burbuja, en el Giro coincidimos el otro día cuatro equipos, la policía y el servicio Shimano de asistencia neutral”, critica el holandés del Jumbo Van Emden. “Y debimos compartir el buffet de la cena con clientes que no eran del Giro”.

“Hoy volveremos a hacer pruebas a todos los equipos que han tenido un problema, y el jueves volveremos a hacer pruebas a todos los equipos para comprobar que el virus no se estuviera incubando en algunas personas y aún no hubiera dado la cara en los PCRs del lunes”, añade Vegni, quien, el sábado pasado, reaccionando al positivo de Yates, ratificó su voluntad de que la carrera llegara hasta Milán “siempre que un número importante de casos en las pruebas del día de descanso no le obligaran a revisar su posición”. “Serán las autoridades sanitarias quienes nos digan lo que tenemos que hacer”, dijo, “pero el Giro quiere ser un símbolo de esperanza y optimismo, y debe llegar a su final en Milán, el 25 de octubre”.

La Vuelta, que comienza el próximo martes 20 en Irún, está muy atenta a todo lo que sucede en Italia. La carrera española ha puesto hoy mismo en marcha una campaña de sensibilización para que la afición se quede en casa, no salga a la carretera, y contribuya así a que la burbuja sanitaria en la que se englobará la carrera sea segura. No se permitirá el acceso a los grandes puertos de montaña —Arrate, Farrapona, Angliru, Tourmalet, Laguna Negra, Ézaro, Orduña, Covatilla, y Moncalvillo— ni el público podrá acercarse a las salidas a la zona de los ciclistas a pedir autógrafos. Los organizadores están convencidos de que el Tour, otra carrera suya, superó la prueba de la covid por la severidad de las medidas aplicadas, que repetirán en la Vuelta.


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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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